viernes, 22 de julio de 2022

Borboneando


 

El gerundio, que, como es sabido, es un modo verbal impersonal que se caracteriza por señalar que la acción´ verbal se está llevando adelante, se identifica por añadir a la raíz y como desinencia la terminación n –ando o en –iendo. Por ejemplo: cantando, conociendo, etc. En ocasiones, pueden funcionar como adverbio ya que aporta información sobre el modo en que es llevada adelante la acción.

En este caso, me referiré al verbo borbonear, que si bien no está, de momento, recogido en el D.R.A.E., no dudo que al final del escrito todos sabremos el significado que expresa el citado verbo.

No obstante, y dada la confusa barrera jurídica entre ofensa y descripción de hechos, y también una cierta indefinición en lo que se puede interpretar como “Ofensas a la figura al Jefe del Estado”, que lleva aparejada responsabilidad penal, me abstendré de dar una definición, y me limitare a narrar hechos contrastados por la Historia, o sucesos ampliamente difundidos por los medios y que son en sí mismos lo suficientemente definitorios.

Como cuestión previa, es importante decir que se trata de una familia muy proclive al absolutismo, a pesar de que tras la instauración (de dudosa legalidad, por decirlo de manera eufemística) se han adaptado a la figura parlamentaria.

Al contrario que lo manifestado por el comunicador José Miguel Monzón (El Gran Wyoming) “sí que me va o me viene” la figura de la Monarquía española por varias razones:

A)    Es la forma de gobierno en la estructura formal del país donde resido, del que tengo que aceptar sus leyes, y al que pago mis impuestos.

B)    Su instauración fue impuesta por el Dictador que sometió el país a sus despóticos caprichos. No se puede legitimar la Monarquía con el Referéndum constitucional, ya que nació viciado al tenerse que votar como un todo en un claro ejemplo de “trágala”.

C)    Las únicas razones que pueden alegar los partidarios de las monarquías son la tradición secular y/o que son el ejemplo y la  representación del pueblo. La primera está desmontada en el apartado anterior. La segunda se puede responder con unas preguntas ¿Ejemplo de qué? ¿Alguna persona honrada se puede sentir representada por alguien de la jaez del Emérito?

Quizás el tema de la inmunidad del Rey recogida en la Constitución no sea tan casual ni tan inocente como se ha querido aparentar. Dado que, además de las cuestiones de la entrepierna, si por algo se han caracterizado los Borbones, es por su afán de atesorar riquezas por medios a los que los ciudadanos no tenemos acceso, al menos no de forma no punible. Tanto es así, que se dice que Alfonso XIII tuvo que salir de España no por causas políticas sino por ladrón.

Hay algunos casos que llaman bastante la atención en la trayectoria del emérito:

a)    ¿Cómo es posible que su situación económica pasase en pocos años de tener que pedir un préstamo para ir a Grecia a poder regalar millones a su “amiga especial”?

b)    El mal ojo para elegir amigos, pues una gran parte de ellos acabaron condenados por delitos económicos.

c)     Su “capacidad” de auto análisis cuando una periodista le preguntó si daría explicaciones.

d)     Su desfachatez y falta de respeto a los ciudadanos en sus “homilías” navideñas.

Por cierto, y de vuelta al borbonear ¿no sería hora de que Hacienda se interesara en averiguar cono  obtiene  los ingresos una de sus nietas para llevar un tren de vida que incluyen alquilar habitaciones de hotel por un importe de 1.000 € por noche?


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