Tengo que reconocer que estaba equivocado; ya
que a raíz de la boda del Príncipe D. Felipe, pensé que dada estrechez de mira
y la mojigatería en temas de sexo de los seguidores de la monarquía no
admitirían como heredera a la Corona de España a una divorciada, de la que se
dice también que tuvo relaciones íntimas de forma bastante promiscua. Creí que sería
demasiado para su entorno, tanto más cuando Dña. Letizia (el corrector ortográfico, me avisa que
Leticia se escribe con c, pero yo no tengo la culpa que no hayan sabido
corregido la falta de ortografía) tenía y tiene una familias poco en
consonancia con lo que se vine llamando una familia tradicional: padres
separados, hermanas un tanto peculiares
e incluso los abuelos estaban con un problema judicial. Pero no, me equivoqué.
Todo seguía igual. Perdonándose al Rey todo, riéndose sus “gracietas” como
asesinar a un oso previamente emborrachado y sus supuestas aventures extra
conyugales.
Y he ahí, que el supuesto yerno perfecto, del
que se decía que muchas madres desearían que sus hijas se hubiesen casado con
él, se convierte en un adalid
republicano, que ha hecho y está
haciendo más por la venida de la III República que todos los partidos
supuestamente de ideología republicana.
Cierto que lo ideal, hubiese sido que el clamor por la república
hubiese sido por la convicción de los
ciudadanos de que no se puede admitir una jefatura del estado como heredera del
sangriento dictador que padecimos. La excusa de que se legalizó la monarquía
como consecuencia de la aprobación de la Constitución no es válida, pues la
citada Constitución se aprobó para romper sin violencia con las leyes
franquista; estoy seguro que si en unos de los artículos hubiese dicho que la
presidencia del país tenía que estar constituida por marcianos, también se
hubiese aceptado, al fin y al cabo, tampoco hay tanta diferencia entre ser
marciano y ser cabeza de una monarquía recién instaurada a raíz de un mandato
del general de tan nefasto recuerdo y considerar que fue elegida democráticamente.
Pero, ¿qué le vamos a hacer? La República
está más cerca gracias a un presunto ladrón que quiso hacer fortuna demasiado
rápidamente a la sombra de una institución de la que su cabeza es un
irresponsable (La constitución dixit). Al final cuando llegue la Republica
deberemos recordar ese refrán que dice: “Dios escribe derecho con renglones
torcidos” (O es al revés?)