No soy votante habitual del PSOE, pero en
alguna ocasión, cerrando bien los ojos y la boca y tras taparme la nariz, sí
que lo he sido. Por eso, como votante ocasional, muy ocasional, creo que puedo
dar mi opinión sobre el origen de la situación que en estos momentos está
atravesando este partido.
Para ello tengo que posicionarme sobre la
esencia del partido, ya que sostengo que es un partido de centro – derecha, o
incluso derecha, con votantes de centro – izquierda, e, incluso, de izquierdas,
lo que ocasiona en muchos momentos tensiones estructurales.
En unas circunstancias de cambio y
coyunturalmente malas, eligieron a un Secretario General de escaso peso
específico y con un perfil político bajo como una solución temporal, esperando
que amainase el temporal. Ya puestos, lo eligieron con un cierto atractivo físico
personal, esperando que captase el voto de los/as que votan fiándolo todo a la
imagen exterior del candidato.
A pesar de tener que enfrentarse con un
candidato debilitado por los casos de corrupción, por el aumento descontrolado
de la deuda pública, y por los recortes sociales, la oposición ejercida por el
PSOE había sido durante toda la legislatura pasada tan inexistente como
ineficaz, pues, si bien dada la amplia mayoría absoluta del PP estaban abocados
a perder en todas las votaciones, no supieron (o viendo la situación actual, no
quisieron) desgastar y dejar en evidencia al partido y al propio gobierno por todas
sus actuaciones lesivas para los ciudadanos, sus contradicciones, sus engaños y
su ineficiencia.
Les salió relativamente bien la apuesta.
Perdieron votos, pero muchos menos de los previsibles por su nula labor de
oposición. Es más, hubieran podido quizás llegar a gobernar en coalición con
Podemos para formar un gobierno alternativo. Pero, ni la ejecutiva, ni la plana
mayor de la Ejecutiva, ni, en su momento, Pedro Sánchez quisieron contemplar la
posibilidad de una alianza coyuntural con dicha formación. Pruebas fehacientes de
ello son: la absurda pregunta formulada en la consulta a sus militantes
(obsérvese que hablo de absurda pregunta, no de la consulta en sí), y el
acuerdo con C’s, hecho por la puerta de atrás, en el figuraban puntos cerrados,
mientras estaban en negociaciones con las formaciones de la izquierda ¿Alguien
en su sano juicio puede pensar que esa es una forma lógica y leal de negociar?,
¿Alguien pudo pensar que ese pacto, con puntos que se estaban aún debatiendo, y
que cerró el PSOE con C’s, no traería la ruptura de negociaciones con la
izquierda?
¿Qué pretendía el PSOE si, por una parte,
cerraba la posibilidad de acuerdos puntuales con las fuerzas independentistas,
y, por otra, imposibilitó un acuerdo con izquierda?, ¿Forzar unas segundas
elecciones como las que se hicieron?
Con estas segundas elecciones, la teórica
izquierda salió debilitada, la suma de ella sus diputados/as no
superaba, ni tan siquiera igualaba, a la alianza previsible PP y C’s. Pero dado
el número de escaños que se obtuvieron, sus votos resultan necesarios para la
investidura del Sr. Rajoy como Presidente, dada la completa
incapacidad de este para obtener el número de votos de otras formaciones que le
faltan para poder lograr su investidura sin la abstención del PSOE.
¿Qué hace el Secretario General del PSOE?
Empezar a tomarse en serio la posibilidad de liderar un gobierno alternativo
con Podemos, y calibrar si el órgano de dirección que había vetado cualquier
tipo de acuerdo con los nacionalistas podría variar su postura. Pero, por
encima de todo, mantener su negativa a cualquier posibilidad de facilitar, por
activa o por pasiva, que el Sr. Rajoy fuese Presidente del Gobierno.
Puestos en esta tesitura ¿Qué
alternativas había? O Pacto con Nacionalistas y Podemos, o terceras elecciones.
¿Resultado de esa posición adoptada por
el Sr. Sánchez? Las consecuencia que vimos la pasada semana, que resulta ser un
suicidio más o menos controlado del PSOE, y que quizás convenga valorar pasadas unas semanas, a la vista de la
evolución de la situación.
Posiblemente, continuará
Publicado en El Periscopi el 17 10 2016