Otra vez, y resulta
monótono y muy aburrido comentarlo por sus reiteraciones, vemos que nadie ha
perdido las elecciones. Todos han ganado. Todos los partidos, portavoces e
“hinchas” están ufanos y muy satisfechos de haberse conocido.
El PSOE, que
desciende en expectativas de voto, y que, a pesar de ser la fuerza más votada
en muchas autonomías y ciudades, ha perdido la oportunidad de gobernar, se declara vencedor, como si no supiera que
no gana la lista más votada, si no la que más apoyos tiene.
El PP, que pierde
gran número de apoyos y mayorías, porque, que gracias a apoyos vergonzantes de
la ultra derecha, va a ¿gobernar? con las exigencias y coacciones de Vox.
Olvidando, por supuesto, su propuesta programática pretérita de que gobernase
la lista más votada.
El C’s, lejos de su
pretendido liderazgo del centro derecha, porque espera sacar réditos en
posibles pactos electorales ¿Dónde quedan sus promesas de regeneración de la
vida política si pacta en Madrid con el partido de los grandes escándalos de
corrupción, en muchos de los casos ya juzgados y con sentencia? ¿Dónde quedan
su supuesto centrismo y sus ideas liberales, si, de forma más o menos
encubierta, se alineará para que gobierne, de facto o de manera encubierta, la
extrema derecha?
Unidas Podemos
anuncia que su apoyo aún es significativo ¿Y se sentirán orgullosos por ello?
En Madrid se ha perdido por el enfrentamiento de egos, uno por su prepotencia
manifiesta, el otro por no actuar con ética con tal de no estar supeditado al
otro ¿Desde cuándo es más importante el líder que la idea? ¿No se han enterado
de que, incluso en la extinta URSS, se renegó del culto a la personalidad?
Dicen que van a hacer auto crítica ¿Cuándo? ¿A qué esperan los dos “lideres”
para anunciar su dimisión irrevocable, tras haber matado con sus personalismos
la formación que apuntaba a ser el referente de una nueva izquierda?
Si hay un vencedor,
triste vencedor, este es Vox, pues, a pesar de haber perdido dos tercios de sus
apoyos de hace apenas un mes, ha quedado en situación de coaccionar, y hacer
valer sus tesis ante el ansia de poder, por encima de cualquier sentido ético,
al resto de fuerzas de la derecha.
Por último, hemos
perdido los ciudadanos puesto que, por la desidia y la ignorancia de muchos, ha
remontado de nuevo la abstención. Son tan estúpidos e inanes que no se han
enterado de que, si ellos pasan de la política, la política no pasa de ellos.
Pido perdón a mis
(escasos, si es que me quedan) lectores por el tono un tanto agresivo, y lejos
del sarcástico que en general utilizo, pero es que hay
días que uno tiene que explayarse.