En estos
días, no dejan de aparecer críticas tanto en los medios tradicionales como en
las redes sociales sobre la contratación de la nueva secretaria del President
(Juanrá I El “Engominao” para entendernos) desde distintos ámbitos.
Lamentablemente,
desde mi punto de vista, dichas críticas, no se refieren a su aptitud para el desempeño de sus
funciones, es decir: a sus méritos o carencias profesionales o a la
idoneidad de sus conocimientos, ni de su posible falta de experiencia, tampoco
a la profundidad del manejo de idiomas que dicen que domina, ni que su
licenciatura sea reciente. Desconozco si la explicación oficialmente dada sobre
los méritos que posee son ciertos o no, y creo que por ahí deberían ir las
opiniones. Pero no, las críticas vienen por
qué en su momento la nueva secretaria se presentó en un certamen para “miss
algo” y que desfiló y posó en biquini.
No estoy a
favor de los certámenes de belleza, personalmente me recuerdan demasiado en su
forma a los concursos de ganado, y en su fondo a un semillero de “juguetes
rotos”, ya que juegan con los sueños de persona generalmente poco formadas. Pero
esa es mi opinión que no tiene razón para ser la correcta. Descalificar a una
persona, por haberse presentado a uno de esos certámenes, me parece de una
estrechez de miras y de una moralidad caduca preocupante.
¿Acaso no
son rechazables los anuncios tipo: “Se necesita empleada, imprescindible buena
presencia”? Creo que tan discriminatorio y machista es exigir que sean
agraciadas como que se descalifique a alguien por el hecho de serlo o tenerse
por tal.
Si la
persona en cuestión es válida, lo será tanto con un aspecto físico como por
otro.
Publicado en El Periscopi el 24 05 2013