Quizás sea muy mayor, quizás me haya (hayan) vuelto un tanto cínico y pesimista,
pero no acabo de verle un desarrollo con posibilidades de influir en un futuro
al desarrollo directo de la sociedad a Podemos-Podem.
Pienso que es un movimiento aparentemente novedoso,
dentro del anquilosamiento que sufrimos en la política al uso. Que resulta
ilusionante un modelo en las que las propuestas nazcan de arriba abajo, que no
haya líderes, solo portavoces de la mayoría. Que las decisiones se tomen por
amplias mayorías y no por cúpulas acostumbradas a considerarse la quinta
esencia de la democracia. El carácter
asambleario de la formación, donde cada persona es un voto prescindiendo de
cualquier jerarquía que pudiese tener en la formación. Todos estos postulados y
algunos más de los que propugnan, hacen que teóricamente nos encontremos con el
ideal de cualquier persona con concepto amplio de lo que debe ser la Izquierda.
Pero el problema, al menos tal como yo lo veo, es
que el sistema que propugnan es muy parecido al que adopto la F.A.I. durante la
II República y que por si alguno no recuerda, en las segundas elecciones generales llevaron a que la derecha más
reaccionaria gobernase el país por su
virginal concepción de la política, ya que propugnaron la abstención. Y en
plena guerra incivil, en vez de dedicar sus esfuerzos a derrotar el golpe
militar faccioso, que en mi opinión era lo primero y fundamental, se dedicaron
a intentar establecer sus postulados sin tener en cuenta la situación.
Creo que románticamente, el que no haya lideres, que
todas las propuestas sean debatidas y en su caso aprobadas, que no existan
estructuras estables son muy atractivas ¿pero no habría que establecer unas
prioridades de actuación? ¿Quién las fijaría? Si para fijarlas, se establece
algún tipo núcleo decisorio ¿no se contradeciría con el espíritu que los ha
inspirado?
No tengo nada que objetar a la idea del asambleísmo,
pero eso si, silo como idea. He asistido a demasiadas como para pensar que es
una solución y que impera en ellas la democracia. Al final, el que más grita,
el que propone las medidas más demagógicas es el que triunfa, no importando que
en la práctica sean irrealizables o que puedan resultar nocivas para el
colectivo. ¿A cuántos sindicalistas
consecuentes y honrados se les ha llamado vendidos en una asamblea por
proponer un acuerdo que si bien no contemplaba todos los puntos, era
beneficioso para el colectivo y para su futuro?.
Como dije en un escrito anterior, me gustaría
equivocarme, pero…
Publicado en El Periscopi el 07 07 2014