viernes, 19 de mayo de 2017

Eppaña va bien


Se suele decir que hay mentiras, grandes mentiras y estadísticas. La frase, como todas las frases hechas, tiene una parte verdadera y otra falsa. No es cierto que las estadísticas, como parte de las matemáticas, mientan, ya que son una ciencia exacta. Pero la estadística, como casi todo en esta vida, es manipulable. Puedes introducir parámetros, y luego obtener infinidad de datos, todos ciertos, pero siempre se tienen que tener en cuenta los diferentes resultados, y no, sesgadamente, buscar unos que, si no lo relacionas dentro de un contexto, pueden resultar engañosos.

Esta introducción me viene dada por los datos del empleo que manejan el Gobierno y las Comunidades Autónomas para mostrar su satisfacción con los resultados de su política de empleo, que, aparentemente, crea puestos de trabajo de una forma continuada, pero cuyos resultados triunfalistas no se ven correspondidos con la situación de la España real.

Por una parte, se asevera que se firman cada mes miles de nuevos contratos. Pero estos no se corresponden con la disminución del paro ¿Qué puede pasar?, ¿Qué llegan nuevos emigrantes?, ¿Qué se incorporan más jóvenes al mundo del trabajo? Ambas hipótesis son erróneas, ya que ha descendido el número de emigrantes en el país, y el paro juvenil no baja.

La causa es  muy sencilla: la diferencia entre el número de contratos y la bajada del paro viene marcada por la precariedad laboral, donde un mismo trabajador puede, y de hecho lo hace, firmar varios contratos en un mes, lógicamente, con sus correspondientes ceses de actividad.

Pero el problema de la precariedad, con ser muy grave, no es el único, pues viene agravado por las jornadas laborables contratadas: contratos de horas o de días. Y aquí no voy a entrar en lo que todo el mundo  comenta sobre el fraude de las jornadas laborales  con contratos de cuatro horas diarias, que se convierten en la práctica en jornadas de 8, e, incluso, 12 horas diarias, y sin cotizaciones ni  horas extras remuneradas, ya que esto es una cuestión para la inspección del trabajo. Ante la situación del mercado laboral, y las dudas (aunque más bien son certezas) de la situación real, la solución para comparar la situación pre crisis con la actual es muy sencilla y resultaría muy clarificadora: consistiría en publicar al tiempo de los datos sobre el paro, las horas cotizadas a la seguridad social.

¿Por qué no lo hace ninguna de las administraciones que tienen acceso a esos datos? Siendo mal pensado, es porqué se les caerían los palos del sombrajo a todos los que alardean de los miles de contratos firmados en el ámbito de su jurisdicción, y tendrían que dejar de auto alabar su gestión en materia de empleo.

Siguiendo en esa dirección, también se podrían mostrar los datos estadísticos, no solo de las horas cotizadas, sino del importe de las mismas, lo que daría la explicación matemática de la razón por la que, encontrar un empleo, no significa salir del estado de pobreza.

Pero bueno, todo esto son elucubraciones de un pensionista (al que le suben su pensión el 0,25%) y que tiene mucho tiempo libre. A la mayoría de la gente de este país le interesan los temas importantes como pueden ser: si Ronaldo es el mejor del mundo, o si es Messi el mejor; si los árbitros harán descender al Mallorca; o si España es el campeón de gallos en Eurovisión.

En conclusión, Eppaña va bien, los españoles…
Publicado en El Periscopi el 19 05 2017

viernes, 12 de mayo de 2017

Pensamientos al filo del 1º de mayo (2)



La semana pasada mostraba mi extrañeza, y mi, llamémosla, indignación por la desmovilización de la ciudanía, a pesar de todo lo que nos han quitado y continúan quitándonos.

Sin embargo, el 1º de mayo como día del trabajador tiene, o debería tener, un elemento aglutinador que dinamice a estos. El elemento no es otro que la fuerza sindical, por eso creo que muchos de nosotros nos preguntamos ¿Qué hacen los sindicatos?

Los sindicatos (y hablo de los sindicatos de clase, ya que los otros no son sindicatos sino otra cosa a pesar del nombre) se dedican a existir, a intentar hacer lo máximo que pueden y a esperar que escampe.

Es verdad que, a pesar de la importancia teórica que da la Constitución a los sindicatos, ya que los cita en el Título preliminar, artículo 7, su creación viene viciada por unas normas dictadas por el miedo a la fuerza que pudiese alcanzar con su desarrollo. Para evitar  una posible gran influencia, se toman medidas, algunas con mucho calado, que merman  su implantación: Por una parte, se fomentan las agrupaciones gremiales con el nombre de sindicatos, como el de conductores de tren o de controladores aéreos, los de empresa;  se establece una ley  con efectos perversos de las elecciones sindicales,  que se deja fuera a las empresas de menos de 5 trabajadores;  además de la continua campaña de desprestigio a los que son sometido por las grandes patronales y a los medios afines (casi la totalidad) a ellos.

Con todo lo adverso que  supone para los trabajadores y por ende a sus representantes naturales lo anteriormente citado, aún resulta peor  que cualquier logro obtenido por los sindicatos, bien sea por presiones, conversaciones, o convenios, tiene que revertir en todos los trabajadores, estén o no afiliados al sindicato que gestionó la medida. En estas condiciones ¿Quién se afilia a un sindicato?, ¿Quién paga una cuota?, ¿Quién secunda una huelga?, ¿Quién se arriesga a ser mal visto por sus jefes?

Ante esta situación ¿Qué fuerza puede tener un sindicato si carece de afiliados?, ¿A quién representan?, ¿Qué cartas pueden exponer a la patronal para exigir mejoras laborales?

Hasta aquí, los sindicatos parecen ser los héroes de la situación, y los grandes sacrificados por el estado, la patronal y los obreros ¿Pero acaso esta institución está libre de toda crítica, y lo han hecho todo bien?

Ni mucho menos. Han sido, son, y me temo que serán acomodaticios. Han demostrado tener una nula visión de futuro. Y muestran su absoluta incapacidad para amoldarse a la realidad vigente.

Han sido acomodaticios al no luchar para ligar sus logros a los afiliados, buscando de ese modo una financiación en función de la afiliación;  al conformarse con las subvenciones en función del número de delegados obtenidos en las elecciones sindicales, lo que   les llevaba a competir con  sus aliados naturales, en vez de dedicar  sus esfuerzos en obtener beneficios laborales para los trabajadores; y teniendo, además, que convertirse en sindicatos de servicios para poder afrontar sus gastos generales de funcionamiento.

No han tenido visión de futuro para adecuar sus objetivos  a afrontar de la manera menos lesiva para los trabajadores la situación de crisis que nos asola.

No han sido capaces de dotarse de una organización y estructura ágil y eficiente ante la situación de precariedad laboral, tanto en cuanto al tiempo de contrato como  al tipo de trabajo, ya que, pongamos como ejemplo, si un joven empieza a trabajar durante quince días repartiendo pizzas, una semana de ayudante de electricista, un mes de peón de albañil, con la estructura sindical actual por federaciones ¿En cuál se afilia?

Como, a pesar de todo, tengo algunos instantes (pocos) optimistas, esperemos que  la romería laica del próximo 1º de mayo me de de para otros pensamientos más gratos que los del año actual.

Publicado en El Periscopi el 12 06 2017

viernes, 5 de mayo de 2017

Pensamientos al filo del 1º de mayo (1)




En la manifestación del pasado 1º de mayo me llamó la atención (como cada año) la insignificante cantidad de manifestantes (como cada año), y la repetición de los manifestantes (como cada año).

No puedo menos que preguntarme ¿Cómo es posible que, con más de cuatro millones de parados, con los recortes que hemos sufrido, con la falta de perspectivas laborales, con la precariedad, con la cantidad de jóvenes que tienen que emigrar por falta de horizontes, solo acudamos en Palma un pequeño número de personas a manifestarnos por la dignidad en el trabajo?

Esa indiferencia quizás pudiese entenderse en tiempos de “vacas gordas”, cuando muchos trabajadores podían creer, erróneamente, que se había alcanzado el bienestar, pero ¿Ahora?

Nos han recortado en  sanidad pública, en enseñanza de calidad, en prestaciones sociales, en pensiones. Para resumir: en todo lo relativo a acercarnos al “estado de bienestar” del que disfrutaban nuestros vecinos europeos.

La excusa para esquilmarnos fue la crisis, crisis que incluso se achacó a la clase trabajadora; que, según el partido en el gobierno, fue causada por un anterior ejecutivo; y que, cuando se ahondó durante su mandato,  fue atribuida a circunstancias externas a nuestro país. Según nuestros mandatarios, la culpa fue de trabajadores y exteriores a su gestión, no teniendo ninguna responsabilidad las entidades financieras con sus “subprime” que llevaron a la bancarrota a Lehman Brothers Holding Inc. Donde, casualmente, el Sr. De Guindos, D. Luís, era consejero para Europa y Presidente en España.

El Gobierno de España, donde, miren por donde,  el Ministro de Economía es D. Luis de Guindos, dijo que, para afrontar la salida de la crisis, eran necesarios sacrificios, los recortes expuestos en un párrafo anterior. Sin embargo, y debe ser por imperativo del destino, los ricos se han hecho más ricos, y los pobres han aumentado en número, hasta el punto de que somos el tercer país de la UE con mayor pobreza infantil, con la particularidad  de que también aquí el bache económico se ha aumentado, pues la pobreza infantil se ha cebado  donde dicha pobreza infantil ya existía antes de empezar la crisis.

Pero aún podíamos darlo todo por bueno si, verdaderamente, estos recortes hubiesen servido para sacar a flote a los trabajadores y a la clase más desfavorecida. Pero, no. Vemos que estos  el déficit público está por encima de la media europea, que la deuda exterior ha crecido de una manera alarmante, hasta el punto que es en la práctica impagable. Entonces la pregunta es ¿A dónde ha ido el dinero que nos han descontado a los trabajadores? Entre otros sitios, al rescate bancario, ese rescate que, según el Sr. Rajoy, no iba a costar ni un euro al bolsillo de los españoles; a esas autopistas faraónicas e innecesarias, que se han nacionalizado para asumir todas las perdidas y sus deudas, y después volver entregarlas al sector privado; a sufragar aeropuertos sin aviones; a pagar las deudas de  los proyectos de unos gobernantes megalómanos; y también, y eso no lo deberíamos olvidar, a financiar los latrocinios de unos delincuentes que, con el aval de las urnas, han robado el presente y el futuro de muchas generaciones.

Sin embargo, no se protesta. No se lucha por cambiar la situación. Hay un conformismo, e, incluso, agradecimiento por conseguir un contrato basura, por lograr un  contrato precario, por horas o por días, por hacer horas extraordinarias no cobradas, por las subidas vergonzantes de las pensiones, por el aumento de la desigualdad.

Mientras tanto, el primero de mayo solo desfilan unos pocos nostálgicos que, posiblemente, en muchos  casos solo vayan a rememorar tiempos pasados, y verse con los antiguos compañeros.

¿No se han preguntado muchas veces si tenemos la sociedad y los gobernantes que nos merecemos?
Publicado en El Periscopi el 05 05 2017

viernes, 28 de abril de 2017

Catexit


Desde que tengo uso de razón, si es que alguna vez lo he tenido, me he declarado internacionalista. He pensado, y pienso, que el haber nacido en un lugar u otro no te hace ni mejor ni peor que a otra persona que haya nacido en lugar distinto, que el lugar de nacimiento no debería condicionar el acceso a la igualdad de oportunidades para poder desarrollarte como persona. En una palabra: nunca me he considerado nacionalista, ni periférico ni centralista. Y ya, en plan utópico, me gusta sentirme europeo como un paso hacia la ciudadanía universal.

En cuanto al tema catalán, soy un defensor de que se celebre el referéndum, pero, hasta ahora, con más o menos convicción, he defendido que no ganara el “catexit” (¿Se había usado esta expresión o puedo patentarla?), por simple auto coherencia con mi pensamiento internacionalista.

Sin embargo, ya se me colmó el vaso de la aceptación de la vergüenza. Lo que me queda de dignidad como ciudadano se rebela ante tanta exhibición pornográfica de desconsideración, de “chuloputismo”, de impunidad consentida y avalada por los votos, de que los dirigentes fiscales sean elegidos por su afinidad al poder, para alegría de los futuros investigados (imputados), de que los citados dirigentes fiscales pongan trabas a los fiscales que quieren investigar presuntos delitos, de que las más altas instancias policiales se reúnan con los presuntos delincuentes antes de ser citados por la justicia, de que…

En conclusión, estoy harto y siento vergüenza de ser ciudadano de un país con esa ética política, con esos políticos, y, sobre todo, de un pueblo que perpetúa en las urnas con sus votos esas actuaciones.

Solo espero y deseo que se celebre el referéndum, o que sea a las bravas y sin referéndum y Catalunya se independice de una vez para que, como esposo de una catalana, o como padre de dos hijas catalanas, o como nacido en una comunidad limítrofe y que comparte lengua, o como residente en otra comunidad que también es limítrofe y que también comparte idioma, pueda optar a obtener el pasaporte catalán.

Ahora se puede me puede alegar, y con razón, que en Catalunya ha habido casos flagrantes de corrupción, que también, presuntamente, se ha financiado el partido del Govern con comisiones ilícitas. Pero, al menos, ni han alardeado de ello, ni  ninguna de las principales figuras representativas del catalanismo ha llamado “compiyogui” a un condenado,  ni tampoco el jefe del ejecutivo catalán ha enviado mensajes de apoyo a ningún acusado de hacer mal uso del dinero público, ni está investigado el partido que da el soporte al Govern  por tener cajas B,  o por destrozar discos duros supuestamente comprometedores, ni …

Por todo eso, y por unas cuantas cosas más que me callo, que aún está en vigor la “Ley Mordaza”, voy a decir lo que jamás llegué a pensar que diría: Quiero una República Catalana y ser ciudadano de esa Catalunya.
Publicado en El Periscopi el 28 04 2017

sábado, 22 de abril de 2017

No lo diré



 
No quiero herir sentimientos religiosos que pudieran llevarme a tener algún encuentro con la Justicia, previa denuncia de los que se pudiesen sentir injuriados. En consecuencia no opinaré ni comentaré nada sobre los temas que cito a continuación

No  diré que las procesiones cuaresmales con autoridades civiles, militares son algo contrario a la Constitución Española  que proclama que en cuanto a país es un estado aconfesional.

Tampoco sobre la perdida de los llamados valores religiosos y penitenciales para convertirse en un espectáculo folklórico,  en el que una gran mayoría de los que intervienen, lo hacen  como motivo de lucimiento, ya, que resulta contrario a la razón, la intervención en ella de personajes que con su conducta pública contradicen aquello que presuntamente es la razón de ser de los desfiles penitenciales

Tampoco diré que con su siembra de cera en las calles procedentes de los cirios que portan los cofrades es un peligro para las personas y vehículos por las posibles caídas o accidentes de los vehículos. Sirva de ejemplo que en Palma hubo un atropello múltiple y aún no ha trascendido si fue porque el coche perdió el control por la cera de la calzada.

Me guardaré de mencionar que el gasto que supone la limpieza y retirada de la cera citada en el párrafo anterior, la tenemos que sufragar vía impuestos todos los ciudadanos, tanto los creyentes en la religión que promueve las procesiones, como los que no profesamos esas creencias.

Omitiré el comentario sobre el incumplimiento de la ley  del Ministerio de Defensa ordenando que las enseñas en todos los establecimientos militares, ondearan a media asta, en lo que ellos llaman “señal de respeto” y que por lo visto autoriza al incumplimiento de la legalidad vigente.

Tampoco me permitiré citar a algunos de los máximos representantes de la Iglesia, que en nombre de sus creencias se permiten desautorizar con comentarios bastante descalificatorios a los que no profesan su fe, o creen que las políticas de género  son necesarias para el avance de lo que ellos creen una sociedad más justa y más igualitaria.

Las  opiniones que algunos miembros de la Jerarquía Católica, como el Obispo de Malaga, han hecho públicas unas declaraciones igualando el matrimonio  de personas del mismo sexo con el bestialismo y con la pederastia, en mi humilde e ignorante opinión, deben ser una muestra de respeto hacia los colectivos que hacen uso de esa figura legal vigente en nuestro cuerpo jurídico, ya que ningún fiscal ha abierto algún tipo de procedimiento.

Y una vez pasada la Semana Santa y la Pascua, habrán podido ver que no he querido hablar de religión para no ofender los sentimientos religiosos de los cristianos en general y de los católicos en particular. Ahora me tocará esperar al 27 de mayo para no ofender a los seguidores del profeta Mahoma ¿o acaso a esos sí que se les puede ofender en sus sentimientos?


viernes, 7 de abril de 2017


La mano y la pata



Si yo fuera un militante destacado del PP, cosa que, evidentemente, no soy, y el partido en pleno, con el Sr. Rajoy a la cabeza, comenzase a ensalzarme en todas las ocasiones, sinceramente, me preocuparía, ya que existen múltiples ejemplos de pasar de ser, en muy poco tiempo,  “militante ejemplar y modelo a seguir”, a ser “esa persona de la que Vd. me habla no es miembro del PP” (a no ser que durante el proceso te mueras y pases a ser santo o por lo menos Beato), y a tener serios problemas en los Tribunales de Justicia.

Creo que no hace falta enumerar los múltiples casos que avalan mi anterior afirmación, ya que presumo que están en el recuerdo de todos.

En estos momentos, el recién elegido, por mayoría a “la búlgara”, Presidente del partido en la C.A. Autónoma de Murcia se ha visto obligado a dimitir por “dignidad democrática”, y por responsabilidad personal, para evitar el gravísimo peligro de que tomara el gobierno un tripartito. Se olvidó, involuntariamente, de decir, que se acababa el plazo para evitar una moción de censura a la que al final se adheriría C’s, hartos del ninguneo sistemático por parte del PP.

Es decir, que según las malas lenguas, la “dimisión” no ha sido tan voluntaria y personal como quiere aparentar el PP ¿Pero, le vamos a hacer caso a los maldicientes?

El Sr. Sánchez, Pedro Antonio, además del caso Auditorio, desencadenante de la situación, parece ser que va a tener que afrontar su presunta implicación en la trama Púnica. Pero, de momento, no entraré en esta última, ya que va muy retrasada en su  instrucción. Así que nos centraremos en el citado caso Auditorio, donde, sin tener en cuenta las “cervecitas” y la destitución, un tanto sorprendente del fiscal, sigue en la situación de investigado.

La línea de defensa que sigue de manera unánime el PP es que pudo “meter la pata”, pero que no “metió mano al cajón”.

Desde el punto de vista legal, puede ser un buen argumento ya que la Justicia, aparentemente, no penaliza a “los/as tontos/as de baba” que no se enteran de nada, pero…

Sí, hay un pero, o, al menos, por mi parte ¿No se declara una parte muy importante de miembros del citado partido como liberales (la otra se declara ultra liberal)? Entonces, hay una cosa que no me cuadra.

El PP. mantiene que en el caso Auditorio no hubo ningún tipo de malversación de caudales públicos, solamente algunos errores de forma. Pues bien, como yo no tengo ningún poder para que prevalezca mi hipótesis, voy a admitir (teóricamente) que esta afirmación sea real. Pero lo que si que parece incuestionable es que estos errores supusieron un gasto innecesario e irresponsable de unos seis millones de euros.

Y de ahí viene mi perplejidad ¿Qué hubiesen hecho todos los liberales y los ultra liberales con D. Pedro Antonio Sánchez si hubiese sido el gestor de una empresa privada en la cual hubiesen tenido ellos intereses? ¿Admitirían el error y lo mantendrían al frente de la empresa?
Publicado en El Periscopi el 07 04 2017

viernes, 31 de marzo de 2017

Sinónimos




Estos días atrás Pablo Iglesias escandalizó al personal con su sarta de locuciones que eran sinonimitos de indiferencia o desdén. Escandalizó a los que no se escandalizan de la pobreza infantil, ni de los trabajos precarios que no permiten salir de la pobreza a los trabajadores que  cobran salarios miserables, pero sí lo hicieron por algunas de las expresiones usadas, expresiones que, por cierto, son de uso común entre los ciudadanos. Algunas pueden ser de dudoso gusto pero, en absoluto desproporcionadas al tema que se debatía.

Sin embargo, creo que quizás el Sr. Iglesias se equivocó en cuanto a su destinatario, ya que se las dirigió al Sr. Rajoy,  con el respeto que muestra ante las resoluciones de la mayoría del Congreso cuando dichas resoluciones son adversas a sus intereses.

Digo que quizás se equivoco por qué no se sabe si fue antes el huevo o la gallina, o, en nuestro caso, si el Sr. Rajoy imbuyó al PP, o fue este partido el que determinó el desprecio que sienten por los que no comulgan con sus formas.

Tomemos, como hago casi siempre, unos ejemplos:

Empecemos con el Sr. Martínez Maíllo cuando dijo, sin ningún tipo de reparo, y no dudando en dejar en el más absoluto de los ridículos a sus colaboradores necesarios de C’s y a su presidente en cabeza, que cuando firmaron, y en las circunstancias existentes en el momento de la firma, aceptaron lo que les pusieron por delante. Otra cosa era que pensaran cumplir lo firmado.

En Murcia, no solo no dimite el Presidente de la C.A., D. Pedro Antonio Sánchez tras ser investigado (imputado) en el caso Auditorio. Sino que, tomando prestadas las palabras del Sr. Iglesias, al PP murciano en particular, y al conjunto del partido en general, la dignidad democrática “se la bufa”, ya que lo eligen casi a la “búlgara” como Presidente del partido en el reciente Congreso celebrado en aquella comunidad. Quiero hacer constar que, como la ley mordaza no ha sido derogada, no voy a hacer comentarios  sobre las cervecitas del Juez Instructor con dirigentes del PP el día antes de tomar declaración al citado Sr. Sánchez, pero si los haré sobre el arranque de dignidad del ex Presidente Sr. Garré, dándose de baja de la formación, y  acusando al Sr. Rajoy por su pasividad ante los casos de corrupción.

Por último (por ahora), no puedo dejar de citar a nuestra C.A.,  donde nos encontramos ante la disyuntiva de los militantes locales del PP, al tener que elegir entre los Srs. Company y Bauzá.

Sobre el uno, que ya fue Presidente del partido y del Govern de la Comunitat, pesa en su contra en el seno del partido que, con su política nefasta, llevase de una comodísima mayoría absoluta en el Govern, Consell y ayuntamientos más significativos, a pasar a la oposición. Por otra parte, su acendrado centralismo y su postura sobre la cuestión lingüística, así como sus modos, le han enfrentado con toda la “part forana”, que tiene un gran peso político.

Su oponente, el Sr. Company, fue Conseller con el Sr. Bauzá, y, quizás, fue el menos quemado de todos los que formaron su gobierno. Su mayor mérito es presentarse como reunificador y sin el “peso de una ideología”. Es bastante más dialogante y se le considera en la línea política del ex President, Sr. Cañellas. Por si alguien no se acuerda de quien era el mentado señor, hay que recordar que se presentaba a si mismo como un hombre campechano y Pagés. A pesar de no haberse dedicado jamás a las tareas del campo,  sus fotos a bordo de tractores aparecían en todas las campañas y en su propaganda personal. Había estado en gran cantidad de asuntos turbios: Zeus, Torcal, túnel de Soller, pero nunca fue condenado, una vez por prescripción del delito. Tal fue el ambiente creado, que el Sr. Aznar, si el mismo Sr. Aznar que nombró vicepresidente a Rodrigo Rato, que en la boda de su hija tuvo a lo más selecto de los visitantes de los juzgados y a algunos ya condenados, que no se enteró de que en su partido, según todos los indicios, existían “Cajas B” y de otras tantas lindezas de esa jaez, pues bien, ese mismo Sr. Aznar, en una de sus primeras acciones como Presidente del Gobierno hizo dimitir al Sr. Cañellas en miras de una regeneración de la decencia democrática.

¿Quién preferimos que haya ganado? Vds. no lo sé. Pero mi deseo hubiera sido que no hubiese ganado ninguno. Pero, al margen de preferencias personales, no podemos obviar el enorme triunfo del Sr. Company, que le saco más de un 30% de ventaja en votos a su oponente. Quizás la explicación de esa diferencia es que se enfrentó a los pesos pesados de su propio partido por no aceptar que en las listas fuesen investigados (imputados) y eso sigue pesando en su contra, a pesar de que haya rebajado sus exigencias éticas.

Esperemos en que el único parecido entre los Srs. Cañellas y  Company sea solo su trato campechano.

Publicado el 31 03 2017