Aprovechando
la tregua que nos da Catalunya y su Catexit, voy a aprovechar para comentar una
serie de casos que siempre se quedan en el teclado, ya que hoy nadie usa
tintero, pero que no dejan de tener su interés, al menos para mí, y que acaban
enterrados entre el temporal de nieve y frio de estos días, o las andanzas del
Sr. Puigdemont.
Empezaré
con una cuestión de ámbito local, pero que no deja de tener su interés por lo
que a mí se refiere ¿Qué debe primar, los intereses comerciales de una empresa,
o la sanidad y la seguridad ciudadana? La pregunta viene al caso a raíz del
brote de Hepatitis A, detectada a 38 residentes en Palma, y cuyo único nexo
común es haber comido en un céntrico restaurante de esta localidad. Pues bien,
todos los medios se han hecho eco de la noticia, informando de que por parte de
las autoridades sanitarias se ha abierto una investigación de la que aun no se
conocen los resultados. Pero ningún medio ha informado de cuál es el
restaurante en cuestión alegando que es para no producir un “daño irreparable” al
establecimiento, si al final no fuese este el origen de la infección. Mientras
tanto, no sabemos a qué atenernos, y, por tanto, procuramos evitar cualquier
restaurante céntrico, al tiempo no que no podemos dejar de sentir que, como
ciudadanos, no tenemos ninguna importancia ante los intereses económicos de los
empresarios.
Millet
y Montull ingresan en la cárcel, estando condenados, pero pendientes de recurso
ante el Tribunal Supremo, a pesar de su elevada edad, por el riesgo de fuga
para eludir a la justicia (aquí quiero hacer constar que no estoy en contra de
la medida). Pero me llama la atención que el ex Vicepresidente y ex “casitodo”,
el Sr Rato, y bastantes más de ciertas tendencias políticas, junto al Sr.
Urgandarín, disfruten de libertad, e, incluso alguno tenga protección, que no vigilancia policial,
pagada por todos los españoles, existiendo en muchos casos la misma posibilidad
de fuga que la de ahora encarcelados. Dentro de mi proverbial ingenuidad, no
dejo de preguntarme ¿Será porque los Srs. Millet y Montull son catalanes?
Resulta
frustrante ver el desconocimiento rampante de algunos de nuestros
representantes en el Parlamento, y, lo que es peor, que sus partidos los elijan
para cometidos donde se ve aún más su ignorancia y su inutilidad para ocupar un
cargo público de responsabilidad. En la comisión de investigación sobre la
supuesta financiación ilegal del PP, el parlamentario por el P(SO)E, sr. Rallo,
tuvo que ser corregido por el Sr. Correa sobre su derecho a no responder a
preguntas que, en su opinión, pudiesen auto inculparse, haciendo sentir
vergüenza ajena, incluso a los más legos en temas judiciales.
En la
comisión citada en el párrafo anterior, llama la atención el “exquisito
respeto” de la representante del PP ante la presunción de inocencia del Sr.
Correa, cuando este ya se ha auto inculpado.
El último,
por ahora, caso que quiero citar, y aquí ya no me puedo escapar a la influencia
del Sr. Puigdemont, ya que este desde se exilio y desde la casa por la que se
paga la cifra de 4.400 € mensuales de alquiler, pide a los encarcelados (y aquí
me permitirán que me guarde mi opinión sobre la legitimidad de la continuidad
de su estancia en prisión) que tengan coraje. Sin comentarios, al menos por mi
parte.
Y ahora
una curiosidad un tanto morbosa: Si la paga del Sr. Puigdemont como
parlamentario es de algo más de 2.800€ mensuales, y los gastos fijos de
estancia, también mensuales, son tan elevados ¿Quién paga
la diferencia?