El
diario de Palma Última Hora en su primera página y con una tipografía destacada
da la siguiente noticia: “Interior blinda la visita de los Reyes a Palma por el
conflicto catalán”. Esta noticia, se desarrolla en páginas interiores, en las
que informa que ya han llegado 50 policías de la península para controlar la
presencia de “alborotadores anti sistema”. Al ver el citado titular, no he
podido menos que recordara los tres
monos chinos que representan el camino hacia la felicidad: No ver, no oír, no
hablar.
La
postura que está adoptando la Monarquía, arropada por el Gobierno de España,
parece estar diseñada para garantizar la felicidad de los Reyes.
Si, los
jubilados salen en masa a la calle reclamando unas pensiones dignas como establece
el Capítulo Tercero artículo 50 de la
Constitución española, el Rey de todos los españoles, incluidos los jubilados, no
los ve, ya que se va para descansar a una estación de esqui para disfrutar de nieve, lugar poco propicio para
manifestaciones de personas con un esquilmado poder adquisitivo, debido a las
políticas neo liberales del gobierno y adonde difícilmente llegará el clamor de las
justas reivindicaciones de un colectivo de más de nueve millones de personas
que año tras año son burlados con unas
subidas que atentan contra su dignidad.
Si los
Reyes, deciden como es habitual desde hace ya muchos años, pasar parte de sus
merecidas vacaciones de primavera, para ellos Semana Santa, en Palma. Se blinda
por parte de la policía, el entorno físico en el que es previsible vayan a desarrollar sus actividades, pues corren el
peligro de que puedan oír que en España hay presos y exilados políticos, que se
dictan euro órdenes de detención a políticos por expresar sus ideas y que dichas
ordenes, se basan en unos criterios
legales muy discutidos, tanto en España como en el extranjero, por una parte muy numerosa de los integrantes
del mundo del derecho. Se blinda su
visita en un vano intento que la contestación interna a la postura del gobierno
no llegue hasta él ,y que se percate que el malestar y la contestación a esas
medidas, no es cosa de “cuatro fanáticos
catalanes”, que en otros lugares, incluida
Mallorca, hay personas que entienden que en una democracia, los problemas
políticos se resuelven por medios políticos y no mediante los tribunales, sobre
todos, con unos tribunales, como el Tribunal Constitucional, con unos miembros
elegidos por unos partidos claramente posicionados en el tema catalán, o con un
Juez Instructor, al parecer con una fuerte coincidencia ideológica con los
postulado de la FAES.
El
único apartado que puede empañar la felicidad de nuestra monarquía, es el
referente al: “No hablar”. Pues si bien en casos muy candentes como el tema de
la corrupción o el ya mencionado de las
reclamaciones de los pensionistas, ha mantenido un sepulcral silencio. Solo en
el caso del Catexit y todo su proceso, si que habló. Y hablo como parte
beligerante en el conflicto de forma claramente en contra de la posición de una parte de sus
teóricos súbditos: los independentistas, que no olvidemos, que en tanto
permaneciesen dentro del Reino de España, son una opción política tan digna de respeto como
cualquier otra, o al menos así lo determina la tan amada por algunos,
Constitución española. Claro que ahí, en esa cuestión, el Rey, era y es juez y parte, ya que los independentistas
abogan por una república, y en ese asunto, se jugaba una buena parte de sus
“mongetes”