Satisfecho por haber casi cumplido mi promesa de no molestar a mis lectores en lo más ardiente de la canícula, vuelvo a mis costumbres, y una de ellas es escribir, metiéndome, o, más bien, denunciando a algún un colectivo.
Como espero que aún
recuerden, el blanco habitual de mis críticas son los partidos políticos, y, de
estos, no voy a negarlo, ya que sería absurdo, especialmente a los
partidos de derecha y al el PSOE (recuérdenme por favor que debo uno a
Podemos y su financiación, es que se me han acumulado los temas).
Esta vez quiero
dedicar este escrito a los imbéciles, los necios, los descerebrados, y demás
especímenes que sólo usan la cabeza para evitar que se les escape el vacío que
su oquedad encierra, y también como coraza para evitar que les pueda invadir
algún razonamiento lógico.
No voy a hablar de
los “terraplanistas”, ni de los generacionistas, ni tampoco de los que, siendo
usuarios de la sanidad o las pensiones públicas, apoyan a formaciones,
podríamos, con un esfuerzo de buena voluntad, denominarlas políticas. Claro que
una mayoría son “polinecios”, y aceptan diferentes imbecilidades al mismo
tiempo, e, incluso, lo son de la categoría de la que voy a tratar a
continuación.
Me quiero referir
esta semana a los “negacionistas” de la COVID 19 en diferentes aspectos.
Los más
“iluminados” niegan la mayor: El virus no existe. Para basar esta afirmación
exponen las más peregrinas consignas, muchas de ellas contradictorias, aunque
les da lo mismo, ya que carecen capacidad de análisis.
A) Son las
transnacionales, para apoderarse de los mercados o vendernos medicinas, las que
nos hacen enfermar.
B) Son los
gobiernos. que quieren suprimir un segmento de la sociedad y tener dominados a
los ciudadanos.
C) Son los chinos.
que quieren dominar el mundo y nos envenenan utilizando las radiaciones de la
tecnología 5G.
En muchos casos. al
no aceptar la existencia del virus. no aceptan las medidas profilácticas, únicas
armas eficaces existentes actualmente contra la pandemia y para evitar nuevas
infecciones.
No son sólo ellos.
Hay un colectivo bastante numeroso que alega que su libertad personal se ve
conculcada al tener que aceptar medidas restrictivas, no importándoles que ese
supuesto derecho individual atenta contra el derecho a no contagiarse que tiene
la colectividad. En este apartado
podemos hacer dos subgrupos: uno de ellos adopta esta postura porque a corto
plazo afecta a sus intereses económicos personales, sin importarles nada que no
sean sus ingresos a corto plazo. El otro subgrupo son imbéciles que se limitan
a repetir lo que oyen de tipos tan doctos y versados en virología como puede
ser el eminente científico Miguel Bosé, entre otros.