viernes, 10 de julio de 2015

Con la vida…



Hace ya bastantes años la pareja cinefotográfica  Fernando Fernán Gómez y Analía Gadé protagonizaron,  entre otras, una película  que parodiaban las contrataciones y ceses de empleados públicos según ganasen las elecciones del momento los liberales o los  conservadores. Me parece recordar que la acción transcurría a principio del siglo XX.

Ha pasado un siglo y actualmente los funcionarios lo son por oposición y tienen asegurada su continuidad  sean cuales sean los resultados de los diferentes resultados de las urnas, dando así una cierta estabilidad al desarrollo de la función pública. Pero hay un grupo de trabajadores, también muy importantes para el buen funcionamiento de la administración que son los que se conocen como Cargos de Confianza.  Es cierto que algunos de ellos, tienen una clara función política entrando, por tanto, dentro de lo razonable el relevo al cambiar el color político de la institución donde están ubicados. Sin embargo, hay otros muchos que  vienen a compensar los desequilibrados y obsoletos organigramas de la administración. Por tanto y por un interés egoísta, de que los  que tienen resp0nsabilidad de que su parcela funcione de una manera fluida y sin sobresaltos, es de suponer que las bases en las que se asienta la contratación de esos empleados  deben como premisa primordial  un perfil en el que destaque: su profesionalidad, sus conocimientos, la capacidad de llevar a cabo su cometido primando estas competencias sobre la adscripción política o su amistad con el gerifalte de turno.

Viene esta reflexión a colación de una noticia aparecida en la prensa, en la que informaba del cese de todos los propuestos por el PP  en el Ayuntamiento de Palma. En otro suelto del mismo día, se anunciaba que en breve se contrataría  el personal necesario para cubrir las necesidades en el consistorio. Estoy de acuerdo, que muchos de los cesados, fuesen innecesarios y solo fueron contratados para pagar favores recibidos, otros que tenían un alto perfil políticos e incluso alguno que pudiese ser un completo inepto. ¿Pero todos? ¿No ha habido ninguno que haya desempeñado una labor de forma profesional, honesta e imparcial?

Esta situación, a mi parecer sectaria, se puede ver corregida y aumentada con la toma de poder en el Consell, Parlament y sobre todo con el Govern. ¿No sería más lógico e incluso beneficioso para el buen gobierno de dichas instituciones analizar donde se ha hecho un buen trabajo y donde no?

En algunos hospitales,  los médicos han pedido que se mantengan los gerentes actuales. Si con los recortes en sanidad, las dificultades de toda índole  que han tenido que soportar en los centros públicos de salud, solicitan la continuidad de los responsables, a mi me parece incuestionable que los Gerentes, al menos algunos de ellos, han desarrollado una gran labor en estos tiempos tan duros.

Ya sé, que es una tradición el: A nuevo partido, nuevos responsables, pero ¿El pacto actual no proclama unas nuevas maneras? ¿una nueva forma de hacer política? ¿el cese de la norma no escrita acomodar a los “suyos”?. Ahora tienen una gran oportunidad de demostrarlo, apartando a los que no han respondido a una labor útil y aprovechando la experiencia y la labor profesional de los que han primado el buen hacer a los intereses partidistas, desterrando al tiempo los vicios y rémoras heredados de tiempos afortunadamente superados en otros aspectos.

Publivcado el 03 07 2015

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