viernes, 6 de noviembre de 2015

Boina, bota y navaja



El Sr. Mas, con su huida hacia adelante para escapar de la corrupción que anega su partido, ha conseguido aglutinar a todas las fuerzas más cavernarias, a la derecha más montaraz, a los que claman por la acción armada cuando no se siguen los derroteros por ellos exigidos.

Ha despertado a la España de la boina, la bota y la navaja.

La España que lleva la boina atornillada a la cabeza para evitar que pueda entrar en ella algún pensamiento innovador, algún pensamiento de cambio, la que solo acepta consignas que provienen de las etapas más negras y obscuras del pasado.

La bota, con el vino amargo del desprecio a lo nuevo, del odio a la democracia, el vino del resentimiento, de la incultura, que hace aflorar la parte más primitiva del cerebro humano, esa parte que está sin modificar desde los tiempos de los reptiles.

La navaja cabritera, la de los siete muelles que suenan como amenazas traicioneras, la de llamar a las milicias subidas a tanques, la de los viejos espadones, la que añora los gorros de hules amenazando y asustando con terribles represalias.

Esa es la España a la que evocan los partidarios del revanchismo y el Imperio hacia Dios y la condenación eterna a

La España, que con sus insultos, con sus incomprensiones, con su analfabetismo democrático, ha conseguido a su vez.  que  una minoría independentista se haya convertido en la mitad de la población. Que con los improperios  muchos catalanes hayan decidido adoptar a los corruptos políticos catalanes a los corruptos políticos centralistas, pues al menos, estos no los denigran, o al menos solo a su inteligemcia. Que con el ruido de sables amagados, se olviden  los ciudadanos que sufren una falta de democracia por culpa de la política neo liberal que padecen  al igual que el resto de los ciudadanos. Que los recortes  no vienen impuestos por las tropelías del gobierno central, y que estos son unos meros ejecutores de las consignas emanadas de las grandes transnacionales a los que sus dirigentes nadie ha elegido.  

Hace falta diálogo, diálogo y diálogo, lógicamente con apertura de mentes y voluntad de entendimiento para llegar a una solución, cualquier solución, pero creo que la voluntad política brilla por su ausencia en ambas partes enfrentadas y la capacidad de racionalizar, aún más.

Contra esta posición, existe la que intenta razonar, la que busca soluciones, la que no está de acuerdo con el enfrentamiento, la que piensa que los problemas políticos se deben resolver políticamente y no por medio de tribunales. Pero son los menos, los que sus voces no son escuchadas, a los que se les insulta, y que pagarán en las urnas su atrevimiento de intentar ser responsables y consecuentes.

Publicado en El Periscopi el 06 11 2015

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