Al
igual que creo ser demócrata, afirmo que
no soy nacionalista. Cuando digo que no soy nacionalista, quiero decir
que no soy ni nacionalista periférico, ni tampoco centralista. Es más, creo,
aunque puedo estar equivocado, que el gran fracaso en la que está inmersa la
Unión Europea, es por haber construido un inmenso mercado de naciones, en vez
de buscar una Unión Federal de Países.
Una vez
aclarada mi posición personal, que no creo, dicho sea de paso tenga ninguna
trascendencia, me gustaría mostrar mi perplejidad ante las siguientes cuestiones:
¿Puede considerarse
alguien demócrata y estar en contra de que los ciudadanos manifiesten
libremente previa votación su opinión ante cualquier situación que les ataña?
¿Se puede achacar a la Constitución el que no
se pueda manifestar libremente su voluntad política? En caso afirmativo ¿Es
adecuado dicho marco legal a las necesidades actuales? No olvidemos, que “nuestra sacrosanta Constitución” es fruto de
una situación, de un tiempo, y de un “trágala” tipo: o esto o continuamos con
las leyes franquistas.
¿Tanto
miedo tienen los partidos nacionales a perder la consulta, que pretenden evitarla con los argumentos más peregrinos?
¿No hay
confianza en que esa mayoría silenciosa a la que apelan siempre cuando hay
alguna contestación pública a sus medidas? ¿No será que esa mayoría en vez de
silenciosa es imaginaria?
Si
analizamos, al menos, desde mi óptica la posición de algunos partidos
nacionales ante la llamada consulta
soberanista encontramos:
Ciudadanos
y a U.P.D., por su esencia, se auto descartan de ser tomados en cuenta de
cualquier consideración en este y en muchos otros temas, ya que el nacimiento
de ambos, los definen como partidos anti
y no como partidos pro; ya que su única razón de ser son: ir en contra de cualquier
proyecto de ámbito catalán el primero y por el rencor y la venganza por no
haber si elegida en su momento Secretaria General del PSOE, la fundadora del
otro.
El PP,
mantiene una postura lógica y coherente con su ideario y con sus votantes,
ignorando consecuentemente, a los que no son de su grey. El PP, es partidario de
las mayorías, pero sólo cuando esta les
favorece, pero en casos como este, se limita dejar pasar el tiempo y a amenazar,
esperando a ver si cambia la situación por si misma.
El PSOE
se ha encontrado con una situación, que le desborda víctima de sus
contradicciones ideológicas. Se muestra desnortado y uno se pregunta ¿A qué juegan? Dicen que tienen un proyecto para un estado federal, pero, si
es así, ¿Cómo se justifica un partido,
que según ellos son los adalides de las libertades, negándose a una consulta
popular? ¿No sería más lógico que batallase
para incluir esta propuesta federalista en una opción de la consulta? Pero
negarse a que se celebre… ¡Por favor! Demuestran
una visión miope ante la realidad por el temor de perder unos cuantos votos de
los pocos que les quedan. Cuando, la ciudadanía, está esperando de ellos una
posición, firme, coherente y profundamente democrática, dan una triste imagen comportándose como un rebaño asustado defendiendo el
pedacito de redil que aún les queda.
Izquierda
Unida, al menos en esto, dan una impresión
de sensatez y unidad, con su postura
inequívoca para que se celebre la
consulta. Otra cosa, seguramente sería la posición de sus bases si se intentase
por parte de la dirección influir con una orientación de voto.
¿Consulta
soberanista? Si, por supuesto. Eso si, que cada uno vote libremente y que el
sentido del voto, esté de acuerdo con sus ideas cada uno.
Publicado en El Periscopi el 18 10 2013