El cuerpo me había pedido hablar de Suarez, pero ha
sido tal el hartazgo de baba almibarada vertida sobre su persona, por aquellos
que lo insultaron, le calumniaron y al final le traicionaron, que he desistido.
Quizás más adelante hablaré desde mi óptica de lo que se considera su obra y su
legado.
Esta semana trataré sobre las secuelas de la Marcha por la Dignidad.
Si fuese proclive a creer en teorías de
conspiración, pensaría que todas las actuaciones vandálicas sucedidas tras el
final de la marcha son debidas a actuaciones encubiertas de las cloacas del
gobierno. No creo que haya sido así, pero teorías de la conspiración muy
asentadas se basan en hechos con una motivación más endeble.
El sábado finalizó en Madrid la Marcha por la
dignidad, convergieron seis grandes columnas que llegan andando desde
diferentes lugares del estado español, por todos los lugares que han pasado,
fueron recibidos con entusiasmo y uniéndoseles más participantes. Durante todo
el trayecto su paso ha sido un modelo de civismo. Cuando están llegando a
Madrid, se les recibe con el anuncio de la concentración de más de mil
seiscientos efectivos de policía. ¿Cuál es la razón de ese gran despliegue? El
transcurso de la marcha no daba lugar a pensar que se produjeran altercado
¿tenían las autoridades noticias que se producirían algaradas? Si es así ¿por
qué no se advirtió de estas circunstancia a los organizadores de la marcha?
Prescindiendo, y es mucho prescindir, del posible
conocimiento sobre la presencia de grupos violentos preparados para intervenir
causando el caos, de la total nulidad de capacidad de organización del
operativo policial, de la filiación de los autores de los actos violentos. Podemos
llegar a la conclusión, que estos
sucesos, resultaron una auténtica bendición para el gobierno y para toda la
pandilla de sus voceros a sueldo, ya que casi todos los medios de comunicación,
tanto nacionales como internacionales, dedicaron la mayor atención a los
sucesos posteriores, totalmente ajenos a la organización que a analizar los
motivos que movieron a miles de españoles a recorrer los cientos de kilómetros
desde su residencia hasta Madrid.
Flaco favor le hicieron los grupos violentos a los
organizadores y por ende a las legítimas reclamaciones de las que eran
portavoces. Si querían, y de debo
suponer que sabían lo que querían, manifestar su repulsa a las actuaciones y
desmanes del gobierno, lograron el efecto contrario, no solo descalificarse a
si mismos, sino que el eco de marcha fue minimizado por su actuación.
Repito, no creo que los actos de violencia estuviesen
programados des el Gobierno, pero creo que el estarán profundamente agradecidos
a los reventadores por la cortina de humo que hizo que la modélica protesta
fuese ocultada por ella.
Publicado en El Periscopi el 28 03 2014