En estas fechas, todos: partidos, medios y
“enterados” manejan encuestas de intención de voto, que curiosamente, todas
benefician a ellos o a las posiciones partidistas afines. De esta
circunstancia, creo que podemos sacar la siguiente conclusión: las encuestas
con trasfondo político, son como las sopas mallorquinas, todas tienen una forma
de cocinarlas y todos tienen la receta más auténtica.
Pero a la vista de algunas de ellas, podemos llegar
a la deducir sin ningún género se dudas, que la edad afecta gravemente a la
salud mental.
Según la encuesta que he oído, y que fue realizada
para una televisión generalista, las personas
entre 45 y 65 años, dan la más alta valoración a Dña. Rosa Díez, a pesar que su
partido, se estanca su progresión a causa del rechazo a la unión con
Ciudadano’s, partido que al parecer sube de forma bastante significativa en
intención de voto. Por tanto, si no es la estimación conseguida por su
capacidad de diálogo y la facilidad de llegar acuerdos políticos, debe haber
otra razón. La única que se ocurre y me parece posible, es que a esas edades,
empiezan a aparecer las canas en las personas y dado el buen arte que tiene la
citada señora con la botella de tinte para ocultarlas, puede quizás suscitar un alto grado de admiración y que llega a
repercutir en las encuestas. Ya sé, que no entra dentro de una lógica política racional, pero se necesita de esta
para hacer ganar unas elecciones. ¿Nadie recuerdas que en las primeras
elecciones, se discutía más sobre la belleza de Suarez y González que de sus
programas?
Pero la conclusión definitiva entre la edad y la
capacidad de raciocinio, es el dato que el segmento de personas de más de 65 años dan su valoración más alta a D.
Mariano Rajoy. Ante esta circunstancia solo cabe achacárselo a una cifra muy
alta de afectados de la enfermedad de Alzheimer, que les incapacita para recordar la miseria de pensiones que
reciben después de una infinidad de años trabajados. La congelación de dichas
pensiones. La humillación y el escarnio de subidas del 0,25 % presentándolas
como un gran avance social. El copago farmacéutico. El uso del fondo de reserva de pensiones de
la Seguridad Social para
otros fines para el que no fueron creados. El desahucio que han sufrido de sus
casas, que han estado pagando durante todas sus vidas, a causa de haber avalado
las hipotecas de sus descendientes al quedar estos en el paro, derivando en un
impago de la hipoteca con una denegación posterior a la dación en pago de la deuda.
Las demoras en reconocer la situación de dependencia y por consiguiente
el pago de las cantidades que les corresponden. Y tantos y tantos agravios y
mentiras que han (hemos) sufrido durante estos años. Ya que no puedo ni quiero
pensar que las represiones de todo tipo que nos infligieron los padres y
abuelos de los actuales gobernantes, hayan conseguido un grado tal de
masoquismo que lleve a valorar a positivamente a sus descendientes.
Publicado en El Periscopi el 23 01 2015