Empiezo a estar
preocupado por mi disparidad de criterio, y mi peculiar forma de ver las cosas,
en completa oposición a como las perciben una amplia mayoría de las personas, e,
incluso, esa diferencia es también con los más altos mandatarios mundiales, que
han sido elegidos, en gran parte, democráticamente, y que, por tanto, deben
estar en consonancia con lo que quieren sus electores.
Ya que se acaba de
inaugurar en Madrid el Cop 25, creo que puede ser un tema para mostrar algunos
ejemplos sobre ese desencuentro.
Empecemos quizás
con uno de los temas más controvertidos, los transportes. Una de las causas que
más contribuyen al calentamiento global es el gran incremento del tráfico aéreo
Sin embargo, casi todos los mandatarios que acuden a la citada cumbre lo hacen
con aviones fletados exclusivamente para ellos, en vez de utilizar vuelos
regulares. Ponen la excusa de la seguridad (aquí podríamos entrar en un debate
sobre si la seguridad a bordo es suficiente para el pueblo llano, pero no para
los lideres políticos, pero no nos salgamos de tema y empecemos a divagar). Como
soy muy bien pensado, creo que lo hacen para evitar polémicas. Si vinieran en
vuelo regular tendrían que optar entre venir en clase turística o en la
preferente. Si eligieran la clase superior, sus votantes les acusarían de elitistas,
y de no querer compartir con ellos las vicisitudes del viaje. Si, por el
contrario, eligiesen la más económica, sus detractores dirían que es un signo
de populismo, ¡Que la gente es muy mala! Así que se sacrifican, y van en sus
aviones oficiales. Está tan saturado el tráfico aéreo, y la contaminación que provocan
es tan alta que por otro avión ¿Qué más da?
Todo, bueno, casi
todo el mundo está de acuerdo en que el tráfico rodado es otro de los factores
influyentes en la producción de gases que causan el efecto invernadero que
acelera el calentamiento global. Todos tenemos nuestras formulas teóricas para
revertir la situación ¿Cuáles son y cómo las aplicamos? Veamos unos ejemplos a continuación.
1)
Potenciar
el transporte público. Es muy necesario, y todos lo aplaudimos, aunque haya
unas pequeñas pegas. Por parte de los usuarios, nos quejamos de las
frecuencias, de que son lentos, caros, y que no cubren las necesidades particulares,
razones por las que, aun estando a favor del transporte público, se utiliza el
privado hasta para ir a buscar el periódico o el pan. Por parte de las
autoridades, también están de acuerdo con restringir el tráfico particular,
pero fijan unos precios para los transportes verdaderamente abusivos, y basados
en criterios de rentabilidad económica que resultan disuasorios, olvidando el rendimiento
medio ambiental.
2)
Restricción
del tráfico rodado en zonas. Los ayuntamientos prohíben o restringen el tráfico
en algunos lugares estratégicos, pero se “olvidan” de ofrecer alternativas de transporte
público eficiente. Por su parte, los ciudadanos están completamente de acuerdo con
estas medidas, siempre que no afecten a su ámbito de movilidad.
3)
Coches eléctricos. Podría hablar mucho sobre
el tema, entre otras cuestiones, de la generación de electricidad para
alimentar sus baterías, pero, para no extenderme, quiero hacerles unas
preguntas sin mala intención: ¿Saben que el componente principal de sus
baterías es el litio?, ¿Saben que en Bolivia se encuentran la casi totalidad de
las reservas de dicho metal?, ¿Saben que, seguramente por casualidad, el Sr.
Trump ha decidido devolver la democracia a Bolivia, secuestrada por el malvado
Sr. Morales?
Lo dejo aquí, de momento, con estas preguntas, ya
que hay tema para unos cuantos escritos, y no hay que abusar de la paciencia
del lector.