No quiero pecar de
inmodesto, o mucho menos de pedante, sin embargo creo que tengo un manejo del
idioma castellano suficiente para poder definir casi todas las situaciones o
actuaciones. Bueno, eso era lo que pensaba antes de ver algunas intervenciones
en Facebook, de diferentes, llamémosles, personas.
No me refiero a
faltas de ortografía, tampoco a errores al teclear, que no pueden extrañarme ya
que cometo muchos errores de este tipo, ni a la confusión en la redacción, que
pueden ser achacables a la inmediatez de la contestación que, en muchas
ocasiones, no te dan tiempo a releer tranquilamente para rectificar la mencionada
redacción.
Mucho menos me
refiero a diferencias de opinión con respecto a mis interpretaciones, e incluso,
en este apartado podría incluir a las distintas sensibilidades políticas o
religiosas, en las que todas las posturas que no vayan contra la libertad de
opinión del resto de la sociedad, son muy respetables.
No citaré el
machismo rampante, pues sí que tengo calificativos para definirles, y que son
los que aprovechan la más mínima ocasión, no dudando en culpar a la
manifestación del 8M de todas las calamidades sucedidas en este país a causa de
la pandemia, “olvidándose” de que en la misma fecha se celebró el aquelarre
franquista, actos electorales de las campañas gallegas y vascas, partidos de
futbol, sesiones de cine y teatro, misas, y otros eventos varios.
Me refiero a auténticas
barbaridades, que no pueden ser achacables a una ideología razonable, y están
fuera de toda realidad
Ahí es donde me
falta la definición adecuada, y no sé si es fanatismo, falta de capacidad
intelectual, o simplemente que son imbéciles. A continuación pongo dos
ejemplos.
En uno, al hablar del fin del confinamiento progresivo
escriben: “Se les va a ir de las manos, ya verás”. Y digo yo: “¿A quién
se puede culpar?, ¿Al Gobierno o a los que no respetan las normas?, ¿Se puede
mantener indefinidamente el confinamiento, o solo como política de choque?,
¿Somos tan irresponsables como conjunto e individualmente que si no está la “Estaca”
detrás, no sabemos cómo actuar?, ¿Franco tenía razón con su política de
represión? Aún siendo esta una intervención de las que no sé calificar, resulta
hasta comprensible, ya que puede ir motivada por un miedo que hace perder el sentido de la realidad.
La
siguiente, al menos en mi opinión, no tiene ninguna justificación, a no ser un
odio atávico a cualquier decisión que no venga “bendecida” por los servidores
del fascismo más despiadado. Es la siguiente: A raíz de hablarse de que los niños podrían salir a
la calle, esa, llamémosle, persona vomitó: “Están acabando con los ancianos, y
ahora quieren acabar con los niños”.
¿Alguien en su sano juicio podría avalar esa frase?,
¿Alguien puede creer que un gobierno, a no ser uno de la cuerda política de esa
persona (como ha demostrado la historia) pueda estar programando ese genocidio?
No voy a hablar de un análisis lógico de su afirmación, ya que escapa de toda
lógica, en cuyo caso se le tendría que preguntar: ¿Cree que el Gobierno de
España no tiene autoridad de alguna clase sobre el resto de países, donde un
porcentaje muy grande de fallecidos han sido ancianos, especialmente los que estaban
en centros geriátricos?
Por otra parte, en casi todos los países del mundo,
a los primeros a los que han permitido salir (excepto al personal adscritos a
los servicios esenciales) han sido a los niños ¿Acaso la orden la ha dado al
resto del mundo el gobierno “social-comunista” del Malvado Sr. Sánchez?
Las redes sociales pueden, y de hecho lo hacen,
enriquecer los conocimientos y ayudadar a estar informado. Pero también te encuentras energúmenos como la del segundo ejemplo.