No creo que haya nadie
en estos momentos que no considere que los grandes perdedores de la crisis
surgida tras las consecuencias de las mociones de censura presentadas en Murcia
haya sido CS: tránsfugas, rotura de la disciplina de voto, abandonos, y grave
crisis interna, con la consecuencia de un más que probable descalabro electoral,
tanto en las próximas elecciones a la Comunidad madrileña como en futuros comicios,
siguiendo la estela iniciada en Cataluña.
Creo que nos quedaríamos
cortos si no nos planteamos que, además de ellos, hay más damnificados, aunque
no tan visibles.
En primer lugar, me
refiero al colectivo de personas que se consideran centristas, que tienen
tendencias derechistas, pero que no comulgan con las posiciones extremistas. No
olvidemos que, junto con los centristas con ligeras tendencias izquierdistas,
son los colectivos que han decidido todas las elecciones habidas en este país desde
la ya lejana transición.
Estos votantes se
están quedando huérfanos de referencias, cómo se advierte en estos últimos
comicios celebrados tanto en el plano nacional cómo autonómico con los malos
resultados obtenidos por el PP, que, en algunos casos, han llevado hasta el
fracaso absoluto. No sólo ha sido por los casos de corrupción.
La polarización del
PP del Sr. Casado alineándose con la derecha más extrema ha tenido una doble consecuencia:
Por una parte, ha
alejado al sector más centrista, y, por otra, ha justificado la aberrante
posición de VOX, que ha crecido en votos y seguidores al amparo de la política
desarrollada por el PP actual.
Nos equivocaríamos
si no incluyéramos entre los grandes perjudicados de la situación actual al
Presidente, y a toda la cúpula que actualmente dirige al partido que, hasta
hace poco tiempo, era el hegemónico de la derecha española, tanto si gana como
si no lo hace en las próximas elecciones en Madrid.
Resulta obvio que
un nuevo fracaso, tras las dos últimas elecciones generales y las autonómicas de Euskadi y Catalunya, haría
la situación insostenible para los dirigentes del partido. Las voces clamando
por su relevo serían unánimes, en vez de las que se empiezan a oír de un modo
tímido y con sordina. El Sr. Núñez Feijó, único ganador de unas elecciones en
los últimos tiempos con las siglas del PP (aunque bien disimuladas), se
convertiría, quizás con razón, en el único salvador posible del PP para evitar que
se convirtiera en una formación subsidiaria de VOX.
Sin embargo, la
improbable perdida de las elecciones madrileñas no es el escollo más amenazante
para la continuidad de los cargos actuales.
El avezado
estudiante, que “logró” aprobar en medio año la carrera de derecho, cosa que no
consiguió en el transcurso de varios años anteriores, no calibró que su
estrategia estaba abocada al fracaso electoral. No se pueden preconizar una
idea y la contraria. No se puede basar todo el discurso político en
desautorizar al Gobierno. No se puede usar una causa trágica, como la pandemia
que asola la humanidad, para socavar al oponente. No se puede no lanzar ni una sola
propuesta en positivo, mientras tus conciudadanos mueren a tu alrededor. No se
puede gobernar un país constituido por personas normales con este discurso que
abandona a su suerte a los ciudadanos que quieren vivir sin sobresaltos, y
buscando la salud y la seguridad propia y de la familia. Sirve para complacer,
o al menos intentarlo a los exaltados y extremistas, que no se conformarán, por
muchos guiños favorables que se les hagan.
A los “brillantes estrategas”
que dirigen al PP les vino muy bien que la Sra. Díaz Ayuso se olvidara de las
cuestiones sanitarias, que le correspondía ejercer cómo Presidenta de la
Comunidad de Madrid, para lanzarse a combatir al Gobierno central, intentando,
cuando no consiguiendo, boicotear las medidas dimanantes del Gobierno, aún a
riesgo de la sanidad, logrando los peores ratios en cuanto a la gravedad de los
efectos de la pandemia en todo el conjunto de la nación.
Se contradijo a sí
misma, desautorizó a su vicepresidente y a la comunidad científica, se alineó y
continúa haciéndolo con lectores más duros del neo liberalismo en un intento
demagógico de “salvar” la economía antes que las vidas de sus administrados.
Lo lamentable es
que por culpa de los personalismos y la estupidez de la izquierda, ganará la
Derecha las elecciones y gobernará en una estrecha colaboración y en coalición
con la nominal extrema derecha, digo nominal ya que ella es la máxima
representante de la misma.
¿En qué situación
quedará el Sr. Casado? En el ámbito europeo, pasara a ser el responsable de que
la extrema derecha entre, de hecho, en uno de sus gobiernos, teniendo que
abandonar la pantomima de la actual situación en la que intenta aparentar que,
al igual que otros líderes de partidos de la derecha europea, mantiene un
cordón para evitar que entren en los gobiernos. Por otra parte, al elevar a la
ex portavoz del perro Pecas a la categoría de gloria emergente del partido, al
haber conseguido el triunfo en Madrid, el Sr. Casado ha jugado a aprendiz de
mago, y, como suele ocurrir, se le ha escapado la situación de las manos.