Los mortales de a pié, cuando oíamos a alguien decir, al mismo
tiempo y sin distancia cronológica, un argumento y su contrario pensábamos que
sufría un trastorno de doble personalidad. Los especialistas en el tema lo denominan
trastorno de identidad disociativa. Ni soy, ni pretendo ser, un especialista en
esos temas (y, desgraciadamente, tampoco en muchos otros), pero pretendo ser lo
más preciso que puedo en mis escritos, y por eso he buscado el termino con el cual se conoce esa
disfunción psíquica.
Esta tendencia a diagnosticar en temas en los que se es
un completo ignorante está muy generalizada, y debo reconocer humildemente, que en los últimos
tiempos estoy incurriendo con harta frecuencia en dicho error, ya que resultan
de todo punto imposible las conclusiones a las que me llevan a algunos
mensajes de políticos.
Empecemos con el Sr. Casado, Presidente (¿provisional?)
del PP. Se cansó de decir por activa y pasiva que estaba en contra del Estado
de alarma y de sus consecuencias, tanto durante el primer confinamiento, como
en esta última versión recién finalizada. En el trascurso de esta última,
dedicó especial atención al toque de queda, y a los cierres perimetrales de las
comunidades. Esta oposición, en la que vertió acusaciones graves contra las
medidas del Ejecutivo Central, en contraposición con el resto de partidos de
oposición de nuestro entorno geopolítico, puede resultar comprensible, si sus
convicciones personales y la voluntad de sus votantes responden a esa actitud. No
cabe duda de que, a pesar de que no me guste y no comparta esa actuación, es
legal y consecuente con las directrices políticas del partido, y de su, por ahora,
máximo dirigente.
Quizás un lego en
la materia llegaría a tildar su actitud como de una cierta disfunción mental,
cuando el propio Sr. Casado manifiesta que el Presidente, Sr. Sánchez, es un
irresponsable al no prorrogar el Estado de alerta sanitaria, y lo cual lleva implícito el fin del toque de
queda y el cierre perimetral, acusándole de todas las consecuencias si se
produce una quinta ola por esa causa.
Pero la cosa no acaba aquí. Después de su apocalíptico
mensaje sobre los males que asolarán al Reino de España debido al fin de las
medidas anteriormente medidas expuestas, nos presenta, de forma altruista y por
el bien de los tiranizados españoles, las medidas alternativas para la solución
para todos los males y consecuencias de la pandemia, y ¡oh sorpresa! no incluyen
ni el toque de queda ni el cierre perimetral, y coinciden en su inmensa mayoría con las medidas que pueden aplicar las Autoridades autonómicas con
la situación actual.
Si siempre durante la pandemia ha defendido la co gobernanza,
¿Por qué ahora debería tomar de forma unilateral el Gobierno Central las
decisiones? Cómo soy muy bien pensado, no creo que sea con un fin
electoralista, y, como no soy versado en psiquiatría o psicología, no puedo
decir si existe alguna alteración de la personalidad.
No es sólo el Sr. Casado quién lanza esos mensajes
aparentemente contradictorios. El Alcalde de la Villa y Corte, al tiempo que
portavoz nacional del PP, el Sr Martínez-Almeida, es otro de los que utilizan
el recurso de manifestar, al menos en mi opinión, simultáneamente dos discursos
opuestos: Por una parte muestra el más encendido apoyo a los mensajes
libertarios, y con regusto ácrata, de su compañera de partido, brillante e
indiscutible vencedora de los comicios para acceder a la Presidencia de la comunidad madrileña. Sin embargo, no duda en
matizar y marcar límites a la libertad tras las algaradas etílico-festivas en
la ciudad de la que es primer edil.
Tampoco, y dentro de mi candor político, quiero pensar
que una cosa es airear soflamas durante una campaña electoral para perjudicar
al rival político, y otra asumir responsabilidades
de administrar y responder por todos los
perjudicados por los acontecimientos.
En ambos casos, tomados como ejemplo de múltiples
actuaciones, no comprendo el funcionamiento de la mente de algunas personas. No
pretendo decir nada entre líneas. Únicamente manifestar que no comprendo su
mecánica de actuación.
Moraleja: Si no comprendes, por no ser especialista en la
materia, la mente de una persona, no intentes definirla con nombres usados por
ellos. Di simplemente que están “turutas”, o si eres de habla catalana, que
“están tocats del bolet”.