De unas fechas a esta parte, hay una gran
tendencia a llevar cuestiones ajenas al asunto a las llamadas señas
identitarias. Uno de los ejemplos que más han llenado los medios lo podemos ver
en las posiciones encontradas en torno al tema de las corridas de toros.
Hace ya un tiempo, lo que en principio
fue un gran avance en la defensa de los derechos de los animales, la supresión
de las corridas de toros por parte de la Generalitat de Catalunya, se vio
desvirtuada por la atribución de dicho acto a la no afinidad con el sentir del
pueblo catalán, obviando que continuaron con celebraciones públicas en los que
sí se maltrataban a los toros, especialmente en las Terres de l’Ebre. Bien
estuvo la prohibición de las corridas, pero mal la autorización del resto de
espectáculos, y peor hacerlo como hecho diferencial con el resto del Estado
Español.
Aunque en su momento se oyeron voces
desaforadas clamando por el “arte la belleza y la tradición” de la llamada
“fiesta nacional, se fueron diluyendo, a pesar de algunas amenazas de
declararlas bien cultural y de pasar por encima de lo aprobado por el Parlament
de Catalunya.
Con la proximidad de las elecciones del
27 S en Catalunya, la derecha más troglodita, los medios de comunicación más
tóxicos y todos los “patriotas de la pulserita” han salido en tromba en defensa
de esta salvaje práctica apoyándose en diferentes argumentos como:
Es una tradición: De acuerdo, también
fueron tradición las peleas de perros, las de gallos, la ejecución de reos en
las plazas públicas ¿Tenemos que volver a ellas o se hizo muy bien
prohibiéndolas?
Es un arte: Discutible, pero al parecer
en los campos de concentración nazis se utilizaron pieles humanas para hacer lo
que los torturadores llamaban arte ¿Queremos pantallas de lámpara en nuestras
casas de estos materiales?
La mayoría de los que están (estamos) en
contra de las corridas de toros comen carne y a los animales también se les
mata: Sí, pero de una forma rápida e indolora. Además ¿Alguien ha visto a un
matarife ovacionado por las gentes que están el matadero?
Esta campaña, se ha visto potenciada por
el irresponsable (aquí que cada uno le dé la acepción que estime oportuna) Juan
Carlos I, que aparece acompañado por una de sus hijas y por dos nietos, en una
clara demostración, por si alguien no tuviese aún clara su alineación con una
parte de la sociedad, despreciando que entre todos le pagamos su sueldo, sus
caprichos, sus viajes, y sus presuntos escarceos amorosos, olvidando que, al
menos en teoría, la monarquía tendría que ser la representación del pueblo. Por
otra parte, ante el “brillante” currículo de Froilán, tanto educativo como de
conducta social, creo que debería ser un toque de atención para los
progenitores y seguir las indicaciones dadas por la ONU y su posición de prohibir
las corridas de toros a los menores.
Hay muchos motivos para prohibir las
corridas de toros, pero uno muy a tener en cuenta sería que, sin financiación
pública, la celebración de corridas sería inasumible económicamente para muchos
de los que las defienden ¿Quiénes podrían y querrían pagarse una entrada a
“precio de mercado”?
Suprimamos este anacronismo bárbaro, pero
en tanto que se consigue que se legisle para este fin, evitemos la financiación
pública. ¡Tortura animal, con mi dinero, NO!
Quisiera aportar un grado de esperanza
sobre la evolución de la sensibilidad hacia los animales, ya que a pesar del
aumento de los ingresos de mascotas en Son Reus, este año no ha habido que
sacrificar ninguna gracias a los voluntarios y al aumento de adopciones. Ese es
el camino a seguir…
Publicado en El Periscopi el 24 08 2015