¿Adónde puede ir un
país que está volcando su intención de voto hacia una formación cuya política es sólo criticar lo que hace el
Gobierno?
¿Dónde están las
propuestas en positivo que le reportan ese vuelco hacia sus posiciones?
¿Somos los
españoles tan imbéciles que nos creemos las acusaciones a un Gobierno que, con
mejores o peores resultados, intenta aportar soluciones?
¿Ya nadie se
acuerda de lo que es una dictadura verdadera? La hemos sufrido durante cuarenta
años, y debería ser difícil de olvidar. Hablando de dictaduras ¿No resulta
cuanto menos extraño que los que hablan, o, al menos, empezaron a hacerlo,
fueran de las clases que menos sufrieron sus persecuciones? ¿No le resulta
extraño a nadie que cuando hubo el cierre perimetral de los barrios obreros del
cinturón sur de Madrid nadie sacara a colación el tema, pero cuando se amplió a
todo Madrid el Gobierno de la Comunidad y el Ayuntamiento se erigieran en
fervientes defensores de la libertad individual? Esta medida no se ajustaba a
derecho, como así lo hicieron ver los tribunales. Sin embargo ¿Dónde estaba el
celo por defender a los ciudadanos del cinturón sur de la opresión cuando les
restringieron sus derechos?
El Gobierno es el
único poder facultado por la Constitución para declarar estados excepcionales,
y para restringir los derechos fundamentales de los ciudadanos, sólo en
determinados casos, y cumpliendo las premisas determinadas por las leyes. Sin
embargo, Murcia es la única Comunidad regida por el PP que ha elogiado la
adopción de esas medidas, aún y como el resto de estas
comunidades, por el momento, no han adoptado ninguna de las medidas que les
permite el estado de alarma. Incluso Castilla León, que había adoptado medidas
de confinamiento en varias poblaciones cuando al menos era dudosa su
legitimidad, no se haacogido a las medidas que ahora son legales y de acuerdo
con la Constitución.
El líder del PP
dice ahora que votará en el Congreso la adopción de estas medidas si la
duración que se apruebe es de ocho semanas, en vez de seis meses como
propone el Gobierno, para salvar la Navidad, y en esa línea se han manifestado también
otras formaciones, aunque sin indicar plazo exacto.
¿Acaso el Sr.
Casado cree que el virus entiende de calendarios o de fiestas consumistas
religiosas?, ¿Las formaciones que quieren reducir el plazo pueden creer que el
Gobierno no es el primer interesado en reducir los plazos si las condiciones
sanitarias así lo permiten?, ¿No será todo esto una maniobra para forzar al
Gobierno a aceptar condiciones leoninas para prolongar el estado de alarma,
como ya ha sucedido cuando se aprobaba de quince en quince días? No digo para someter a un chantaje político, ya que esta es
una palabra muy fuerte.
En fin, nos hace
falta a los ciudadanos mucho sentido crítico razonado y aprender a leer.
Al final y para
demostrar que no tiene sentido de Estado, el Sr. Casado se ha abstenido y no ha
dicho que no, que es lo que le pedía el cuerpo para marcar una diferencia de
forma con VOX
Las diferentes
autonomías, excepto la Autonomía veleta (anteriormente conocida como Madrid),
han sido consecuentes y han actuado de acuerdo con las necesidades sanitarias