viernes, 29 de diciembre de 2017

Elecciones catalanas 2.017 (1)



Pues sí, tras los excesos navideños de comida, de bebida, de comentarios sobre las elecciones catalanas y sobre el discurso navideño del Rey, la verdad es que me da mucha pereza volver a hablar de la situación política, y echo un poco de menos cuando en “EL Periscopi” nos daban vacaciones en estos días.

Vamos a por las elecciones catalanas, de la que se han sacado imnumerables conclusiones, pero  a partir de las cuales aún no se ha comenzado, al menos públicamente, a pergeñar un proyecto de gobierno.

Pero, antes de hablar del triunfo del bloque secesionista, me gustaría destacar un matiz del al que nadie, o casi nadie, le ha dado especial relevancia: el triunfo sin precedente de los partidos de derecha, y el descalabro de los partidos de izquierda,  entre los que, de una forma generosa y nada crítica, incluiré al PSC.

Y hablo de triunfo de la derecha ya que el partido con más votos y más escaños ha sido C’s, que ha capitalizado su intransigencia y su discurso monocorde sobre la “Sagrada Unidad de la Patria”, adelantando en todo momento por la derecha al PP. Cabe destacar su triunfo electoral en el llamado  “Cinturón Rojo”, al igual que en Francia el Frente Nacional logró sus mejores resultados en el “Cinturón Rojo”, o como Trump en aquellos Estados que habían sido más industriales. La globalización, que ha llevado la producción industrial a los países emergentes del sureste asiático, ha dejado sin perspectivas de trabajo estable y de calidad a un amplio contingente de trabajadores, generalmente con escaso bagaje cultural, que los hace proclives a mensajes muy nacionalistas.

Este mismo razonamiento se puede aplicar también a votantes de Junts Per Catalunya, que no nos olvidemos que, a más de secesionista, se nutre de los dirigentes y de las bases de PDCat (antigua Convergencia), que es un partido, no lo olvidemos, de derechas, y nacionalista, al igual que C’s, aunque de otro ámbito nacional. Como resulta obvio, estos votantes también contaron con un plus añadido: “Un mártir de la libertad exiliado”, el cual supo sacar mucho provecho de su situación.

He hablado del triunfo de la derecha, pero no he citado el tremendo fracaso del PPC. Empecemos con que ellos mismos se autodenominen PPC, lo cual no deja de ser una auténtica paradoja siendo un partido eminentemente centralista. Pero no me voy a meter con su nombre, ya que deben tener alguna razón, que a mí se me escapa, para utilizar esa denominación. Así que pasemos a citar las causas de su fracaso, o, al menos, de las causas desde mi punto de vista: Por una vez, la táctica que tan buenos resultados le ha dado en otras ocasiones, le ha estallado en la cara. Los unionistas a ultranza no le han perdonado la tardanza en tomar medidas contra la secesión. Así que, alentados por el Sr. Aznar, se han pasado con armas y bagajes, y, por supuesto, con el voto al partido del Sr. Rivera, que siempre se mostró más beligerante en el tema del artículo 155, quizás por que no tenía la responsabilidad de asumir sus consecuencias. Por otra parte, entre sus potenciales votantes más moderados (suponiendo que los tenga en Catalunya) debieron pesar las escenas de las cargas y otras acciones policiales. Por último, y no menos importante, si querían que les votara alguien que no tuviese su ADN en forma de PP, en vez de en espiral como el resto de los mortales, jamás hubiesen elegido a un candidato como Xavier García Albiol.  
La semana que viene, ya hablaremos de la Izquierda y del PSC

viernes, 22 de diciembre de 2017

No me apetece




Sí, ya sé que se han celebrado (podemos usar aquí la palabra celebrado) las elecciones en Catalunya, aunque exactamente no estoy seguro de qué trataban, ya que unos dicen que eran para refrendar los resultados del 1 O, otros para devolver la normalidad constitucional, y otros por el “ya que se hacen, me apunto”.

Los resultados son los que son, y, como es lógico y habitual en estos casos, todos  han ganado las elecciones, y se han lanzado a proclamarlo a bombo y platillo. El verdadero problema es si se podrá gobernar, y quienes lo harán, y si seguirá vigente el artículo 155 dependiendo del color político de quien pretenda gobernar, pero…

Como digo en el título de este escrito, no me apetece comentar resultados. No me apetece hacer elucubraciones sobre quién puede, objetivamente, considerarse triunfador. No me apetece hacer cálculos para intentar adivinar quién podrá gobernar ¡Tiempo habrá!

Ahora, y dadas las fechas en que nos encontramos, lo que verdaderamente me apetece es felicitar a todos estas fiestas, y desear paz en la tierra, en toda la tierra, a las mujeres y hombres de buena voluntad.

viernes, 15 de diciembre de 2017

Bueno, ¿Y ahora qué digo?



 

A estas alturas de la película, cuando sólo queda el último fin de semana de campaña electoral en Catalunya, aún no he dicho nada sobre  estas elecciones. Y aquí tengo que confesar una cosa, por mucho que esta confesión destroce mí ego: No sé qué decir.

¿Cómo se pueden considerar unas elecciones normales, con candidatos cabeceras de lista electorales en prisión o en el exilio?

Entre otras cosas, me deja perplejo la fecha elegida para celebrar las elecciones, pues, desde hace muchos años, se celebran en domingo para evitar que las empresas tengan que asumir los tiempos concedidos a los trabajadores para ir a votar. Estas son en jueves, y a dos pasos de la Navidad ¿En laborable para hacerlas más atractivas para los trabajadores, por la cuestión de las cuatro horas  libres para la votación, y que así acudan a las urnas de forma masiva? ¿En vísperas de las navidades para que no haya interés en las elecciones, y sean eclipsadas por los intereses propios de estas fiestas? Cuanto menos, contradictorio.

Pero hay cosas bastantes más contradictorias que esta. Veamos algunas de estas contradicciones:

a)      Hay partidos, o, al menos, dirigentes de partidos, que consideran al Sr. Puigdemont el legítimo Presidente de la República Catalana (empezando por el mismo). Y, sin embargo,se presentan a unas elecciones donde pueden ser elegidos para desempeñar un cargo supeditado a otro país, y, por tanto, de menor rango. El argumento esgrimido es: “como demócratas no dirán jamas no a una ocasión de votar”. Y yo me pregunto ¿Son ellos, como demócratas, los que votan en “Gran Hermano”, “La Isla de los Famosos”, y demás programas televisivos  en los que se solicita el voto popular?

b)      Aparentemente, el PP da por perdidas las elecciones. Caso contrario ,hubiese propuesto a algún candidato que buscara la reconciliación, y restañar heridas recientes. El Sr. García Albiol, diciendo que se “habían bajado los pantalones”, pudiéndose dar por aludidos más de dos millones de catalanes, da una sensación más de buscar la humillación que  la justicia, y esto, unido a su final de discurso en el primer acto de campaña con su: “A por ellos”, después de las críticas suscitadas en las despedidas a las fuerzas de seguridad, que fueron como fuerzas represoras, y cuyas actuaciones han sido tan cuestionadas, tampoco parece que sea la forma más adecuada de comenzar una campaña, pero…

c)       C’s es el partido que, al parecer, recoge los votos de una gran parte de los partidarios de las continuación de la unión, sobre todo  entre las personas de derechas y de “extremo centro”, por lo que parece una contradicción la elección como cabeza de lista de una persona con tan escaso bagaje político, y  con un nulo discurso, ya que se limita a repetir, sistemáticamente, las consignas previamente lanzadas por el Sr. Rivera.

d)      El PSC se encuentra en una situación difícil, ya que es en Catalunya el representante de uno de los partidos que votó la aplicación al 155, y, por otra parte, parece ser el candidato que prefiere D. Mariano Rajoy, temeroso de que C’s le reste, por efecto contagio, dado el posible auge de este partido de cara a unas elecciones generales.

El resto de formaciones, a excepción de la CUP, que ya es una contradicción en si, no presentan nada especialmente llamativo por contradictorio entre sus pretensiones y sus actuaciones. Dándose, eso sí, la paradoja, aunque quizás no exista tal paradoja, ya que es la actitud a la que  nos vamos acostumbrando, de que la única formación  que ha procurado introducir un punto de sensatez evitando entrar en reacciones viscerales, debido a esa actitud Catalunya en Comú, posiblemente obtenga unos magros resultados, que lleguen a dificultar que sus representantes sean suficientes para decantar el Govern de la Generalitat en un sentido a otro.

No puedo dejar de pensar que, a pesar de lo distintos que, en opinión de los independentistas, son el pueblo español y el catalán, ambos se dejan embaucar por sus dirigentes, y recaen en la trampa, a pesar de lo que puedan hacer y decir sus dirigentes. Del pueblo español, nada más hace falta ver la permanencia del PP en el Gobierno, y la intención de voto en unas futuras elecciones. Del pueblo catalán, sólo puedo decir que se mantiene casi el mismo número de independentistas que votarán la opción de los que les engañaron con la proclamación de la República de Catalunya por la vía del DUI, cuando ellos mismos después reconocen que dicha opción era inviable, como se demostró posteriormente; que han aceptado que no estaban preparados para empezar la andadura como país independiente; que dijeron que la permanencia en la UE después de la independencia sería una realidad incuestionable, cuando Francia, Italia, y, en menor medida, Alemania, que tienen tensiones nacionalistas internas, jamás darían su apoyo a una secesión que podría dar alas a sus zonas más conflictivas. No hablo de las declaraciones de algunos de los encarcelados para intentar librarse de la cárcel con más o menos éxito, ni de las contradicciones o de las vaguedades en las declaraciones de los que continúan en prisión, y de los que están en libertad, pero estas mismas contradictorias declaraciones deberían poner en guardia a los posibles votantes.

En conclusión, quizás los españoles y los catalanes no sean tan diferentes como algunos quieren hacernos creer.


viernes, 8 de diciembre de 2017

Los Dumoulin



Este verano pasado, en el glaciar suizo de Tsanfleuron aparecieron los cadáveres momificados, y completamente conservados de Marcelin y Francine Dumoulin desaparecidos. La última vez que se les vio se iban a ordeñar sus vacas en un prado cercano, en el estío de 1942. La pareja era residente de la zona donde aparecieron congelados sus restos.

Dado que nunca he demostrado demasiado interés en temas de cadáveres congelados, a alguien de los/as que habitualmente leen mis escritos puede parecerle extraño mi comienzo. Pero, si tienen la amabilidad de seguir leyendo, verán que soy coherente con temas anteriores, y que no abandono mi leitmotiv.

 

En los últimos años la energía ha elevado su precio en un 70%. Mientras, por el rubor que me causa, no mencionaré el incremento porcentual de las pensiones por jubilación, situación que ha provocado que la pobreza energética se haya disparado de forma estratosférica entre los que componemos la tercera edad.

 

Por otra parte, el PP y su Gobierno, solos o en compañía de C’s, y con la inestimable colaboración del Tribunal Supremo, han conseguido desmontar todos los proyectos para contrarrestar los efectos que acarrea la llamada pobreza energética, y que se han propuesto en las comunidades autónomas no gobernadas por dichos partidos.

 

Cierto es que el Gobierno ha elaborado un plan social, al que las compañías eléctricas ya han presentado recurso. Pero dicho plan tiene tantos defectos y errores que, en realidad, no palía las  dificultades para afrontar el pago del suministro. Sin contar que, con el tope en la potencia que  permite dicho abono, no se puede calentar una casa.

 

Esta situación puede ocasionar un grave problema al PP, ya que su mayor caladero de votos está comprendido entre los/as votantes mayores de 65 años, y, si se mueren por congelación, difícilmente podrán votarles. Aunque ya tenemos precedentes de votantes zoombis en las casas regionales existentes en algunos países de Sud América.

 

Y ahora es cuando entran en acción los Dumoulin, ya que para ellos sería providencial mantenernos en un estado letárgico, y con el aspecto exterior de la pareja suiza para no alarmar a las almas biempensantes de los afiliados y simpatizantes de edades más jóvenes. Todo ello producido por el frio, y  de modo que sólo nos permitiera movernos, aunque fuese de forma pausada, hasta los colegios electorales en las fechas de elecciones, y que, por supuesto, sólo se celebrarían en verano cuando el sol podría revitalizarnos, previo pago del correspondiente impuesto del sol.

 

Los experimentos para esta nueva fase vital (pero poco) comenzarían después de las próximas elecciones, por si sale mal el experimento y pierden muchos votantes de golpe, ya que después  tendrían cuatro años para recuperarse.

 

Por tanto, o mucho me equivoco, o a partir de los próximos comicios tendremos recortes drásticos en las pensiones, y continuará progresando adecuadamente el precio de la energía. Y, mientras tanto, los de siempre pasaremos a un estado de hibernación, y si aumentan las defunciones siempre será un alivio para las arcas públicas al ahorrarse el pago de la pensión.

viernes, 1 de diciembre de 2017

Feminismo y violencia de género



Creo que es la primera vez desde que empecé este blog que no he hecho coincidir el día contra la violencia de género con mi entrada semanal, cosa aún más relevante dada mi acendrada defensa  de la erradicación de esa lacra. Pero espero que se me justifique dada la indignación que sentía por la burla sistemática al Parlamento, tanto por parte del Gobierno como por parte del partido que lo sustenta, y sus cómplices necesarios (obsérvese que hablo en plural).

Volviendo al tema de esta semana, puede el título del escrito llevar a malos entendidos, pero mi idea, que espero saber transmitir, es muy clara: Si la violencia de género “existe” es, al menos en España, gracias a la labor de las feministas que lograron que esa reprobable conducta dejase de ser un ”asunto interno familiar” para llegar a tipificarse como delito.

Aunque nadie abiertamente deja de condenar la violencia de género en su manifestación más extrema, como  es un asesinato, lo cierto es que hay un amplio espectro de la sociedad que tiende a minimizar el problema, y a reaccionar, generalmente de manera tibia, sólo ante los casos más sangrantes, limitándose a obviar el maltrato psíquico, y a los micro machismos, alegando que se han disparado las denuncias ante una legislación que es demasiado estricta en estos casos.

Ante este falaz argumento, se impone la realidad, que es  una mayor sensibilidad por parte de las afectadas  hacia estas conductas delictivas. Valga como ejemplo que los países con mayor índice de igualdad, como son los países escandinavos, son los que lideran el ranking de denuncias presentadas, en contraposición con lo que ocurre en los países del Golfo Pérsico, donde la mujer es un ser sin casi ningún tipo de derechos,y donde estos casos no  quedan reflejados estadísticamente  como denuncias ya que las conductas atentatorias contra su vida y contra su dignidad personal, en general, no están tipificadas como delitos. Por otra parte, la teoría de que se denuncian casos de violencia de género para obtener ventajas a la hora de los divorcios, custodias de hijos, o de cualquier otra índole queda deslegitimada por las diferentes memorias de la Fiscalía, donde siempre se dan unos índices casi nulos al respecto.

También resulta muy importante señalar que, en muchos de los casos, al casarse, un porcentaje importante de mujeres salieron del mercado laboral, y que, actualmente, con la crisis, y la revolución tecnológica, que afecta a casi todos los sectores laborales, hacen muy difícil, por no decir imposible, reengancharse a una situación laboral que permitiese su independencia económica.

Los principales problemas para erradicar la violencia de género en España  son la falta de interés real en tomar medidas efectivas; de la carencia de medios materiales y humanos para prevenir la violencia; que aún se cree en lo más íntimo que es un problema familiar y no público; el conservadurismo patriarcal de muchos de los que tendrían que tomar las decisiones para evitar que se puedan reproducir las tragedias tan cotidianas de mujeres asesinadas, que no muertas;  la actitud que ha tomado un amplio sector de la Jerarquía de la Iglesia  demonizando las posiciones igualitarias, que, en parte, arrastran a un extenso sector de nuestra clase dirigente y judicial, más proclive a seguir las creencias de esta Iglesia que a defender los intereses de la sociedad.

A modo de reflexión final, me gustaría que leyeran el capítulo III de la carta de San Pedro, que se lee en las bodas religiosas, y que puede dar una visión de la razón por la que la Iglesia asume el papel de la mujer sumisa y tolerante:

PRIMERA CARTA DE SAN PEDRO

CAPÍTULO 3

Los deberes de los esposos

3:1 También las mujeres sean dóciles a su marido, para que si alguno de ellos se resiste a creer en la Palabra, sea convencido sin palabra por la conducta de su mujer,

3:2 al ver su vida casta y respetuosa.

3:2 Que su elegancia no sea el adorno exterior —consistente en peinados rebuscados, alhajas de oro y vestidos lujosos—

3:4 sino la actitud interior del corazón, el adorno incorruptible de un espíritu dulce y sereno. Esto es lo que vale a los ojos de Dios.

3:5 Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que tenían su esperanza puesta en Dios y respetaban a sus maridos,

3:6 como por ejemplo, Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Ahora ustedes han llegado a ser sus hijas, haciendo el bien y no dejándose inquietar por ninguna clase de temor.

3:7 Los maridos, a su vez, comprendan que deben compartir su vida con un ser más débil, como es la mujer: trátenla con el respeto debido a coherederas de la gracia que da la Vida. De esa manera, nada será obstáculo para la oración.


viernes, 24 de noviembre de 2017

Cuestión de higiene (democrática)



A raíz de la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española, y de las voces que se oyeron tildando los acuerdos que tomó el Gobierno bajo su amparo de medidas fascistas, y equiparándolas con actuaciones propias del régimen del fallecido Dictador, se alzaron algunas voces que discrepaban. Entre ellas debo destacar, por el respeto personal que me merecen, las de los históricos comunistas Paco Frutos y Nicolás Sartorius.

Ambos coincidían en que las circunstancias actuales no eran en modo alguno comparables con las que imperaban con Franco en el poder. Hasta aquí estoy, en principio, de acuerdo ya que no hay pena de muerte, no se tortura en las dependencias policiales, cualquier detenido recibe asistencia legal, y hay una larga lista de derechos civiles adquiridos, normalmente por la lucha de los activistas, que hoy en días son incuestionables.

Decía Sartorius que a él le condenaron a ocho años de cárcel por repartir octavillas políticas. Hoy en día esa es una actividad legal, siempre que tengas un permiso municipal. Pero, si no lo tienes, lo máximo que puede pasar es que te las requisen, o que sufras una sanción económica. Pero, ¿Es tan idílica la situación? No voy a calificarla yo, pero, cuando existe una “Ley mordaza”, los humoristas son perseguidos judicialmente, los titiriteros son detenidos, y los llamados “delitos de odio” son tan indefinidos que casi cualquier crítica puede considerarse como tal, no creo que sea el tiempo presente un dechado de libertades personales.

Sin embargo, siendo grave el deterioro de los derechos civiles (de los sociales ya he hablado múltiples veces), es más grave aún, a mi parecer, la vulneración sistemática del principio de  voluntad del llamado pueblo soberano.

Una democracia parlamentaria representativa, como, nominalmente, es la nuestra, tiene que basarse en que el Ejecutivo tiene que responder ante los parlamentarios, que son la representación del pueblo. Por tanto, si la opinión del Ejecutivo prevalece sobre los parlamentarios, e, incluso, si éste desoye clamorosamente los dictámenes que emanan del pueblo a través de sus representantes, se diga lo que se diga, se disfrace como se disfrace, se excuse en lo que se excuse, la forma de gobierno no es una Democracia representativa, ya que el Ejecutivo no tiene en cuenta a los representados, y la forma de Gobierno se convierte, en simple y llanamente, en una Dictadura. Dictadura que podemos llamar atípica, ya que está sujeta a elecciones periódicas, que no es sangrienta, cuya represión está limitada, y que mantiene una mayoría de las libertades personales, pero que no respeta la voluntad de los representados.

¿Cuántas decisiones del Congreso de Diputados no se han llegado a plasmar, unas por cuestiones de estabilidad parlamentaria, y otras por diferentes causas que, al fin y al cabo, sólo eran triquiñuelas legales para no aceptarlas?

Pero, además de esta razón, que ya es lo suficientemente grave, está la no asunción sistemática de responsabilidades políticas ante hechos cuestionables,  cuando no directamente delictivos ¿Alguien concibe un gobierno británico con el partido que le da apoyo siendo juzgado por beneficiarse a título económico?, ¿Alguien piensa que un partido francés se podría mantener en el Gobierno tras múltiples acusaciones de financiación ilegal de sus campañas electorales? En serio se puede creer que en cualquiera de los Países Escandinavos se hubiese investigado al Gobierno por un tema penal, y si hubiese tardado más de un segundo en dimitir la oposición en pleno no hubiese tomado las medidas legales señaladas en la constitución del país para echarlos a patadas.

Vivimos en una Dictadura, o, si quieren, en una “Dictablanda”, como se le denominó al régimen que substituyó al del General Primo de Rivera, pero en un país donde no se respetan las decisiones del Parlamento, salvo que éstas sean beneficiosas para el PP y su Gobierno. Sin embargo, no hay que echarle toda la responsabilidad a este último partido, tan culpable como ellos son el resto de las asociaciones políticas que, por intereses partidistas, no ponen coto a la anómala situación. Y, en última instancia, somos responsables todos los votantes que no exigimos que, de una vez por todas, se acabe con la corrupción que nos arruina económica y éticamente.

 


viernes, 17 de noviembre de 2017

Cuestión de higiene (mental)



Con suma frecuencia nos olvidamos de la conveniencia de hacer una pausa, mirar alrededor, y vaciar el almacén de imágenes que nos impiden ver otras cosas. A mí me sucede a menudo que, por pasar habitualmente por una calle, no veo los cambios que han podido suceder en ella, y soy incapaz de enfocarla con diferente ángulo hasta que no me paro, vacío las ideas preconcebidas, y veo, frecuentemente, una foto que no había advertido con anterioridad.

Pero, como es mi norma en estos escritos, no voy a hablar de fotografía, pero sí de la necesidad de despojarse de las intoxicaciones mentales que nos rodean.

¿Existe vida en la parte de la península ibérica que actualmente conforma el Reino de España, aparte del trozo superior derecho, conocido como Catalunya? Resulta que, aunque para los medios no exista más que esa zona (aparte del planeta futbol, por supuesto), el resto existe, aunque su importancia les resulta tan nimia que obvian cualquier comentario sobre lo que en ella sucede, a pesar de que a algunos, pocos, les preocupa, y, aún más grave, a la totalidad de la población les afecte.

No  solo  se sitúan  todas las  cuestiones que afectan al ciudadano en una  sola vertiente. Ya que unas se pueden colocar entre  las que nos afectan a todos, como ciudadanos  que queremos vivir en un Estado de Derecho (lo cual es muy plausible y puede decir mucho de la madurez democrática de un pueblo), sino que también hay otra serie de razones que nos afectan económicamente en el día a día de nuestra vida cotidiana.

Entre la primera casuística podemos citar las declaraciones de los testigos en el juicio del llamado caso Gurtel, en las que el inspector jefe de la Policía de Delitos Monetarios asegura en el Parlamento que hay indicios de que el presidente del Gobierno cobró dinero en B, dentro de una trama de corrupción de máxima envergadura; o también las de la Fiscal Anticorrupción, que ha afirmado que el juicio del caso Gurtel ha probado que el PP mantenía una caja B que se nutría de cohechos y tráfico de influencias: "Ha quedado plenamente acreditada la caja b del Partido Popular reflejada en los papeles de Bárcenas".

Pero no sólo es eso, son los innumerables casos más con incidencias, cuanto menos sospechosas, como: el incendio en el juzgado de Valencia donde se llevaba el caso de presunta corrupción del PP de Valencia; o el robo – perdida- de parte del caso Lezo donde están imputados entre otros, el Sr. Gallardón; por no hablar de la puesta en libertad, al depositar una fianza de 400.000 €,del Sr. González,  al que a continuación le incautaron en Colombia un botín de casi cinco millones de Euros. No olvidemos que, en distintos grados de situación judicial, hay casi novecientos ex altos cargos del PP, además de que se está buscando la identidad de un tal M.Rajoy que aparece en los papeles del Sr. Bárcenas como receptor de pagos en negro.

En el plano internacional, resulta escandalosa la forma que tuvo el Senado en de aprobar el acuerdo CETA, ya que fue casi sin ningún tipo de debate, y a continuación de activar el artículo 155 de la Constitución. También es de destacar que ha pasado el plazo para recibir a refugiados, y sólo han llegado un 11% del total al que España se había comprometido.

 

En el plano económico, no deja de sorprender el aumento de la Deuda Pública, ya que de menos del 70% sobre el PIB, ha pasado a sobrepasar ampliamente el 100%. Ante esto, destaca escandalosamente que se hayan intervenido las cuentas del Ayuntamiento de Madrid, a pesar de haber reducido  su deuda en un 40%, tener superávit, e  invertir en proyectos, la mayoría de ellos de carácter  social. Afortunadamente, el PP está plagado de buenos gestores, ya que en caso contrario…

¿Seguimos?  En ese rescate bancario que no iba a costar ni un euro a los españoles, de los 56.865 millones que se aportaron para el citado rescate, el Banco de España, que algo debe de entender del tema, da por perdidos 42.590 millones. Si el Gobierno no nos miente, y los españoles no vamos a tener que pagar ni un euro ¿Quién los pagará?

Tener un trabajo, dada la precariedad y la bajada de los sueldos, no representa en sí mismo una garantía de traspasar el umbral de la pobreza; las pensiones suben muy por debajo de la inflación; se ha vaciado la “hucha de las pensiones”; el precio de la energía electica se ha disparado, en contra de lo sucedido en los países de nuestro entorno, en tanto que las eléctricas han aumentado estratosféricamente sus beneficios.

Si nos referimos a prestaciones sociales, mejor que dar opiniones, que podrían ser sesgadas, sólo hay que mirar las partidas asignadas a sanidad, educación, dependencia, o a la de gastos militares. Y, no nos engañemos, el verdadero programa de gobierno no viene en los discursos grandilocuentes, viene en los Presupuestos Generales del Estado.

Pero, por higiene mental, no nos preocupemos por estas menudencias. Los dos temas capitales en este país son Catalunya, y la posible exaltación de la república en la camiseta de la “Roja”.