¿Saben aquel que “diu”? “Un soldado disgustado dice: Ahora
no me como el rancho para fastidiar al General”. ¿A qué viene este viejo
chiste? Pues bien es a lo que me recuerda el caso que actualmente estamos
viviendo en Mallorca.
A todos los
mallorquines, y a muchos de otros lares, no hace falta que les recueden lo que representa
Escorca para la isla. Pero, por si alguien no lo conoce, creo necesario informarles
que, aún siendo el municipio menos poblado de la isla, tiene algunos de sus
elementos más importantes ya que está ubicado en la Serra de Tramuntana, que en
2010 fue declarada por la UNESCO patrimonio Mundial. En el municipio se encuentran
el Monasteri de Lluc, que se puede considerar como el centro espiritual mariano
de la isla; el Torrent de Pareis, la meca del
senderismo por su belleza y espectacularidad; y Sa Calobra, donde es
tradicional el concierto coral más significativo del verano, y que es también
una de las calas más hermosas de la costa norte, costa que se caracteriza por
sus agrestes acantilados, y sus pequeñas calas rocosas y casi inaccesibles.
Pero no pretendo hacer una guía turística del lugar, si no comentar el
rocambolesco caso que está sucediendo allí.
El caso que nos ocupa es que en ese paraje tan bello y tan emblemático
se acumulan las basuras a raíz de una disputa que, vista desde el punto de
vista de un ciudadano de a pie, es la cosa más grotesca e incomprensible.
Voy a intentar describir la situación, ya que explicarla me
resulta a todas luces imposible.
La cuestión, aparentemente, empezó cuando la Consellería de
Medi Ambient, por mediación del IBANAT, prescindió de los contenedores de
basura que se encontraban en el Torrent de Pareis, alegando que los
excursionistas no separaban las basuras de cara a su posterior reciclaje,
teniéndolo que hacer, por tanto, el personal propio. Se dió pues la orden de que
cada usuario recogiese los restos para depositarlos seleccionados en contenedores
aptos para reciclar.
Ante esta decisión del Govern, el Alcalde de Escorca montó
en cólera y exigió que se volviesen a colocar los contenedores, prohibiendo,
además, que nadie recogiese las basuras y desperdicios acumulados. Ante esta situación,
Medi Ambient reaccionó diciendo que las recogiese entonces el Ayuntamiento, ya
que impedía su recogida por los
generadores de la suciedad.
Por su parte., el Alcalde de Escorca, D. Antonio Solivellas
Estrany, que encabeza el Grupo Municipal del PP, ha denunciado la situación a
ante la UNESCO, como elemento de presión para forzar al Govern a reconsiderar
su postura, sin ver que esta denuncia podría acarrear la retirada de la
consideración de la que goza la Serra por parte de dicha entidad, pero, “con tal
de jorobar al General, yo no me como el rancho”, como apuntaba el chiste del
inicio.
¿Quién tiene la razón en este caso? Creo que ambos y
ninguno, pues si bien es cierto que la jurisdicción sobre los torrentes las
tiene el Govern, y, por tanto, sobre su limpieza, no es menos cierto que, al
tener la jurisdicción, puede tomar las decisiones que estime oportunas para
asegurar su limpieza, sin que el Ayuntamiento pueda vetarlas o tomar medidas
contrarias.
Claro que tampoco es el primer encontronazo entre el
Ayuntamiento de Escorca y el resto de entidades, ya que el Consell de Mallorca
tuvo que paralizar unas obras que el municipio estaba realizando sin
autorización en una zona con la máxima protección.
Quizá algo que puede ayudar a comprender esta incomprensible
situación son los diferentes colores políticos del Ayuntamiento y del Govern, que
ofuscan a algunas mentes haciendo prevalecer su militancia política sobre los
intereses de los ciudadanos.
A todo esto ¿Qué hacen la sociedad civil y los grupos ecologistas,
que en otras ocasiones se han mostrado tan activos? ¿Vds. lo saben? Pues yo
tampoco. Pero lo que si sé es que cada vez se degrada más
la zona.
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