viernes, 1 de septiembre de 2017

Unos por otros

 
¿Saben aquel que “diu”? “Un soldado disgustado dice: Ahora no me como el rancho para fastidiar al General”. ¿A qué viene este viejo chiste? Pues bien es a lo que me recuerda el caso que actualmente estamos viviendo en Mallorca.
 A todos los mallorquines, y a muchos de otros lares, no hace falta que les recueden lo que representa Escorca para la isla. Pero, por si alguien no lo conoce, creo necesario informarles que, aún siendo el municipio menos poblado de la isla, tiene algunos de sus elementos más importantes ya que está ubicado en la Serra de Tramuntana, que en 2010 fue declarada por la UNESCO patrimonio Mundial. En el municipio se encuentran el Monasteri de Lluc, que se puede considerar como el centro espiritual mariano de la isla; el Torrent de Pareis, la meca del  senderismo por su belleza y espectacularidad; y Sa Calobra, donde es tradicional el concierto coral más significativo del verano, y que es también una de las calas más hermosas de la costa norte, costa que se caracteriza por sus agrestes acantilados, y sus pequeñas calas rocosas y casi inaccesibles. Pero no pretendo hacer una guía turística del lugar, si no comentar el rocambolesco caso que está sucediendo allí.
El caso que nos ocupa es que en ese paraje tan bello y tan emblemático se acumulan las basuras a raíz de una disputa que, vista desde el punto de vista de un ciudadano de a pie, es la cosa más grotesca e incomprensible.
Voy a intentar describir la situación, ya que explicarla me resulta a todas luces imposible.
La cuestión, aparentemente, empezó cuando la Consellería de Medi Ambient, por mediación del IBANAT, prescindió de los contenedores de basura que se encontraban en el Torrent de Pareis, alegando que los excursionistas no separaban las basuras de cara a su posterior reciclaje, teniéndolo que hacer, por tanto, el personal propio. Se dió pues la orden de que cada usuario recogiese los restos para depositarlos seleccionados en contenedores aptos para reciclar.
Ante esta decisión del Govern, el Alcalde de Escorca montó en cólera y exigió que se volviesen a colocar los contenedores, prohibiendo, además, que nadie recogiese las basuras y desperdicios acumulados. Ante esta situación, Medi Ambient reaccionó diciendo que las recogiese entonces el Ayuntamiento, ya que impedía  su recogida por los generadores de la suciedad.
Por su parte., el Alcalde de Escorca, D. Antonio Solivellas Estrany, que encabeza el Grupo Municipal del PP, ha denunciado la situación a ante la UNESCO, como elemento de presión para forzar al Govern a reconsiderar su postura, sin ver que esta denuncia podría acarrear la retirada de la consideración de la que goza la Serra por parte de dicha entidad, pero, “con tal de jorobar al General, yo no me como el rancho”, como apuntaba el chiste del inicio.
¿Quién tiene la razón en este caso? Creo que ambos y ninguno, pues si bien es cierto que la jurisdicción sobre los torrentes las tiene el Govern, y, por tanto, sobre su limpieza, no es menos cierto que, al tener la jurisdicción, puede tomar las decisiones que estime oportunas para asegurar su limpieza, sin que el Ayuntamiento pueda vetarlas o tomar medidas contrarias.
Claro que tampoco es el primer encontronazo entre el Ayuntamiento de Escorca y el resto de entidades, ya que el Consell de Mallorca tuvo que paralizar unas obras que el municipio estaba realizando sin autorización en una zona con la máxima protección.
Quizá algo que puede ayudar a comprender esta incomprensible situación son los diferentes colores políticos del Ayuntamiento y del Govern, que ofuscan a algunas mentes haciendo prevalecer su militancia política sobre los intereses de los ciudadanos.
A todo esto ¿Qué hacen la sociedad civil y los grupos ecologistas, que en otras ocasiones se han mostrado tan activos? ¿Vds. lo saben? Pues yo tampoco. Pero lo que si sé es que cada vez se degrada más la zona.
 


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