Tengo que decir,
como primera providencia, que no soy el Oráculo de Delfos, y que ni mucho menos
creo serlo. Ni tan siquiera me creo uno de los innumerables augures pasados y
presentes que se dedican a pontificar sobre cualquier tema. Soy, simplemente,
un observador que se dedica a contemplar los acontecimientos, y los pasa por el
filtro de sus conocimientos, sacando unas conclusiones más o menos acertadas, y
que se atreve a plasmarlas por escrito.
Bajo las premisas
expuestas en el párrafo anterior, creo que C’s se equivoca de medio a medio.
Quiero insistir en que es mi opinión, que puede ser acertada o errada, que esta
opinión no pretendo que tenga más valor que otras. Pero, como escribo en mi
blog, y las opiniones son libres, al menos por ahora, voy a exponer en qué me
baso para formular esta afirmación.
C’s nació, o, más
bien, evolucionó, con un discurso con vocación de ser un partido transversal,
bajo unos postulados de liberalismo económico, y quizás de la acepción social
de esta palabra, además de la económica. Con la intención, ya que así lo
manifestaban en sus mensajes, de aglutinar a los ciudadanos hartos de la
corrupción, viniera de donde viniera, y en el que se sintieran representadas
todas las sensibilidades no extremistas. Las encuestas demostraron que era un
partido con una fuerte aceptación social, a pesar de que en las votaciones no
alcanzaron las expectativas previstas.
Entonces ¿En qué se
equivocan? En su radicalización, en su nacionalismo centralista extremo, y,
sobre todo, en la elección de socios políticos.
Pero no hablemos,
por ahora, de su posición tras las recientes elecciones de Andalucía. Vayamos a
unas fechas anteriores. Ellos, que se presentaban como adalides de la limpieza
y de la honestidad, hacen unos pactos inexplicables. En La C.A. de Madrid dan
su apoyo para que puedan gobernar al PP, partido inmerso en incontables
escándalos económicos en esa Comunidad.
En la C.A. de Valencia, a pesar de no alcanzar el Gobierno, sellan
también con el mismo partido unos acuerdos que les permiten ostentar diferentes
aéreas de poder, no importándoles, al parecer, el rosario de causas judiciales
en las que está implicado el PP de Valencia.
Pero, no nos
equivoquemos, sus socios, hasta esos momentos, eran únicamente el PP. En la
C.A. de Andalucía, con su actitud, permitieron y propiciaron que gobernase el
P(SO)E, a pesar de estar, supuestamente, implicado en el caso de los ERE’s.
¿Puede explicar
alguien de forma coherente esta política de alianzas?
¿Puede explicar alguien
de forma comprensible cómo casa su mensaje de limpieza y honestidad con su
elección de socios?
Como el tema de los
supuestos errores da para mucho más, pero no quiero aburrir innecesariamente a
los lectores, continuare en una próxima
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