En
serio, no es broma. Pensaba, y así lo tenía decidido, pasarme unas semanas,
como ya hice la semana anterior, sin hablar del PP. Pero a veces surgen
circunstancias que hacen romper las decisiones más firmes.
Bueno,
más que hablar del PP, de su Presidente, ya que el partido, al menos el de las
Islas, ha debido de quedar completamente chasqueado. Voy a hablar del Sr. Rajoy,
Presidente del PP, que, aunque coincida en la misma persona con el Presidente
del Gobierno, no vino en esta última condición, ya que sería inconcebible que el
Presidente del Gobierno no se hubiese reunido con la Presidenta de la Comunidad
Autónoma, al menos como cortesía institucional.
Quizás
alguien se pregunte extrañado ¿Cuál es la causa que me ha movido a variar mi
actitud? No ha sido ni el R.E.B., ni la cuestión del 75%, y aquí me creo en la
obligación de aclarar lo que son, y que representan, estas dos cuestiones para
los lectores de otras comunidades o países.
Resultaría
obvio recordar que las Baleares son unas islas, de las cuales, cuatro están
permanentemente habitadas por ciudadanos que tienen en ellas su residencia. Pero
lo que quizás no sea tan obvio, es que, a pesar de que en muchos aspectos
resulta un privilegio, en otros muchos, es un problema que los
habitantes de la península no tienen, y cuya
existencia olvidan. Veamos algunos aspectos:
a) El Gobierno Central mantiene una serie de
infraestructuras para facilitar la movilidad de los ciudadanos, trenes,
autopistas, carreteras, por las que resulta más o menos fácil desplazarse de
forma cómoda y rápida. Si un residente en Orihuela tiene que visitar a un
médico especialista en Alicante, dispone de servicio de transporte público, o
puede optar por el transporte privado. Mientras que un ciudadano de Ibiza, que
tenga la necesidad de visitar a un médico especialista en Palma, deberá,
obligatoriamente, trasladarse en un avión de una determinada línea aérea. Pero
no solo están los casos de enfermedad, el ejemplo puede servir para cualquier
actividad, de ahí la petición de la rebaja a los residentes en un 75 por ciento
en las tarifas aéreas y marítimas.
b) Tanto en el plano privado como en el
público, la insularidad conlleva unas necesidades, como bien ha comprendido el
Gobierno en el caso de las Islas Canarias, y con ellas sí se estableció un
Régimen Especial. Sin embargo, y a pesar de las infinitas peticiones de un
Régimen Especial de Baleares (R.E.B) por parte del Govern, y de las múltiples
promesas incumplidas del Gobierno, sigue sin concretarse, y, mucho menos,
firmarse el citado Régimen.
Pues
bien, a pesar de que aun con “la boca pequeña” el PP autonómico proclamaba en
todos los foros y mentideros que los acuerdos sobre estos temas serían
anunciados por el sr. Rajoy en su visita de este fin de semana pasado, siguiendo
la tradición del “ninguneo” a los ciudadanos de las islas, no hizo ninguna
concreción, y solo obsequió con una de sus magistrales frases, dirigida a los
militantes del PP de les Illes: “Estad tranquilos, pero no os durmáis”. Como
afectado, me hubiese agradado que lo hubiese anunciado como Presidente del
Gobierno, pero, dado que, como he dicho antes, vino como Presidente del PP, y
creo que todos sabrán que no es el partido de mis amores, no tengo que sentirme
engañado, como creo que se sentirán sus militantes y simpatizantes.
Con
todo, estos temas, no hubiesen hecho variar mi intención de no tratar del PP y
de su máximo dirigente. Tampoco su
visión de que el Govern sigue el mismo camino que Catalunya en el tema
secesionista. No hace falta que el Govern haga nada para fomentar el
independentismo, se sobra y se basta el Sr.
Rajoy solo para lograr que el independentismo crezca forma exponencial, como ya ha logrado
en Catalunya, donde había un 20 por ciento que así se declaraban cundo llegó al
Gobierno, y ahora son alrededor del 50% gracias a su política.
Lo que
me parece intolerable, y me ha movido a
volver a traer al PP a la palestra, es la falta de aprecio a la riqueza
cultural que supone un idioma, que cargara contra la política lingüística del Govern
que, de una manera un tanto tímida, pretende que nuestra lengua tenga el grado
normal de uso que le reconoce la Constitución como lengua cooficial. Ante esta agresión, entiendo que la defensa
propia está plenamente justificada.