Hay semanas en las
que tengo problemas para encontrar un tema sobre el cual realizar mi comentario,
otras en los que el tema me llama y no tengo más remedio que escribir sobre él,
y otras, muy pocas, en las que me encuentro con diversos temas, y no sé por
cual decidirme. Es el caso presente, y, por una vez, he recurrido a una
solución salomónica: Hablar de todos ellos.
Tenía pensado
escribir sobre lo que, para mí, es la absurda posición que ha tenido hasta
ahora la derecha española con respecto a la posible investidura como Presidente
del Sr. Sánchez: Primero le acusan (objetivamente con razón) de forzar unas
elecciones por su resistencia en formar una coalición, que, según ellos (y
muchos más, entre ellos, yo), es debida a su incapacidad de dialogar. Se
celebran las elecciones y, ante el varapalo recibido, que le alejan de
sus previsiones prístinas, no tarda en pactar con los otrora rechazados de UP.
¿Qué hace la derecha? ¿Celebrar que, al fin,
haya un gobierno, aunque deseando que se estrelle y se pueda llegar a un voto
de censura que le llevara al poder? No. Categóricamente, no. Se oponen al
pacto, pero no dan ninguna alternativa coherente. Se oponen a abstenerse en
segunda votación, como exigían, y al final lograron, del PSOE, para investir a
Rajoy. No quieren (afortunadamente) un gran pacto de concentración nacional. Tildan
de traición a la PATRIA una investidura facilitada por los partidos
nacionalistas.
En fin, pretenden
que las matemáticas mientan, aparentemente. En realidad, pretenden, por obra
divina, volver al detentar el Poder que les corresponde por derecho emanado del
cielo. Si es mediante elecciones está bien, si es por la intercesión del Espíritu
Santo también bien, y si en ese momento Dios está ocupado y sale un Salvador de
la Patria con armas, hay antecedentes.
Pero ha salido la
muy esperada sentencia de los ERE’s que, a pesar de ser recurrible, aporta
datos como para tener que asumir mucha gente responsabilidades políticas, como
con razón está haciendo la derecha Introduciendo un plano personal en el
asunto, cuando un amigo, aunque no sea del círculo más allegado, comete una
felonía, Te duele más que si la comete alguien con quien no compartes nada, ya
que lo sientes como una traición a los ideales que creías compartir. Por esa
razón, no voy a ahondar en este apartado, por estar muy reciente, y porque las
sensaciones las tengo a flor de piel y no sería ecuánime en mis comentarios.
No obstante, quiero
dejar una pregunta en el aire ¿Quién tiene que asumir las responsabilidades
políticas? ¿El actual Secretario General, que en las fechas en las que
ocurrieron los hechos era un simple concejal del Ayuntamiento de Madrid? ¿O
esos “buenos y dignos socialistas” que desde sus despachos de Consejeros de
grandes multinacionales dan directrices sobre los pactos, y que entonces eran
los dirigentes del PSOE?
¿Deben Sánchez y
Casado asumir la responsabilidad políticas por unos hechos que sucedieron en
momentos en los que no tenían poder de decisión en sus respectivos partidos?
Por último, había
pensado como tema de la semana comentar la disparidad o aciertos de los
vaticinios de mi bola de cristal con el resultado real de las votaciones ya que,
aunque sea un pelín drástica y exagerada, ha tenido más aciertos que fallos
Dejando apuntados
unos esbozos de los tres temas diferentes que había barajado abordar esta
semana, los dejo abiertos y amenazo con que puedo abrirlos, y ahondar en ellos.