Mis queridos niñas
y niños, erase una vez, hace mucho tiempo (o, quizás, no tanto) en un país
imaginario (o, quizás, no tanto) llamado Conejoland donde había dos grandes
tribus, llamadas la una Diestrum y la otra Siniestrum, que se repartían
alternativamente el país como buenos hermanos. Había otra tribu los Uniten,
pero no contaban, ya que, en vez de pretender gobernar, utilizaban todo su
tiempo y energía en pelearse entre ellos.
En ese placentero
estado, irrumpieron en el panorama tres nuevas
tribus. Dos de ellas pretendían implantar su hegemonía. La tercera
pretendía volver al terror de los años oscuros
Estas tres tribus se denominaban:
1)
Poderum,
de la cual sus rivales decían que eran invasores y armados por otro país
allende los mares Su argumento era que Siniestrum no se diferenciaba en casi
nada de Diestrum, y que, por tanto, querían hacer una política más diferenciada
de las que practicaban los dominantes hasta entonces, y beneficiar y hacer
evolucionar a los habitantes del país. Quizás su error fue aliarse con Uniten,
que les contagiaron su afición a las luchas cainitas, dedicando a esta práctica
gran parte de su tiempo, en detrimento de la función que pretendían
2)
Ciutadium,
que provenían de la periferia, donde había una cierta tendencia a disgregarse de
Conejoland, y que, en un principio, ellos combatieron desde el propio
territorio afectado por la citada tendencia. Más adelante, encontraron que los
Diestrum no hacían la política adecuada, ni para la periferia, ni para todo el
país. Ante esas carencias, intentaron desbancar a Diestrum. En un principio,
guiados por un joven y aguerrido adalid, lograron ganar batallas, y arrastrar a
sus filas antiguas huestes de sus rivales directos. Pero, con el asalto de una nueva tribu, que
trastocó todos los planteamientos, el vencedor de las anteriores batallas erró
su táctica, siendo derrotado estrepitosamente, y, al ser abandonado por la
mayoría de sus seguidores, decidió, desengañado, retirarse a un refugio dorado,
dejando un tanto huérfanos a sus escasos seguidores que continuaron.
3)
Voceum
son los malos del cuento, aliados con el brujo Fascismus, y están rompiendo
todas las normas, y desde su maldad, están consiguiendo que, en gran medida,
tanto Diestrum como Ciutadium hagan suyos los mandatos del brujo, pero no
olvidemos que Siniestrum y Poderum, que ahora son amiguitos y juntos están
gobernando, dedican más tiempo y energías a desmontar los hechizos del mago que
a intentar resolver los problemas reales que tienen los habitantes del país.
¿Os habéis perdido? Pues voy a poner piedrecitas
blancas en el camino para guiaros.
Siniestrun y Poderun gobiernan juntos, tanto en Conejoland
como en algunos distritos, pero no tienen apenas tiempo para hacerlo por los ataques y sortilegios que Fascismus y sus
aliados lanzan constantemente.
Diestrum y Ciutadium gobiernan en otros distritos,
pero, para hacerlo, necesitan el apoyo de Voceum, el cual les obliga a cumplir
los designios del Brujo Fascismus.
Y así estaba la
cuestión. Ahora, amiguitas y amiguitos, colorín colorado este cuento se ha
acabado (o, por desgracia, quizás no tanto