Los políticos en
particular, y todos en general, tendemos que asumir una serie de premisas: Una
cosa son nuestros deseos, y otra el deseo de las mayorías; que los resultados
numéricos, por mucho que lo deseemos, están presentes y son los que son; y que
los números, o la suma de ellos, los determinan las matemáticas, y no las
ejecutivas de los partidos políticos.
Estas sencillas
cuestiones las aprendió el Sr. Sánchez tras las elecciones del 28 A, y la
desastrosa gestión de sus favorables resultados electorales. Así mismo, las
debió aprender el ego del Sr. Iglesias, y, en consecuencia, se apresuraron a
firmar un compromiso para que gobernaran en coalición sus dos formaciones. Eso
si, con el grave inconveniente de que lo tenían mucho más difícil tras las
elecciones del 10 N al haber perdido apoyo de los electores.
Hasta aquí todo
normal en un país con una democracia avanzada. Pero nos surge la siguiente la
pregunta: ¿Vivimos en una democracia avanzada, o en una monarquía bananera?
En primer lugar,
surgen las críticas a los tiempos. Cuando tras las elecciones anteriores el Sr.
Sánchez realizó unas consultas al resto de los partidos con anterioridad a la
llamada preceptiva del Rey, de acuerdo con el artículo 99 de la Constitución,
para conocer con qué apoyos contaba, le acusaron de intentar suplantar al
Monarca realizando funciones propias de este. Tras los recientes comicios, en
la que no ha realizado las anteriormente criticadas consultas a todo el
espectro político, el Presidente del principal partido de la oposición se queja
amargamente de que no le ha llamado.
Pero no son esas
las únicas contradicciones. Al analizar las posibles combinaciones para formar
un gobierno nos encontramos con las siguientes combinaciones:
1)
PSOE
más UP, con el apoyo de de los partidos vascos y los más minoritarios no
llegarían a la mayoría relativa necesaria para investir como Presidente al que
en la actualidad lo es en funciones, a no ser con la abstención de PP, ERC, JxC
o C’s.
a)
El
PP,en una ocasión anterior, y para favorecer a su candidato, exigió que,
por patriotismo, el PSOE se abstuviera (cosa que logró). Pero, como eso del
patriotismo solo debe servir para favorecer a la derecha, se niega ahora en
banda a contemplar esa opción para favorecer que se pueda formar un gobierno
estable.
b)
C’s,
empeñado como está en seguir los pasos de UCD, no admite que el PSOE se apoye
en UP o en los nacionalistas de ningún signo, alegando que no son
constitucionalistas (se conoce que ir contra las autonomías y la igualdad que
preconizan sus socios de hecho en Madrid, Murcia, y Andalucía sí es
constitucional).
c)
ERC
tiene un papel muy difícil, y a pesar de que a algunos sus miembros destacados,
o así lo creo, les gustaría llegar a un acuerdo, dadas las condiciones
inasumibles para cualquier gobierno que han acordado sus bases para permitir la
investidura, al final terminará decantándose por el no, ante las premisas
resultantes de la consulta que celebraron.
d)
Pero,
siendo complicado el panorama con el resto de los partidos, lo que resulta
paradójico es que las viejas glorias del propio PSOE estén en contra de esta
coalición, con el supuesto apoyo, aunque
sea la abstención, de los nacionalistas catalanes, a pesar de que una inmensa
mayoría de su militancia si lo esté.
2)
Una
gran coalición PSOE y PP, y, en algunos casos, se pide la incorporación del
C’s. Por esta solución apuestan los empresarios y gran parte de la derecha, que
no está actualmente al frente orgánicamente de los partidos, y alguno de los
“jarrones chinos”, pero tiene en contra a las bases de izquierdas, y,
posiblemente, a una parte de las de la derecha. Las dos ejecutivas de los partidos
principales se oponen (la opinión de C’s en este caso cuenta muy poco), entre
otras razones porque dan margen a VOX para
crecer al ser la única voz (demagógica) opositora
Con esta situación
numérica, me temo que nos veremos abocados a unas nuevas elecciones generales,
ya que como dijo el insigne filósofo, además de torero (nadie es perfecto) D.
Rafael “El gallo”: Lo que no puede ser,
no puede ser, y además