viernes, 17 de abril de 2020

Los expertos (crónicas de encierro 5)



Tenemos la enorme suerte de vivir en un país lleno de genios renacentistas, que igual tienen la solución a los problemas económicos mundiales, a los errores de cualquier entrenador o seleccionador de futbol, o también cómo afrontar una pandemia.
Quizás el único problema en el desaprovechamiento de esos potenciales venga derivado de la falta de ambición de esos genios. Podrían ser consultores de la ONU, de la NATO, de las grandes potencias, de las más afamadas multinacionales, o, incluso, en vez de poner sus conocimientos a disposición de terceros, los podrían utilizar para actividades por cuenta propia.
Pero no, ellos, con una modestia encomiable, renuncian a la fama, a los honores, y, como no,  a los pingües beneficios que su sabiduría podría reportarles.
No pretenden reconocimiento público. Su única pretensión es iluminar las mentes de sus semejantes más próximos. Por esta razón, sueltan sus píldoras ilustrativas en el bar, o, actualmente, han ampliado un poco más su esfera de influencia a las redes sociales. Curiosamente, nunca coinciden con las resoluciones o actuaciones del gobierno de España, especialmente si este tiene un tinte progresista. Veamos algunos ejemplos en torno al Covid 19.
El gobierno no prohíbe la manifestación del 8 de marzo. Y, lógicamente, esos expertos cargados de razón tildan al gobierno de incongruente, o, directamente, de asesino por poner en riesgo la salud y la vida de los ciudadanos. Está demostrado que los espectáculos recreativos, tanto en espacios abiertos como cerrados, no afectan a la expansión de la pandemia, ni las misas, ni el fútbol, ni las campañas electorales, ni los aquelarres de cierta ideología. Debe ser que el feminismo es un vector para la propagación del coronavirus.
Con las primeras infecciones, el Gobierno no toma drásticas medidas, son, por tanto, unos irresponsables. No importa que poco antes de la promulgación del estado de Emergencia, y cuando ya se anunciaba que se tomarían medidas restrictivas, las mentes privilegiadas clamaban por el alarmismo impresentable del Sr. Sánchez, que lo único que buscaba era hundir a los empresarios para congraciarse con el Sr. Iglesias.
Cuando, por fin, se decreta la alarma con restricciones a los ciudadanos, y a algunas actividades económicas, todo son imprecaciones por haberla promulgado tarde, y por qué no abarque toda la actividad económica. Como estoy hablando de mentes incomparables sigo con mi negativa  a hablar de esa ideología (suponiendo que al fanatismo y al odio se le pueda llamar ideología)   nefasta e indeseable que negaba alguna restricción en la dinámica económica.
En vista del incremento de la mortandad, el Gobierno para toda la actividad económica. Eso levanta dos corrientes de opinión distintas, una de ellas opina que lo hace tarde, la otra que el país se colapsará.
Ahora ha permitido ciertas actividades, y vuelven a surgir  dos tendencias, la una sentencia que no se debía haber suspendido nunca, la otra que la permisividad es precipitada y que los muertos nos desbordarán.
Tienen la solución para que al inútil del Sr. Sánchez no le hubiesen vendido pruebas de diagnostico defectuosas, y de que por su culpa las adquirieran también Alemania, Francia, y Gran Bretaña.
Si les hubiesen escuchado a ellos, que están en posesión de todos los recursos intelectuales, no se hubiese producido la eutanasia criminal en las residencias geriátricas de España, y, de paso, del resto del mundo de las que también tiene la culpa el pérfido Sr. Sánchez.
Podría seguir durante páginas y páginas sobre las tragedias que se hubiesen podido evitar si se les hubiese hecho caso a ellos, y en vez de dejar actuar al gobierno socialista comunista.
Solo hay un pequeño detalle que, por su escasa importancia, no sé si merece la pena reseñar, pero ya que hemos llegado hasta aquí…
Todas las brillantes y geniales soluciones las anuncian cuando los hechos ya no tienen remedio, o, como dicen los castizos, “a toro pas

jueves, 9 de abril de 2020

¿No hay nadie? (crónicas de encierro 4)









Llevo bastantes, quizás demasiadas, semanas siendo muy moderado en mis críticas. He querido ser consecuente con el “tenemos que remar todos en la misma dirección”, e, incluso, la única crítica que he hecho por los errores cometidos ha sido hacia mí mismo.
Se acabó. Contra unos desaprensivos, vividores, y ansiosos de poder, no me puedo aguantar, y tengo que saltar. No es de personas, y mucho menos de animales, tratar de conseguir beneficios de una tragedia general.
¿Qué me ha hecho cambiar de actitud? Su falsedad, su traición a todo un pueblo, su desfachatez, su posicionamiento en  el que, por razones personales o partidistas, anteponen sus incalificables objetivos, al bien común que, como representantes del pueblo, deberían defender con honestidad.
Todos, absolutamente todos, menos algunos miserables y envilecidos seres, sabemos que tras la catástrofe sanitaria que está representando la pandemia, para vidas y economías de todos, se deben tomar medidas excepcionales, políticas valientes, pero consensuadas por todas las fuerzas democráticas (de ahí que no incluya a otros) para salir lo más rápidamente posible del cuadro devastador.
Pero qué hace el principal partido de la oposición, negarse en redondo a establecer unos segundos Pactos de la Moncloa. No se trata de hacer lo que determine el Gobierno y respaldarlo, como han hecho otros partidos responsables que están actualmente en la oposición, como por ejemplo en Portugal. No, se trata de unas conversaciones para llegar a un pacto para salir de la debacle económicas con la que nos vamos a encontrar cuando acabe esta situación.
¿Qué hacen esos dos individuos y una parte de sus secuaces? Negarse en banda, con excusas de fulleros, a iniciar contactos. Si fuesen personas honradas y dignas, asistirían y, en el caso de que el Gobierno quisiera meter todas sus medidas, y que el PP les hiciese de palmero, entonces, y solo entonces, denunciarlo con datos reales, y no esparciendo bulos
No les quiero motejar de chacales o buitres carroñeros, ya que estos animales cumplen una función digna: eliminar despojos que podrían contaminar el medio ambiente. Pero ¿qué función cumplen el flamante Máster por Harvard (Estado de Aravaca), y su fiel (por ahora) escudero el lanzador de huesos de aceitunas?
Por su actitud parece que quieran volver a los tiempos gloriosos de la Púnica, la Gúrtel, la Lezo, el Velódromo, el aeropuerto de Castellón, o el Metro de Valencia, y muchos otros casos que no cito por no querer hacer la lista interminable
¿Esos patriotas de banderita en relojes y camisas no se han enterado, o no quieren enterarse de que la patria no es solo una enseña, con o sin aguilucho? La Nación no son los símbolos inanimados, son sus gentes, son sus mayores, que han sido diezmados en residencias poco adecuadas, son sus pueblos y ciudades arrasados con bajas de personas, de autónomos, de pequeñas industrias. Pero esa realidad no la quieren reconocer, es mejor adorar a un trapo que no les contradiga, y a una Constitución a la que su mismo mentor ideológico votó en contra.
No quiero que se tome este escrito como un panegírico al gobierno del Sr. Sánchez, el cual ha cometido errores y ha improvisado. Pero ¿Qué gobierno mundial no se ha equivocado en alguna faceta de su actuación a este respecto?, ¿Cómo no se va a improvisar ante una situación nueva, que no tiene ni protocolos ni antecedentes?, ¿Cómo no va a haber carencias después de los bestiales recortes en sanidad de Administraciones anteriores, y teniendo en cuenta que se está funcionando con unos presupuestos generales realizados por el anterior gobierno (el de los recortes a la sanidad) que habían tenido que ser prorrogados?
Por ello mis preguntas son: ¿No hay nadie en el PP honesto?, ¿No hay nadie en el PP con sentido de Estado?, ¿No hay nadie en el PP que, si no puede revertir la situación a la que le están llevando esos indeseables, tenga la dignidad de dimitir para no ser cómplice?

viernes, 3 de abril de 2020

Analizando conductas propias (crónicas de encierro 3)




El confinamiento, las largas horas en casa, el tiempo que hay que llenar te permite reflexionar sobre actitudes, actos, o hechos pasados.

Parece como si hiciese muchísimo tiempo, dada la vertiginosa sucesión de los acontecimientos en estas últimas semanas. Uno de estos actos fue cuando en Facebook mostré un cartel en él que le resté importancia al tema del Covid-19. Evidentemente, me equivoqué, como, desgraciadamente, se ha empeñado en demostrar la realidad.

Cuando hice el comentario, la enfermedad prácticamente aún no tenía incidencia en nuestro país, y en Italia, donde comenzó el contagio en Europa, el índice de mortalidad estaba rondando el 5%, prácticamente la mitad que en la actualidad.

Cometí la ligereza de restarle importancia, en comparación con el sufrimiento de los refugiados que huían de la guerra, tildando a la infección, que se ha convertido en pandemia, de ser una afección comparable a una simple gripe.

¡Qué equivocado estaba!

Un amigo, que es médico y trabaja en uno de los grandes hospitales de Madrid, me advirtió que estaba equivocado, ya que la ocupación de las UCIs, cuando recién comenzaban los casos de contagio en nuestro país, demostraba que nos encontrábamos en el inicio de un gravísimo problema sanitario. Como tengo mucho respeto por sus opiniones profesionales (obviamente por las personales también), comencé a mirar la situación desde otra óptica mostrando cada vez más preocupación.

El tenía toda la razón, y el resultado es verdaderamente nefasto. La economía mundial se resentirá en todos los aspectos: en algunos casos por la paralización de la mayoría del proceso productivo; en otros, por plegarse a los dictados del gran capital y no pararlo, con lo que la pandemia, en su aspecto más global tendrá una duración mayor, teniéndose que plegar en mayor medida a los dictados de las ciencias de la salud, como en los casos de Gran Bretaña y Estados Unidos.

Siendo de capital importancia el tema económico, lo peor es el tema humano, con miles de muertos contabilizados en todo el mundo, y los que no se podrán contabilizar por cuestiones de recursos e infraestructuras en el tercer y el cuarto mundo.

Para continuar siendo coherente conmigo mismo, como dije la semana pasada, no quiero buscar culpables. Nadie estaba preparado para una crisis sanitaria de esta envergadura. Todos tenemos la solución cuando ha pasado el problema. Dejemos trabajar a los técnicos, y a la ciencia, y aprendamos de nuestros errores. Hagamos, dentro de la responsabilidad personal y colectiva, lo que esté en nuestras manos para acabar con esta situación.

No obstante mi grave error de apreciación, no podemos olvidar a los refugiados, que continúan huyendo de la guerra, una guerra que no conoce de pandemias y de dramas, que solo se alimenta de odio y de ansias de poder. Guerra, que no olvidemos fomenta el mundo occidental surtiendo de armas y escatimando alimentos a la población ¿Se estarán contabilizando en los campamentos de refugiados los afectados y los muertos por el coronavirus?

A los que me leen o me han leído alguna vez, le extrañará, posiblemente, el tema elegido para ilustrar este escrito. Me salgo de lo habitual, pero en estos tiempos tan duros que estamos viviendo un poco de belleza ayuda a pasarlo un poco mejor ¿Y, qué es más bello que una rosa?



viernes, 27 de marzo de 2020

Auto consecuencia (cronicas de encierro 2)



Harto de la pandemia y la reclusión.

Pero más harto de la politización de la misma, de los análisis de la situación en función de nuestros conceptos ideológicos, de nuestras rencillas, de intentar que prevalezcan  nuestras ideas en lugar de buscar soluciones. Harto de las manifestaciones farisaicas de remar todos juntos, mientras que, en realidad, lo que aparece es el resquemor, el odio, y los reproches por todos los lados…

Por estas razones, y porque, aunque sea por una sola vez, quiero ser consecuente conmigo mismo, no voy a hablar de política al uso.

No creo estar obligado a dar mi filiación política, o mis tendencias ideológicas, pero, estoy convencido de que todo el mundo que me haya leído, a pesar de que sea una sola vez, aquí, o en alguna intervención en una conversación de Facebook, sabe, o al menos puede saber, que mis sentimientos son de izquierda, que no me gustan y que combato las ideas de la derecha (no a sus seguidores democráticos). Por tanto, si hablara del Covid 19 de la manera que lo hago habitualmente, lo haría desde mi posición de izquierdista. Y, precisamente, eso es lo que quiero evitar. Quiero hablar como un habitante del planeta tierra, planeta que está sufriendo unos estragos globales producidos por un virus que está atacando a los seres humanos, a todos sin hacer excepciones.

He dicho, y, por si fuera necesario, lo repito, que los virus no tienen ideología, que de una forma muy democrática atacan a todos. Por esa razón, la lucha contra el virus debe ser de todos, sin importar etnia, religión (o carencia de ella), nacionalidad, y, por supuesto, ideología política.

En consecuencia, hoy me abstendré de realizar  ningún tipo de crítica. Sacrificios por intentar ser consecuente.

Entre memes, criticas, y chistes diversos, he recibido una poesía que me ha impactado.

Me ha hecho reflexionar sobre esa especie extraña que somos los seres humanos, capaces de lo mejor, y de lo peor, de ilusionarnos y de llenarnos de escepticismo, y, sobre todo, con una insólita capacidad de repetir los mismos modelos. En el poema se demuestra, en mi opinión, que al final, y solo al final, los seres humanos acabamos por unirnos ante lo más duro de una tragedia, pero que siempre hay algunos que rehúyen sus obligaciones. Además, queda de manifiesto también que nuestra memoria es frágil, y que, una vez pasada la excepcionalidad, nos olvidamos de nuestras buenas intenciones.

Con el permiso de todos Vds., les  copiaré un poema del cual estoy hablando. Me llegó escrito en catalán y me he permitido traducirlo.

Cuando ya tenía escrito y a punto de subir este escrito al blog, he sabido que la tal Kitty O’Meary  (en realidad O’Meara) escribió el poema hace unos días. No obstante aa pesar de no ser profético, creo que se puede, sin ningún problema, al espíritu de mi escrito.


viernes, 20 de marzo de 2020

La crisis del papel higiénico Cronicas de encierro 1)




Tengo que empezar por decir que la sobre información de la actual crisis sanitaria llega a desbordarme: Noticias falsas, informaciones reales, datos numéricos sobre la incidencia, la inundación de “memes” que se reciben, e, incluso, algunas posiciones políticas ante la situación hacen, al menos para mí, muy difícil seguir, como acostumbro, un desarrollo lineal del tema. No obstante intentaré tratarlo por bloques:

1º Bloque política nacional

El Gobierno se ha visto envuelto en problema global, y ha decidido actuar en todo momento de acuerdo con las directrices de la O.M.S., y, hasta cierto punto, con las directrices de la UE. Otra cosa es que haya sabido transmitir bien esta posición, que sus medidas hayan sido timoratas o no, que hubiesen podido hacer otras cosas. Ahí no quiero, ni puedo, ni debo opinar. Carezco de los conocimientos para hacer ningún tipo der crítica, si es que es verdad que hayan seguido las directrices de los expertos mundiales.

El PP, en general, se está comportando con sentido de Estado. Pero quizás se hubiera podido ahorrar algunas críticas veladas, especialmente, cuando durante su gobierno la Sanidad Pública sufrió terribles recortes de los que no se han recuperado aún.

UP, Su cuyo máximo dirigente cometió la grave irresponsabilidad de acudir a un Consejo de Ministros estando en cuarentena ¿Ese es el ejemplo que está dando a la ciudadanía para estar confinados?, ¿Tan necesario se siente? En el caso de la Ministra de Igualdad, no puedo opinar. Desconozco si ella sabía que estaba infectada o no, claro que, en caso de saberlo, hubiese cometido una irresponsabilidad que, al igual que al Sr. Iglesias, les descalificarían como ministro, y hasta como personas.

De los otros partidos nacionales nada que decir, uno por irrelevante y estar incurso en elecciones internas donde se pueden decir muchas incongruencias; del otro, no hace falta, se descalifican solos.

2º Bloque política autonómica

De entre los Presidentes Autonómicos, ha habido dos que disentían con la actuación del Gobierno en la promulgación del estado de alerta, ya que hay varios puntos que supuestamente invaden las prerrogativas que tienen atribuidas y reconocidas en sus respectivos Estatutos de Autonomías. Y puede que no les falte razón, ya que da la impresión que el Gobierno considera que las atribuciones transferidas son para los asuntos triviales y del día a día. Sin embargo, ante esta situación, que es igual tanto para Euskadi como para Catalunya, la postura ha sido diferente.

Uno ha demostrado que es un POLÍTICO que pretende lo mejor para sus administrados, diciendo que no está de acuerdo con la decisión que se ha adoptado, pero que, ante la gravedad de la crisis, él no va en modo alguno a boicotear la aplicación de la normativa dictada para intentar superar la situación, y, que, posteriormente, ya se hablará.

Mientras, el otro demostró ser un fanático, como ya se sospechaba, con una más que dudosa ética. Al decir que Catalunya seguiría su propio plan, lo único que busca es que otros fanáticos se enfrenten a las fuerzas armadas para buscar nuevos “mártires” para su causa. Si bien su objetivo puede ser legítimo, la forma de intentar conseguirlo es deplorable.

3º Bloque política internacional

Llama la atención que cuatro países de los punteros tengan un desarrollo tan dispar, cuatro países de la UE que han tomado medidas similares, pero en los que la mortalidad es tan radicalmente diferente. Mientras Italia, que si bien es verdad tuvo los primeros contagiados, tomó las medidas con más antelación y más drásticas, su índice de mortalidad está sobre el 7%, en Alemania este índice es sensiblemente el más bajo de los cuatro. Mientras que Francia y España mantienen ese número en torno al 3% ¿Qué está haciendo mal Italia, y bien Alemania?


4º Bloque ciudadano.

Mientras gran parte de la población está llevando más o menos bien y cívicamente todo el proceso, hay también desalmados que especulan con productos como las mascarillas y los geles desinfectantes.

Pero donde más se han notado los efectos de la crisis ha sido en el acaparamiento irresponsable de bienes de primera necesidad, llegándose a crear desabastecimientos puntuales por no dar tiempo a reponer dichos bienes, también debido a nuestra particularidad insular, ya que las grandes superficies se abastecen de los camiones que vienen fletados desde la península, en barcos que tienen una capacidad suficiente como para suministrar alimentos en plena temporada turística en la que multiplica la población, pero no para atender la psicosis generada en un principio. De manera anecdótica podemos decir que uno de los artículos casi imposibles de encontrar en esos días fue el papel higiénico.

viernes, 13 de marzo de 2020

¿Yerran?

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Al igual que siempre, no pretendo indicarle el camino al PP en este caso (tampoco lo pretendería hacer a cualquier otro partido) ya que manejan datos actualizados, y, teóricamente, fiables, proporcionados por sus asesores y analistas, del fluctuante “mercado del voto”. En cambio, yo solo dispongo de datos obtenidos a partir de las informaciones de los medios, de mi apreciación personal sobre las opiniones que escucho, de algunas reacciones que se observan en las redes sociales, y, sobre todo, de mi memoria en lo referente a las evoluciones de los votos, que no  de la intención, en los comicios, especialmente  en aquellos que dieron un vuelco electoral que trajo consigo un cambio del partido gobernante.

En las primeras elecciones, aquellas tan remotas de la “Libertad sin ira”, las ganó el partido que llegaba como un auto proclamado centro. Se repudió a las formaciones que habían tenido más relevancia en la época de la dictadura, tanto a los que se presentaban como puramente fascistas y enemigos del proceso que se anunciaba como democrático, como a los llamados “siete magníficos”, con una cabecera de ex ministros franquistas, reconvertidos a “demócratas de toda la vida”, que se presentaron con la siglas de un partido de nueva creación al que llamaron Alianza Popular, y que obtuvo unos magros resultados. Pero, si la derecha se estrelló entonces, por el hartazgo de la gente tras los 40 años de dictadura, por parte de la izquierda los resultados fueron casi parejos. El Partido Comunista, única fuerza que ejerció una resistencia real y no violenta contra la dictadura franquista, con innumerables militantes presos, torturados, e, incluso, asesinados, no recibió en las urnas los resultados esperados en función de su lucha antifascista.

Los dos partidos beneficiados fueron UCD, compuesto en sus alturas de por franquistas de bajo perfil y con cargos de segundo nivel, y, que no olvidemos llevaba en su nombre el talismán mágico de Centro; y el otro gran beneficiado, a pesar de no alcanzar el triunfo en aquellas elecciones, fue el PSOE, que, gracias a los largos años de sesteo de su dirección, y a su falta de lucha política, se consideró de un centro izquierda, basándose en sus siglas.

Desde entonces, el partido que ha sabido transmitir que representaba el centro es que ha logrado gobernar. No olvidemos que, incluso el Sr. Aznar, una vez transfigurado en hombre, a pesar de su esencia divina, intentó y logro ¿Por qué no decirlo?, que se creyeran los votantes que Él era el CENTRO, llegando, incluso, a hablar catalán en la intimidad (Bueno, aún dice que es el centro, pero quizás por su elevada posición en la cima del Olimpo de los Dioses, no distinga con claridad donde están la derecha, el centro y la izquierda).

Por eso resulta incomprensible, al menos para mí, la posición del Sr. Casado al frente del PP, ya que constató en sus propios resultados que, cuando en las primeras elecciones en las que concurrió como candidato a Presidente de Gobierno mostrando una posición de derecha pura y dura, cosechó los peores resultados desde que AP presento a sus fundadores. Tanto es así, que en las elecciones posteriores, tras la fallida investidura del Sr. Sánchez, presentó un perfil menos agresivo, llegando, casi, a mostrar el carácter dialogante que debe caracterizar, según los votantes, a una persona de centro. El cambio fue tan radical que no dio tiempo a calar, pero sí que aumentó notablemente el número de sus votantes.

Ahora lo que no se acaba de comprender es la dualidad, digna de R.L. Stevenson, de su posición en las distintas CC.AA.: mientras que en Euskadi y Cataluña presenta un perfil, en contraposición con la el que muestra en Galicia.

En las primeras, se muestra intransigente con los nacionalismos, saca a pasear para exhibir su centralismo la Sra. Álvarez de Toledo, y se alía con el partido cuyo único programa electoral se resume en una cifra. Por si fuera poco, fulmina al Presidente de su partido en la comunidad por intentar mostrar un perfil más dialogante, y por mostrar su reticencia a pactar y dar puestos de privilegio en las listas a un partido que, en el momento actual, no suma, al contrario, resta por su oposición al Convenio Vasco. En cambio en Galicia, admite un cierto nacionalismo y un centrismo, al menos personal, que no económico, También acepta que se opongan frontalmente a una alianza con C’s, y deja bajo siete llaves a la mencionada anteriormente, Sra. Álvarez, en tanto rescata del baúl de los recuerdos al Sr. Rajoy.

Por mi parte, no quiero hacer caso a las malas lenguas que aseguran que esa actitud está motivada por la certeza de que ni en Euskadi ni en Catalunya no se van a comer un colín, y, en cambio, en Galiciaa se juegan la mayoría absoluta.

Otras lenguas, todavía más venenosas, afirman que el Sr. Casado teme enfadar al Sr. Feijoo, y que este pueda decidir, amparado por los resultados, desembarcar en Madrid para disputarle la presidencia del partido.

¡Qué mala es la gente y que cosas se inventa!

 
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viernes, 6 de marzo de 2020

Otro 8 de marzo




El Gobierno cumple con su compromiso de aprobar el proyecto de Ley sobre libertad sexual. No voy ni quiero entrar en si ha sido por convencimiento propio de todas las partes, o por presiones internas. No me interesa. Lo importante es que, como mandaba el compromiso asumido, ha sido antes del 8 de marzo.

No conozco los términos completos en los que está redactado el citado proyecto, pero creo que, tras el paso parlamentario, saldrá perfeccionado, si procede. Sería una condición indispensable que fuese asumido por todos los partidos que se auto-denominan democráticos. Pero sobre todo, no conviene, bajo ningún concepto, vaciarlo de contenido buscando una unanimidad para que los extremistas, que no aceptan la igualdad, llegasen a aceptarlo. Si esa gente se queda fuera, recibirán los aplausos de los partidarios del esclavismo adaptados a los tiempos actuales, pero el rechazo de los demócratas.

A pesar de estar a favor de lo que conozco y ha transcendido sobre el tema, encuentro unos cuantos puntos que no tengo excesivamente claros, quizás por el conocimiento parcial, y que es posible estén recogidos en el documento, pero no han trascendido.

1.- Uno de los puntos en el cual se pone énfasis es en el endurecimiento de las penas. La experiencia nos dice que el endurecimiento de la represión al delito no ha disuadido jamás a los delincuentes. En los países en los que se abolió la pena de muerte, no se disparó la cifra de asesinatos. Por el contrario, en los países en los que se mantiene la pena capital, no se han reducido las muertes violentas. Por eso, el énfasis debería ir en el sentido de la educación. Lo cual no quiere decir que no haya que replantearse las penas actuales

2 Debería ser una ley que deje muy poco margen al juez para que la interprete según su ideología personal. No voy a entrar en sentencias antiguas, basta recordar la sentencia en el caso de “La Manada”, y la disparidad de criterios entre los dos tribunales que intervinieron.

3 ¿Cómo se aplicará la figura conocida  como “peso de la prueba”? El proyecto propone que haya un consentimiento explicito de la mujer para que se pueda realizar el acto sexual. En teoría, impecable, ¿Pero, y en la práctica? La persona que acusa a otra de cualquier tipo de delito debe aportar pruebas razonables para que haya una investigación. En tanto que el acusado no está obligado a aportar ningún tipo de prueba en su favor, hasta que no está imputado. Dado que, generalmente, el acto sexual se realiza en la intimidad, y sin testigos, ante un caso de supuesta agresión sexual ¿A quién le corresponde aportar las pruebas?, ¿Cómo se evitara la humillante situación de la mujer de pasar por policías y peritos para que se crea que ha sido víctima de una agresión? Por otra parte, ¿Cómo se puede garantizar que el presunto agresor no está siendo víctima de una denuncia falsa?

No cabe ninguna duda de que la ley es necesaria. Ninguna sociedad puede admitir un asesinato por cuestiones de género con una periodicidad inferior a los siete días, como está ocurriendo en el presente año.

No nos llamemos a engaño, si verdaderamente se quiere una ley justa y aceptada por la inmensa mayoría de la sociedad, deberá ser consensuada por todas las fuerzas democráticas, pero no en una ley de mínimos, si no ampliada y perfeccionada con el aporte de todos, y que se auto excluyan los indeseables.

Esta ley no podrá amparar a las victimas de los siguientes casos ocurridos en pocos meses en Mallorca, ya que se cometieron antes de la deseada promulgación de la ley que estoy comentando, pero esperemos que eviten sucesos semejantes en un futuro próximo.

Verano 2019. Detenido un empleado de 27 años por agredir sexualmente a una mujer de 90 años en el establecimiento geriátrico donde ella estaba como interna y en el que el agresor trabajaba.

Marzo 2020 Detenido un joven por maltrato físico y psicológico a su pareja. Con amenazas de muerte a ella y a su familia, además de los golpes, la insultaba en su lugar de trabajo, e, incluso, la orinaba para humillarla.

Marzo 2020. En el mismo geriátrico mencionado anteriormente, un interno agredió a una interna de 79 años que está discapacitada.

Los tres se encuentran en libertad con cargos. Creo que sobran los comentarios.