Hay que reconocer que lo del PP y las
mujeres tiene mérito, ya que apuestan por la dificultad y siempre aciertan.
En un momento de la historia de la
civilización en el que las mujeres pueden desarrollar sus facultades reales en
cuanto a inteligencia, preparación, capacidad de organización y liderazgo,
donde no tienen trabas legales (las sociales son otra cuestión), el PP
encuentra mujeres que van al contrario de la historia, y, qué duda cabe, debe
buscarlas con ahínco, ya que las encuentra, las coloca en lugares prominentes, y, si no
puede incluirlas en sus listas, ya que por su nacimiento no han optado a esa situación, las protege y
parece prohijarlas.
Empezaré por la prohijada que, a pesar de
su carrera universitaria, su Máster de Universidad americana, y ser una ejecutiva de una afamada
entidad bancaria, no se enteraba de nada. Propietaria florero del 50% de una
sociedad donde, presuntamente, se blanqueaba dinero y que ella no sabía cómo
funcionaba. Tampoco se enteraba de que los ingresos familiares legítimos eran
muy inferiores a los gastos e inversiones que realizaban. Eso sí, le pasaba por que estaba muy enamorada de su marido. No
era militante del PP, pero éste se ha cuidado de ella como si lo fuera, pues instituciones
que dependen orgánicamente del Gobierno abogan por su defensa.
Se justifica su actuación por el amor que
siente por su marido, que no le permite ver cómo desarrolló sus actuaciones ¿Quién soy yo para
negarlo, y menos estando tan cerca S. Valentín? Además, puede tener una lógica:
Cupido, cuando le lanzó la flecha, erró el tiro, y su flecha, en vez de en el
corazón, la clavó en la retina.
Tenemos el caso de Ana Mato, que, además
de ex Ministra, es licenciada en
Ciencias Políticas y en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, y también
fue profesora tutora de la UNED. Pero no
vio los confetis que se lanzaron en una fiesta para sus hijos por un valor de
varios miles de euros. Claro que, con la cantidad de papel que se gasta en un Ministerio,
debió pensar que serían los papelines que se forman al taladrar los documentos
para archivarlos y debió pensar: “¡Qué bien, como reciclamos!”. Es cierto que tampoco vio que en su garaje
había un coche de más, concretamente un Jaguar, pero ese ligero error fue
debido a que, cuando en Barrio Sésamo enseñaban a las criaturas a contar, nunca
pusieron un ejemplo con coches, y menos con un Jaguar por medio.
¿Y qué decir de Rita Barbera? Que, con
todos o casi todos los equipos de sus últimos gobiernos municipales
investigados (imputados) por presuntos delitos ligados a la corrupción, no se
enteró de nada. Pues también tiene una explicación coherente: que “el caloret”
la hacía sudar y tenía que salir a tomar el fresco en el balcón de vez en
cuando, y era entonces cuando los presuntos corruptos aprovechaban para cometer
sus presuntas tropelías.
No quiero dejar de mencionar a nuestra nunca
suficientemente bien alabada Ministra de Trabajo (en funciones), Dña.
Fátima Báñez, que sufrió una ligera
confusión cuando citó a la Virgen del Rocío como colaboradora para solucionar
el problema del paro, cuando es bien sabido que, con la reforma laboral, para
encontrar un trabajo digno de ese nombre, no se necesita la intercesión de la
citada virgen sino la de Sta. Rita (que, para los posibles desconocedores de
patronazgos, es la abogada de lo imposible).
Como soy ferviente defensor de la
igualdad de género, no puedo dejar de nombrar, para que no se sienta discriminado
el género masculino, al Sr. Fernández Díaz, que ha manifestado que tiene por
chofer a un ángel. En vez de recriminarle, creo que cabe preguntarse: Si un simple detective privado, como es
Charlie, puede tener tres ángeles ¿Por qué un ministro (en funciones) no puede
tener uno?
Como colofón, nuestra inefable Ministra
de Fomento (en funciones) Ana Pastor dijo: “No se puede ser honrado y ser
político”. Ante esta muestra de sinceridad absoluta, sólo cabe dedicar en su
honor una gran ovación.
Publicado en El Periscopi el 12 02 2016