A estas alturas de
la película, creo que sería bueno hacer una parada y echar una mirada a nuestro
alrededor para ojear nuestro entorno,
antes de sacar el cilicio para fustigarnos, o el botafumeiro para
vanagloriarnos como país de las actuaciones de nuestro gobierno ¿No les parece
conveniente?
Empecemos por los
amos del Imperio occidental. Es muy difícil hacer una comparación entre ellos y la situación europea.
Hay diferentes causas que impiden una comparación global entre sus circunstancias
y las nuestras. Quizás la razón más importante que nos diferencia es la
posición de su Gobierno y de una gran parte de sus ciudadanos, ya que son contrarios a una sanidad pública, global, y
sufragada mediante impuestos, como ocurre con la cultura europea del estado de
bienestar. Con esta situación, en los EE.UU. los declarados oficialmente como
pobres y que cumplen una serie de requisitos administrativos sí que están, al
menos en teoría, protegidos sanitariamente, pero la clase media queda al aire,
ya que la mayoría de los seguros privados, asequibles a los trabajadores, no
cubren los casos de pandemias de este tipo. La medicina en los EE.UU. puede
tener los mejores especialistas, pero no resulta lo que se llama barata. Por no
hablar de los diferentes posicionamientos entre seguridad vs. Salvaguarda de la
economía en los diferentes estados. La coyuntura entre la carencia de una
sanidad pública y la teoría, muy arraigada entre los pertenecientes al Partido
Republicano (que conforman el gobierno del país y buena parte de los estados
con mayor número de casos registrados) de salvar a toda costa la economía, aun
a costa de tomar medidas restrictivas, que son las únicas que se han demostrado
efectivas para limitar el avance de la enfermedad, ha llevado a ese país a
liderar en valores absolutos el número de contagiados y de fallecidos.
Gran Bretaña se
pone como ejemplo de que no ha decretado el estado de alerta, pero se olvidan los
detractores de esa posición de que el Parlamento ha autorizado al Gobierno a adoptar todo tipo de decisiones necesarias
para luchar contra la pandemia, incluido el confinamiento de los ciudadanos. Es
el tercer país en cuanto al número de infectados y el número de muertos ronda
los 40.000. La oposición votó a favor de esa resolución, y, curiosamente, es el
Partido Conservador, que es el que da soporte al Gobierno, el más crítico con
las medidas restrictivas, que el Sr. Johnson se resiste a liberalizar al ritmo
que le pide su partido ¿Tendrá algo que ver que él mismo estuvo afectado por el
Covid 19, y tuvo que estar internado en una UCI?
Alemania es otro de
los países que no ha decretado el Estado de Alarma, ya que, al igual que
en el caso británico, el Parlamento
concedió al Gobierno autorización para que tomase las medidas oportunas para la
lucha contra la pandemia, incluidas las de confinamiento y restricción de
movimientos y de cualquier otra índole en ese aspecto. Tiene el respaldo de la
oposición. Es de destacar que tiene un bajo número de fallecidos, a pesar de su
alto número de población, y, aunque ha habido un ligero repunte, el número no
llega a 8.000 defunciones debidas al virus.
Se apuntan dos
posibles causas a estos favorables resultados. La primera es el alto porcentaje
de sus presupuestos dedicados a la salud, que casi duplica al de España en
gasto público en salud por habitante (no olvidemos que en nuestro país está actuando con los presupuestos heredados
del PP, ya que no le ha sido posible al Gobierno, por el momento, aprobar los
confeccionados por él). La otra causa
que apuntan, y que no avalo ya que desconozco si es realidad o bulo, es que no
han contabilizado a los mayores fallecidos en residencias geriátricas.
Francia, al igual
que España, tiene declarado el Estado de Alerta. Aquí la resistencia a estas
medidas viene encabezadas por una parte importante de la población que
estaba en contra de las medidas neo liberales impuestas por el Sr. Macrón, y
que ha aprovechado el estado en que se encuentra el país para reprimir y
acallar las protestas. Ronda los 30.000 muertos, sin llegar a alcanzar dicha
cifra.
Rusia, dadas las
características del país, entre el tipo de gobierno, tan sui géneris, de su
Presidente, no sé hasta qué punto pueden ser fiables sus cifras, es el segundo
país del mundo en cuanto al número de infectados, con unos 250.000. No hay
número oficial de fallecidos, y las cifras oficiosas resultan completamente
inverosímiles.
Excepto en Rusia,
que no se sabe muy bien si van o vienen, en casi todos los países se van
tomando medidas más o menos escalonadas, tendentes a volver a una normalidad
relativa y a relanzar la economía.
Como datos anecdóticos
conviene destacar que más del 53% de los fallecidos en Bélgica han sido en
residencias geriátricas, y que prácticamente la totalidad
de países han comprado material sanitario defectuoso o totalmente inservible.