Observo, no sin
cierta sorpresa, la cantidad de adeptos y nuevos practicantes de las ciencias y
artes de la salud.
A la caterva de
expertos, con doctorados obtenidos en Facebook y otras redes sociales, de las
disciplinas de virología, epidemiología, neumología y otras especialidades
relacionadas con la pandemia que nos asola, se ha unido una legión de
especialistas en temas relacionados con la visión, eso sí, estos, en general,
han surgido entre nuestra clase política.
Charles Louis de Secondat, señor de la
Brède y barón de Montesquieu definió los tres poderes de un estado y la
separación que debía establecerse entre los mismos. Sin embargo, ya que
falleció en 1755, ha habido y hay muchos políticos que consideran que ya que su
cuerpo fue enterrado en aquellas fechas, comienza a ser hora de enterrar sus
teorías en las que están basadas en gran parte nuestras constituciones.
La Constitución de 1978, vigente en la actualidad, en su
Título VI, y, más concretamente, en el artículo 117 párrafo 1º, establece de
donde dimana la justicia, y en el 122 párrafo 3º establece cómo se debe
constituir el Consejo General del Poder Judicial, y el periodo en que debe ser
renovado.
Pero, en este momento entran en juego los oftalmólogos,
que pretenden mantener la visión parcial del ojo derecho, que ya lograron durante
la presidencia del Gobierno del Sr Aznar, y que continuaron extendiendo durante
la del Sr. Zapatero. La ceguera, que debería ser uno de los atributos de la
Justicia, con los tratamientos agresivos para mantenerse a toda costa, sufre
una enfermedad degenerativa cada vez más grave, y que afecta a su credibilidad.
En la actualidad, y seguramente ante la experiencia
anterior, el Sr. Sánchez, quizás de una forma un tanto drástica, pretende
apartar a esos oftalmólogos, y que la Justicia vuelva, al menos en teoría, a su
estado anterior de ceguera. Esperemos que no caiga en la tentación de
experimentar para que pueda ver con su ojo izquierdo.
Mientras tanto ¿Cómo reaccionan ante las medidas
propuestas por el PSOE y UP la derecha y su equipo de especialistas en mantener
la visión actual? Clamando contra lo que consideran un ataque a la Constitución,
obviando los requerimientos de dicha Constitución
en los puntos citados anteriormente, y llevando a que los principales órganos
de la Justicia sigan sin poderse renovar por el bloqueo de aquellos que dicen
amar y defender nuestra “ley de leyes”.
Aparte de algunas incongruencias debidas a las
circunstancias en que se redactó la Constitución, sus redactores pecaron de
ilusos al pensar que los partidos políticos elegidos por el pueblo serían
democráticos, y no harían un uso torticero de la ley para prostituirla, dejando
en la práctica el espíritu de nuestra Carta Magna sin una de sus funciones y
sin efectividad alguna.
Se ve que a ciertos “demócratas” les resulta más patriótico
lucir banderas que cumplir con el espíritu que defiende nuestro ordenamiento
jurídico, especialmente si tienen intereses particulares y juicios pendientes.
No cabe duda de que las medidas que los partidos que
apoyan al Gobierno piden que aprueben las Cámaras pueden ser drásticas, y que podrían
conducir a resultados negativos y alejados del equilibrio necesario. Sin
embargo, pueden ser el principio de una solución al filibusterismo que adopta y
ha adoptado la derecha, cuando ha tenido ocasión, para bloquear a los órganos
supremos de la Justicia.
Esos oftalmólogos, que tanto critican la petición de
desbloqueo por parte de la izquierda, tienen la solución en su mano: no forzar
el uso del ojo derecho, que tan nocivo resulta parta la buena salud de la
paciente, y dejar que la Justicia siga lo más ciega posible.
No me he olvidado del papel que juegan en esta crisis
los miembros prorrogados del Consejo del Poder Judicial y la ética con la que
actúan en numerosas actuaciones, pero puede ser el tema de otro escrito