Generalmente, cuando comienzo uno de estos escritos
semanales los tengo pensado, e, incluso, le he dado forma mentalmente.
Lógicamente, a continuación de transcribirlo, lo pulo, y después, y por respeto
a los lectores (posibles lectores), lo corrijo, tanto de las faltas por errores
al teclear, como para intercalar palabras, e, incluso, a veces frases enteras
que había dejado de escribir, ya que escribo mucho más lento que pienso, que ya
es decir.
¿Por qué hago ese preámbulo? Pues porque hoy, cuando
aún me duran las terribles sensaciones, voy a cambiar de sistema, pues no tengo
guión previo, y escribiré conforme me fluyan los pensamientos sobre tan
infausta fecha. Pero eso es solo una cuestión de método, la variación más
importante es que no voy a intentar buscar la ecuanimidad, ya que, si bien es
cierto que he dedicado muchos más escritos a criticar al PP, creo que ningún partido ha
quedado a salvo de mis críticas cuando he considerado que se equivocaban. Sin
embargo, opino que los hechos a los que me estoy refiriendo son tan impactantes
que no me importa abandonar la equidistancia en
mis deseos de conocer y comprender la situación a la que se ha llegado.
Me gustaría saber si es posible tener espíritu democrático,
e intentar parar mediante la represión los deseos de un pueblo decidido a
realizar cualquier acto reivindicativo.
Me gustaría saber si, al enviar fuerzas
antidisturbios de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, pensaron que, al
verlos, el pueblo catalán se encerraría en sus casas, como hacíamos la mayoría
en tiempos del General Franco.
Me gustaría saber si el Gobierno Central y el
partido que lo sustenta saben que en
democracia se gobierna con métodos distintos a los que usaban sus padres reales
o ideológicos.
Me gustaría saber si el Sr. Rajoy quiere solucionar
el problema democráticamente o “manu militari”, a pesar de que los hechos comienzan
a hablar por sí solos, y me están dando la respuesta.
Me gustaría saber dónde tiene el Sr. Sánchez la
coherencia, no ya política, si no personal, cuando exige el imposible de que
Rajoy dialogue, y, ante los hechos consumados, no promueve una moción de censura, aunque solo sea para guardar la dignidad de la Cámara
Me gustaría saber la razón por la cual el Sr. Rivera
quiere incendiar aún más Catalunya solicitando que se aplique el artículo 115
de la Constitución.
Me gustaría saber qué sentían, qué pensaban
ciudadanos de diferentes lugares que son explotados, cuyos derechos son recortados,
con dificultades para llegar a fin de mes, con problemas de enseñanza para sus
hijos, con carencias en sus necesidades sanitarias cuando ovacionaban a las
huestes que iban a reprimir a un pueblo, mientras les arengaban y pedían que
fueran a por ellos.
Me gustaría saber qué sentían los ciudadanos que se
autoproclaman demócratas, y que fueron a las manifestaciones en pro de la
unidad, mientras veían a su lado banderas franquistas y escuchaban el “Cara al
sol”.
Me gustaría saber qué piensa El Govern cuando ve a
sus ciudadanos apaleados sabiendo que
mentían en la cuestión de su continuidad en la UE ya que con las condiciones
para ser admitido un nuevo miembro, Catalunya no puede ser admitida.
Me gustaría saber cómo va a explicar el Govern a sus
ciudadanos que la mayoría de los países de su entorno no van a reconocer su
independencia, y que, de hecho, no servirá de nada la proclamación unilateral,
y que será así mientras a esas mismas naciones les sea más rentable,
económicamente hablando, tener relaciones con España, antes que con Catalunya.
Me gustaría saber cómo pretende la Generalitat llegar
a un acuerdo con el Gobierno español sobre temas económicos y jurisdiccionales,
si entre ambos no han sabido llegar a ningún tipo de acuerdo en el
reconocimientos de más atribuciones a la Generalitat.
Me gustaría saber, si al final hay una escisión, que
sería no pactada, según se vislumbra, quién y cómo se pagarán los sueldos a los
funcionarios, y las pensiones a los jubilados.
Me gustaría saber cuál hubiese sido la posición del
P.de Cat. (antigua Convergencia) si no hubiesen estallado los casos Pujol, el
del 3%, y Andorra hubiese seguido manteniendo la total opacidad sobre las
cuentas depositadas en sus bancos.
Me gustaría saber cómo el pueblo catalán se ha
dejado arrastrar por la mendacidad de unos y otros hasta llegar a perder la
ecuanimidad.
Me gustaría saber si alguien esperaba un discurso
del Rey llamando a la concordia y al diálogo.
Me gustaría saber cuál hubiera sido el dictamen del
Tribunal Internacional de La Haya, si el P. De Cat. no hubiese tenido las
urgencias por su situación y se hubiese pedido su intervención.
Por último, me gustaría saber cómo podría evitar las
nauseas que me produce toda esta situación, a la que hemos llegado por la
cerrazón de unos y otros, pero aún más el no ver una posible solución, dada la
talla intelectual y de liderazgo en las distintas formaciones políticas que
“disfrutamos”.