viernes, 28 de junio de 2019

A vueltas con los números




¡Finalizó la crisis! Dicen ufanos los voceros del neo liberalismo. Bueno, no solo lo dicen ellos, lo dicen también los partidos, los diferentes gobiernos, y, por supuesto, los grandes empresarios.

Y yo, desde mi ingenuidad, me pregunto: ¿Entonces cómo es que la principal causa de preocupación de los ciudadanos, según los sucesivos sondeos de opinión, publicados por el Centro de Información Sociológico (C.I.S.), es el paro?

No creo que sea por inercia, o por decir algo. Si hay temor al paro, es que, a ciencia cierta, esto debe tener sus razones. Si no hay pleno empleo, si hay familias con todos sus miembros sin percibir un salario, si en el primer trimestre de 2019 existían más 3.354.000  parados, lo que representa un 14,70% de índice de paro, según la Encuesta de Población Activa (E.P.A.), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, es que la crisis no ha terminado, al menos para una gran parte de la población.

Sin embargo, a los poderes públicos no se les acaba nunca el triunfalismo de hablar de los miles de contratos firmados durante un periodo de tiempo, olvidándose, seguramente involuntariamente, que, a los contratos firmados, les falta contabilizar el número de contratos finalizados en ese mismo periodo, ya que, en modo alguno cuadra sin ese dato, el número de contratos nuevos firmados, y las mínimas reducciones en el total del número total de parados. Como casi todos sabemos contar, la cifra de contratos rescindidos o finalizados es muy sencilla de obtener a partir de los datos que publican.

Otra cosa son, y sobre esto no existe tanta transparencia, los tipos de contratos, las horas de jornada, y la duración de los mismos. Con algunas modificaciones al sistema actual, sí que nos podría dar una idea más clara de la verdadera situación laboral, y si los trabajadores como tales han salido o no de la crisis. Con la publicación de estos datos, el triunfalismo de los miles de contratos firmados se desvanecería y eso…

La solución, y en modo alguno quiero presentarla como si hubiese sido un descubrimiento mío, es que, a las cifras actuales que hablan de activos y parados, se añadiese el parámetro de horas cotizadas a la Seguridad Social, y, al cotejarlas con el número de activos, esto reflejaría la jornada media, y si hemos alcanzado el nivel de empleo anterior al cataclismo económico.

Aunque sea de refilón, no puedo dejar de mencionar las llamadas de los empresarios a alcanzar una productividad mayor para poder así aumentar los salarios. Con la ingenuidad de la que he hecho gala al principio de este escrito me pregunto ¿Puede alguien en su sano juicio pedir una mayor productividad, un mayor compromiso con su trabajo, o un estímulo en perfeccionar sus conocimientos sobre los métodos de producción a alguien que sabe que, por mucho que mejore en su trabajo, al cabo de un tiempo corto va a cesar en su empleo, y que el próximo, si es que tiene un próximo, casi con seguridad no va a tener ninguna relación con el que está realizando?

Sinceramente, no creo que este sea el camino. Claro que yo no soy un genio de las finanzas y…


viernes, 21 de junio de 2019

Fascismos y Neofascismos




Creo que son preguntas recurrentes: ¿Por qué se llama neofascismo, si es el fascismo de toda la vida? O ¿Existen, en realidad, diferencias sustanciales que justifiquen el prefijo de neo? Ambas preguntas tienen una misma respuesta: las dos tendencias tienen los mismos orígenes, y se mantienen sobre las mismas bases, pero tienen al menos una diferencia notable.

En ambos casos, siempre se necesita de un “líder héroe”, que se enfrente al sistema. el cual no solo recibe el reconocimiento a sus supuestas virtudes, si no que él mismo se encarga de presentarse como el adalid de la nueva sociedad, llegándose a inventar un pasado glorioso, en general, injustificado.

No es suficiente tener un líder, aunque sí imprescindible, hace falta un objetivo a corto plazo con similitudes históricas o pseudo históricas, como puede ser el liderazgo mundial de otros tiempos pasados, y lleno de frases vacías que estimulen  las más bajas pasiones humanas, pero disfrazándolas como si fueran grandes gestas.

Claro que no podemos dejar sin citar la absurda creencia, hábilmente estimulada, de que haber nacido a un lado o a otro de una raya imaginaria pintada en un mapa es motivo de superioridad sobre los nacidos al otro lado de dicha raya.

Por último, pero también imprescindible, es buscar un enemigo contra el cual concitar el odio y acusarle de todos los males que acaecen. Dado el “valor” de estos paladines, resulta conveniente que estos enemigos estén en una situación precaria y de indefensión, siendo los preferidos para desempeñar esta función los emigrantes, tanto si son emigrantes económicos como si son políticos. También se pueden incluir en este grupo las minorías sociales, culturales, o de cualquier otra índole.

Todos estos ingredientes, que no son nuevos, y, por tanto, iguales en los fascismos que en los neofascismos, necesitan un caldo de cultivo para desarrollarse. Este caldo de cultivo es la masa amorfa, que no piensa, no lee, y, sobre todo, que no es capaz de analizar la información que tiene a su alcance.

Hasta aquí, las similitudes entre ambas nefastas creencias. La diferencia principal es más sutil y, generalmente, no es percibida por los seguidores, a pesar de que algunos de los dirigentes no dudan en citarla. Sin embargo, los medios nunca hacen de caja de resonancia.

Mientras los fascismos tradicionales, a pesar de sojuzgar a la clase trabajadora con sus leyes y favoritismos hacia las élites económicas, mantenían un discurso falsamente “obrerista”; o alardeaban de subsidios, que no eran más que limosnas, como si fueran avances sociales impulsados por ellos. De hecho, en España durante el Régimen del dictador fascista se hablaba del servicio público de salud o de las pensiones de jubilación como si los hubiesen inventado ellos.

En cambio, al socaire del “caramelo” de bajar los impuestos, los neofascismos se muestran en contra de cualquier tipo de servicio público, como pueden ser la sanidad pública, en la que son partidarios de la privatización de todo el sistema y del copago, no tan solo de los medicamentos si no de las visitas a los facultativos; de las pensiones de jubilación, con el fomento de planes privados de ahorro con la excusa de que las pensiones púbicas crean dependencias hacia el Estado. Pero ¿Qué clase de ahorro puede hacer a largo plazo un trabajador con precariedad laboral?

En cuanto a medidas laborales, abogan por el despido gratuito (el libre ya existe), poder contratar con remuneraciones por debajo de las fijadas en convenios colectivos, y reducción, cuando no supresión, de los subsidios por desempleo.

En conclusión, las motivaciones emotivas son las mismas, pero en los fines difieren, ya que los tradicionales eran un tanto intervencionistas en lo económico, mientras los actuales preconizan el liberalismo más salvaje y sin concesiones.

No puedo menos que preguntarme ¿Alguien en su sano juicio puede votarles? Me refiero a alguien que sea capaz de discurrir, aunque solo sea de forma muy precaria.


viernes, 7 de junio de 2019

¿Contamos de nuevo?




La verdad es que en España podemos presumir de ser una potencia mundial en temas artísticos, y no solo en unas disciplinas, podemos poner varios ejemplos.

En la literatura, además de El Quijote, novela por excelencia, existió un Siglo de Oro, y no podemos olvidar a la generación del 27, o al malogrado Miguel Hernández. De hecho, prácticamente todos los premios Nobel que han recaído en españoles han sido a literatos.

No cabe duda que en pintura también hay excelentes ejemplos, desde Velázquez, a El Greco (era cretense, pero se hizo un genio de la pintura en España), Goya, Gris, Picasso, o Miró, por citar sólo a unos cuantos, que abarcan diferentes estilos y tendencias.

En música quizás no se haya logrado la altura de otras artes. Ha habido desde el renacimiento músicos muy notables, siendo de destacar la corriente nacionalista. Y, si incluimos como disciplina dentro de la música el baile, tanto el baile flamenco como el Clásico Español brillan a nivel mundial.

Es decir, que España es cuna de artistas, y que conste que no me estoy dando un baño de “chauvinismo, es, simplemente, reconocer un hecho.

¿Entonces es que podemos considerarnos los mejores en todo? Sinceramente, yo no diría tanto. Si miramos 1 temas tan prosaicos como es el saber un mínimo de aritmética, el saber sumar, o, simplemente, contar, la cosa ya varía, y, desde luego, a peor. Para contar con los dedos de la mano, con más o menos dificultades, aún nos defendemos. Pero ¡Ay cuando se nos acaban esos dedos! No sabemos ni continuar con los dedos de los pies. Empezamos a tener problemas y nos pasa que  hacemos el ridículo más espantoso.

Es inconcebible que en un país democrático, medianamente avanzado, en el recuento y transcripción de votos tras unas elecciones se puedan dar  errores como los que se han dado en las recientemente celebradas en España. Es inconcebible, que los mismos errores se repitieran en diferentes comunidades autónomas. Es inconcebible, afortunadamente para el Gobierno, que todos los errores fueran favoreciendo a la derecha. Es inconcebible el diferente criterio en diferentes comunidades en el registro de los restos de votos que no llegaban a obtener representación.

A pesar de que muchos puedan dudarlo, e incluso intentar desmentirlo, conviene recordar que España está en el continente europeo, y no en una remota y perdida comarca de Venezuela.

Sin embargo, a pesar de la gravedad de los hechos, lo que más inconcebible resulta es que los que tuvieron responsabilidad técnica y/o política no se hayan inmolado en un harakiri público y masivo en la Plaza Mayor en la Capital de nuestra Monarquía bananera.

Pero no es en el único caso en el que demostramos que eso de los números para nosotros…

Sin embargo, lo dejaré para otro momento, ya que esta semana tengo que preparar bastantes cosas y no quiero (al fin y al cabo yo también soy español) que eso de los  números y cuentas pueda acabar por interferir en mi capacidad de organizar el tiempo

viernes, 31 de mayo de 2019

A vueltas




Otra vez, y resulta monótono y muy aburrido comentarlo por sus reiteraciones, vemos que nadie ha perdido las elecciones. Todos han ganado. Todos los partidos, portavoces e “hinchas” están ufanos y muy satisfechos de haberse conocido.

El PSOE, que desciende en expectativas de voto, y que, a pesar de ser la fuerza más votada en muchas autonomías y ciudades, ha perdido la oportunidad de gobernar,  se declara vencedor, como si no supiera que no gana la lista más votada, si no la que más apoyos tiene.

El PP, que pierde gran número de apoyos y mayorías, porque, que gracias a apoyos vergonzantes de la ultra derecha, va a ¿gobernar? con las exigencias y coacciones de Vox. Olvidando, por supuesto, su propuesta programática pretérita de que gobernase la lista más votada.

El C’s, lejos de su pretendido liderazgo del centro derecha, porque espera sacar réditos en posibles pactos electorales ¿Dónde quedan sus promesas de regeneración de la vida política si pacta en Madrid con el partido de los grandes escándalos de corrupción, en muchos de los casos ya juzgados y con sentencia? ¿Dónde quedan su supuesto centrismo y sus ideas liberales, si, de forma más o menos encubierta, se alineará para que gobierne, de facto o de manera encubierta, la extrema derecha?

Unidas Podemos anuncia que su apoyo aún es significativo ¿Y se sentirán orgullosos por ello? En Madrid se ha perdido por el enfrentamiento de egos, uno por su prepotencia manifiesta, el otro por no actuar con ética con tal de no estar supeditado al otro ¿Desde cuándo es más importante el líder que la idea? ¿No se han enterado de que, incluso en la extinta URSS, se renegó del culto a la personalidad? Dicen que van a hacer auto crítica ¿Cuándo? ¿A qué esperan los dos “lideres” para anunciar su dimisión irrevocable, tras haber matado con sus personalismos la formación que apuntaba a ser el referente de una nueva izquierda?

Si hay un vencedor, triste vencedor, este es Vox, pues, a pesar de haber perdido dos tercios de sus apoyos de hace apenas un mes, ha quedado en situación de coaccionar, y hacer valer sus tesis ante el ansia de poder, por encima de cualquier sentido ético, al resto de fuerzas de la derecha.

Por último, hemos perdido los ciudadanos puesto que, por la desidia y la ignorancia de muchos, ha remontado de nuevo la abstención. Son tan estúpidos e inanes que no se han enterado de que, si ellos pasan de la política, la política no pasa de ellos.

Pido perdón a mis (escasos, si es que me quedan) lectores por el tono un tanto agresivo, y lejos del sarcástico que en general utilizo, pero es que hay días que uno tiene que explayarse.


viernes, 24 de mayo de 2019

Venid y…





Recuerdo que, en los remotos tiempos en los que yo era pequeño, este mes de mayo se le llamaba ”el mes de las flores”, y en los colegios (casi todos eran privados y regidos por religiosos) se dedicaba a la Virgen María.

Los niños y las niñas, por separado, íbamos todas las tardes de este mes a unos oficios religiosos, que no recuerdo en qué consistían, pero sí recuerdo que en ellos se cantaban canciones de carácter religioso, y dedicadas a María. Lógicamente, la infancia de entonces estaba muy motivada, y estos actos no eran de adoctrinamiento, como los que hacen ahora los pérfidos componentes de la izquierda. Estoy convencido de que el Espíritu Santo nos iluminaba,  para así, con un gran fervor espiritual, dedicar las tardes de mayo a actividades pías, en vez de estar estudiando, o dejándonos adoctrinar con doctrinas tan nefastas como la igualdad, y contrarias a la ortodoxia nacional-católica.

Recuerdo el inicio de una de las canciones que empezaba más o menos: “Venid y vamos todos…”. El mensaje de Vox, y de algún partido más, me ha evocado aquellos tiempos, con el crucifijo por delante, su segregación por sexos en los colegios, su rechazo a las leyes sobre género, y, sobre todo, por su actitud chulesca  en las formas.

Pretenden que volvamos al ideal preconizado por el franquismo de “mitad monje, mitad soldado”, al menos en la estética y la dialéctica, presentándose como un grupo de esforzados guerreros que, cabalgando sobre caballos, vayan a reconquistar a España ¿Reconquistar de qué?, ¿De la democracia formal que hemos alcanzado?, ¿De los avances legislativos tendentes a alcanzar la igualdad real entre todos los seres humanos, prescindiendo de género y condición sexual?, ¿De la riqueza cultural que significan las diferentes lenguas?

Se presentan como garantes contra la corrupción ¿No es acaso una forma de corrupción haber cobrado un sueldo público muy elevado, y no haber presentado ni un triste papel referente al trabajo realizado durante todo el periodo?, ¿Es una muestra de honradez que, cuando se destapa que se cobra por no hacer nada, y se ven peligrar  las retribuciones cobradas desde los 19 años , se cambie uno de partido, e intente ser el adalid de esa misma honradez? Claro está que sin devolver cantidad alguna por el tiempo que se ha estado cobrando sin justificar la labor, ya que no puede, que supuestamente debió haber realizado.

Se sienten insultados cuando sus oponentes, por intereses electoralistas, les tachan de extrema derecha. Si son xenófobos, homófobos, se muestran excluyentes de cualquier pensamiento ajeno a los suyos, son ultra nacionalistas, sus relaciones internacionales partidistas son con partidos de la extrema derecha, ¿De qué otra forma se les puede tildar?

El estilo mostrado en el Congreso de los diputados durante la sesión de inicio de la legislatura no fue bronco, fue matonesco, incivilizado, buscando el enfrentamiento, sin guardar ningún tipo de compostura, como se demostró en el caso de ocupar unos escaños que no les corresponden, ya que en todas las legislaturas se ha guardado un orden en el tema de los asientos ¿Qué pretendían? ¿Qué los ujieres les desalojaran por la fuerza, para mostrarse como victimas y poder justificar a posteriori episodios violentos?

Como en la canción que he mencionado al principio del escrito: Venid y vamos todos, pero no con flores, si ni con votos a las urnas, con votos hacia partidos democráticos que no nos intenten hacer volver  a la Edad Media.

viernes, 17 de mayo de 2019

¿Qué nos está pasando?



No sé si es un fenómeno social, o es la percepción que tengo de la sociedad, pero, en mi opinión, hay verdaderos motivos para pensar que algo estamos haciendo mal, que estamos perdiendo la capacidad de análisis, y que, por esta causa, hay motivos para alarmarse.

Veamos algunas de las causas que alimentan mi temor.

Se toma como algo novedoso las teorías económicas neo liberales (no confundir con el liberalismo político de los siglos XIX, o con la acepción de tal vocablo en los EE.UU.) cuando, en realidad, están basadas en La riqueza de las naciones (The Wealth of Nations), publicado por Adam Smith en 1776. Según la tesis central de estas teorías, la clave del bienestar social está en el crecimiento económico, que se potencia a través de la división del trabajo y la libre competencia como el medio más idóneo de la economía, afirmando que las contradicciones engendradas por las leyes del mercado serán corregidas por lo que él denominó "mano invisible" del sistema. “La mano invisible” como reguladora del mercado ha resultado siempre ineficaz, desde los tiempos del autor de la teoría, ya que el mercado no se regula por sí mismo El que tiene los grandes medios de producción tiene también el poder y el dominio de los medios de comunicación, evitando, en defensa de sus intereses, la auto regulación de la Oferta y la Demanda.

Me preocupa que un partido presente en sus listas a gente condenada por violencia de género; a ex dirigentes de grupúsculos que exaltaban la figura de Hitler, y que solo han sido descabalgados cuando se ha denunciado la situación públicamente, pero que no se sabe cuántos más puede tener de esta misma condición; a gente que jamás ha desempeñado trabajos productivos y que ha tenido sueldos públicos, en la mayoría de los casos sin justificar, y que ahora quieren dar ejemplo de austeridad, y acabar con las sinecuras, precisamente en el momento que se les han acabado a ellos.


Me asombra que parados, que actualmente perciben un subsidio de paro, o incluso un subsidio de supervivencia, insuficiente en cantidad y duración, voten, por desidia en informarse, a un partido cuyos directivos preconizan la reducción, e incluso, la supresión de la prestación del paro, o de dicho subsidio.


Me asusta que jubilados que malviven con su magra pensión de jubilación apoyen a alguien que reniegan de las pensiones públicas, con el único argumento de que las soflamas les recuerden a su juventud, cuando un general sanguinario tiranizaba a España por haber ganado una guerra fratricida.


Me desconciertan algunos “patriotas” que no quieren que puedan irse de España los catalanes, pero despidieron a las fuerzas que tenían como misión reprimir sus ansias separatistas con el cántico de “a por ellos” ¿Para qué querían que no se fueran?, ¿Para reprimirlos?, ¿Si son ellos, no los consideraban españoles?, ¿Entonces para qué retenerlos?


Me indigna que un hombre se considere legitimado para decidir lo que puede hace o no una mujer, concediendo como única libertad sobre su cuerpo decidir si quiere estar más o menos gruesa, y que haya mujeres que voten o vayan en las listas electorales con un personaje de ese jaez.


No puedo comprender que, mientras el paro se ceba en las familias, mientras la precariedad laboral cercena el futuro de los jóvenes, mientras afirman que peligran las pensiones, mientras el único futuro de muchos licenciados es servir copas a los turistas en nombre del liberalismo y el capitalismo más salvaje. Mientras miles de españoles se encuentran enterrados en cunetas o en fosas comunes en lugares más o menos conocidos, el dictador que ocasionó este genocidio aún esté en un mausoleo construido para auspiciar sus locuras sanguinarias. Mientras cada semana se asesina a una mujer, se quiera suprimir lo poco que se ha avanzado en la lucha contra la violencia de género. Y todo se pueda reducir a ondear un trozo de tela al que llaman bandera.


¿Temor? No, miedo a la sociedad actual.

viernes, 10 de mayo de 2019

Geometría variable



Algunos, tampoco demasiados, ya que el número de lectores no da para grandes cantidades, se estarán preguntando: “¿Qué le pasa a este hombre que ya no habla del PP?”. Nada, que de vez en cuando uno necesita soltar lastre del que lleva acumulado. Pero, no hay razón para estar preocupados, ya que retomo mi tema estrella.

Obviamente, no voy a hablar de aeronáutica, o de las modernas aeronaves que utilizan esas técnicas. Voy a referirme a la diferente posición con respecto a un centro político-geométrico dentro del esquema utilizado por el Presidente del PP, que el insigne Sr. Casado, acendrado marxista (rama D. Groucho), aplicando los conocimientos adquiridos en el curso de post grado que siguió en  la Universidad de Harvard (estado de Aravaca), usa para reubicar a su partido de manera fulgurante desde la derecha radical al más estricto centro geográfico político.

Esta reubicación lleva aparejada la de los otros partidos que comparten en mayor medida este espectro político, y que, según la clasificación del mentado Sr. Casado, estaban calificados hasta el momento del recuento del resultado de las votaciones, y que ,a raíz de estas, han sufrido “ligeras” variaciones: Vox, que era un partido democrático de derechas, se ha convertido en un partido de ultra derecha. Por su parte, el, hasta ahora, partido de centro izquierda, C’s ha pasado a ser un partido sin ideología, y trufado de tránsfugas sin ética. En ambos casos se desconoce en qué han podido variar las políticas de estos partidos pues la nueva calificación no ha venido acompañada de una explicación.

Pero, no crean que la geometría variable es única y universal. Influye, ¡y de qué manera!, su situación en el mapa geográfico de España.

A pesar de la posición del líder carismático del PP sobre Vox y C’s, en Andalucía Vox es un “partido serio”, y C’s un “socio leal de gobierno”.

En la Comunidad Autónoma de Madrid parece ser que no se sabe muy bien en qué posición se encuentran los otros partidos, y, por si acaso, se abstienen de opinar, y abogan por un pacto de no agresión.

Mi comunidad se distingue por sus posiciones un tanto bipolares. Mientras que el Presidente del partido, y candidato a presidir el Govern,  manifiesta que está en el centro del centro, y dice que no pactará jamás con los extremos, entre los que incluye a Vox, el candidato a gobernar el ayuntamiento de Palma se considera amigo del candidato, para el mismo puesto, de Vox, y en declaraciones públicas ha manifestado que le encantaría tener en su gobierno municipal al citado componente de Vox.

En otros lugares no he entrado a indagar más. Creo que estos ejemplos son lo suficientemente significativos para ver la situación.

A mí, tanta disparidad de criterios no me acaba de cuadrar, ya que el centro es un punto, y como tal es de una dimensión no mensurable: no tiene dimensiones físicas. Sin embargo, el centro en el que se sitúa el PP……

Bueno, quizás sí que tiene lógica, ya que siempre se puede echar mano del teorema que aplicamos los malos dibujantes, y que se conoce como: el teorema del punto gordo. Consiste en que, si varias líneas tienen que confluir en un punto y no lo hacen, se hace el punto más gordo hasta que se encuentren. Claro, que en este caso más que gordo, debería tener obesidad mórbida.