viernes, 27 de mayo de 2016

Cambio de parada



Como resultado de unas obras en la calzada, han desviado el recorrido del autobús con el que habitualmente me desplazo. Provisionalmente, también han cambiado la ubicación de la parada. A estas alturas del párrafo, seguro que algunos se preguntan ¿Bueno, y…? La explicación es que la citada parada está justo delante de un colegio público, y la hora en que espero la llegada del autobús coincide con la entrada de los/as niños/as al colegio. Hasta aquí todo sería normal, pero se da una pequeña circunstancia: La práctica totalidad de los/as escolares tienen como progenitores a emigrantes. Resulta casi imposible ver a alguien, incluidos acompañantes de menores, con rasgos europeos.

Esto, en principio, es positivo y conveniente ya que, desde la infancia, estos/as niños/as aprenden a convivir con otras culturas en perfecta armonía. Hablan con sus mayores en su propio idioma, pero interactúan entre ellos en castellano, dándonos un ejemplo de convivencia a nosotros.

¿Entonces cuál es el problema? El problema viene dado por la torre de Babel en que se han convertido los colegios públicos debido a las actuaciones de las autoridades. Los recortes en la enseñanza pública han motivado la supresión del profesorado de apoyo, la subida de la ratio de alumnos/as por aula, y la carencia escandalosa de medios materiales para poder desarrollar una enseñanza con todas las garantías de calidad. Así, lo que, en principio, es positivo por la interacción cultural, se trastoca en problemas para los docentes, ya que el nivel de los conocimientos idiomáticos del alumnado es diferente, y su bagaje cultural también, creandose dificultades añadidas a la enseñanza en sí. Los profesores, no pueden abandonar a los alumnos con dificultades de comprensión y, en vez de recibir estas ayudas para su completa integración, el ritmo de enseñanza tiene que decrecer, al carecerse de un equipo cuya misión fuese ayudar a avanzar a los rezagados.

¿Qué ocurre con los colegios concertados? Pues que la relación entre hijos/as de españoles e inmigrantes es justamente al contrario que en la escuela pública. Se crean así unas fuertes desigualdades entre ambas enseñanzas al no existir las dificultades de encaje por las diversas procedencias

La enseñanza concertada, casi en exclusiva en manos de instituciones religiosas católicas, de alguna manera rechaza la inscripción de alumnos foráneos sin que las autoridades, hasta ahora, hayan tomado una postura enérgica y decidida para remediar la situación.

Hasta el momento, sólo una Comunidad Autónoma ha decidido dar un paso adelante para contrarrestar la situación. La Generalitat Valenciana ha decidido de una forma resuelta revertir la situación, dotando de más medios materiales y humanos a la escuela pública en detrimento de la concertada, dándole un vuelco de 180º a lo que hasta entonces se había hecho.

Claro que esta medida está siendo contestada y ahí se ha montado el Cristo (nunca mejor dicho): manifestaciones con curas y monjas en plan “pancartero”, y el inefable Sr. González Pons marcándose una bella coreografía con una serie de señoras emulando a “go gos” de discoteca.

Por cierto, el citado Sr. González Pons es de los únicos dirigentes históricos del PP valenciano que no está imputado (investigado), a pesar de las protestas de su ex compañero de partido, el Sr. Matas. No quiero hacerme eco de lo que aseguran las “malas lenguas” sobre su elección para Diputado Europeo.

Publicado en El Periscopi el 27 05 2016

viernes, 20 de mayo de 2016

V



Allá por los años 80 del siglo pasado, concretamente entre 1983 y 1985, TVE y de las JONS emitió una serie televisiva en la que unos extraterrestres invadían la tierra. Los citados alienígenas tenían una apariencia humana, pero escondían en su interior unos lagartos con su típica piel escamosa y dura.

Llegados a este punto, muchos se preguntaran ¿A qué viene este recuerdo? Pues muy sencillo, la inmensa mayoría de la clase política española se asemeja a esos invasores, con una apariencia humana, pero con una piel dura, a prueba de cualquier circunstancia, y especialmente, donde todo resbala. Es muy significativo que esta dureza se manifieste especialmente en la zona de la cara. Esta afirmación, que no pretende ser un postulado, se puede demostrar con varios ejemplos, de los que paso a enumerar algunos.

El Presidente en funciones no muestra ningún tipo de rubor en afirmar que, con sus medidas se produce estabilidad en el país, y que cualquier otro gobierno traería el caos y el descontrol, cuando es casi un mantra que la estabilidad de un país se consigue con una amplia base de clase media, económicamente hablando, y evitando las grandes desigualdades en emolumentos. Sin embargo, con sus medidas económicas ha masacrado a la clase media, y llevado a millones de personas de clase media a la clase baja. También afirma muy ufano que se está recuperando el empleo, lo que no dice es el tipo de empleo que se crea y cuál se destruye. Se destruye empleo estable y adecuadamente retribuido, y, en cambio, se crea empleo precario, temporal, a tiempo parcial, y con unas condiciones económicas que no permiten a los contratados superar el umbral de la pobreza.

No sólo es el Presidente en funciones. Uno de sus ministros, el Sr. García Margallo, en lo que para él debió ser “un momento tonto” dijo que: “se habían pasado cuatro pueblos en el tema de la austeridad”. Al día siguiente, una vez pasado ese momento, intentó arreglarlo diciendo que no se refería al gobierno español, si no a la comisión europea, mostrando su piel reptiliana y esperando que los ciudadanos no advirtieran que el gobierno actual en temas económicos actúa al dictado de la citada comisión europea.

Podría citar infinitos ejemplos más sobre los miembros del Gobierno (en funciones) o sobre el partido que lo sustenta, pero no quiero que parezca que esta variación genética sólo se da entre los miembros de esta formación. También se da en otras formaciones. Veamos otros ejemplos:

El Sr. Sánchez, aparentemente líder del PSOE, manifiesta que Podemos ha abortado, con su intransigencia, la posibilidad de un gobierno de izquierdas y cambio. Cualquiera, sin las características epiteliales de los políticos, se sonrojaría al hacer esta afirmación ¿Un gobierno de cambio y y progresista con C’s? Pues bien, él, impasible el ademán, lo repite hasta la saciedad, al tiempo que descalifica a Podemos y a su líder, obviando que gobierna en algunas CC.AA. y ayuntamientos gracias al vilipendiado partido.

C’S y su fotogénico jefe se presenta como paradigma de transparencia y amante del diálogo, pero no duda en dar soporte a las ejecutivas de las dos CC.AA. con más casos de corrupción denunciados e investigados. En cuanto a que es capaz de pactar con derechas e izquierdas, los ciudadanos de Baleares, no podemos (sin mayúsculas y del verbo poder) olvidar a un partido que alardeaba de la misma condición y que se tuvo que disolver con casi todos los miembros de su Ejecutiva en prisión.

Podemos (esta vez sí para designar a la formación política): que  manifiesta que no es de derechas ni de izquierdas, pero que no duda en negarle el pan y la sal al PSOE por su pacto con C’s; que no sólo reparte cargos y sillones, si no que, tras dejar en una situación desairada a IU al rechazar en las anteriores elecciones una posición digna ante su  renuncia de presentarse en solitario, al tiempo que hacía recaer sobre la formación en declive una sarta de descalificaciones, ahora, y tras ver su debilidad, sí que la acoge en su seno para fagocitarla. Pero sus dirigentes asumen, sin despeinarse, que son coherentes con la sociedad.

En fin, que tengo mis dudas sobre si la clase política que disfrutamos es de este planeta o viene del espacio exterior.

 

Publicado en El Periscopi el 20 05 2016

viernes, 13 de mayo de 2016

Y se hizo el pacto


Creo que todos, o al menos la inmensa mayoría, coincidimos en que una gran parte de los éxitos del PP se debe a que consiguió aglutinar a todo el espectro político de la derecha española, desde los nostálgicos del dictador, hasta los creyentes en esa falacia política del Centro. Claro está que con la inestimable colaboración de la Ley d’Hont.

No quiero entrar ahora en las causas y razones  por los que la Derecha siempre ha ido unida, al menos hasta las pasadas elecciones del mes de diciembre, y la Izquierda siempre fragmentada, a veces hasta límites incomprensibles. No quiero entrar en dichas razones, ya que de antemano, creo que no sería imparcial y, por tanto, justo en mis apreciaciones.

El discurso de la Izquierda, desde la social-democracia más light hasta la más radical, siempre ha sido en pro de la igualdad, pero la realidad, la dura realidad siempre acababa imponiéndose, con el resultado de todos conocido: cada uno por su lado , defendiendo su parcelita, y combatiendo al más próximo en ideología para tratar de arañar votos.

Dentro de ese espectro, nació Izquierda Unida, que resultó ser una formación cainita y de la que cada vez se disgregaban más militantes y simpatizantes, unos a otras formaciones y otros a sus casas en espera de tiempos mejores. No hay que dejar de reconocerle el mérito al Sr. Anguita que, con su “Teoría de las dos orillas”, dinamitó durante muchos años la posibilidad de cualquier entendimiento con otras fuerzas de izquierda.

Y en estas entra Podemos, formación de aluvión. Con elementos provenientes de IU, de teóricos de la política, de anti-sistemas, de anarcos, de expulsados del mercado de trabajo por la crisis, y por encima de todos en número, de los integrantes y participantes de las Asambleas que se aglutinaron el 15 M.

A pesar de las descalificaciones mutuas en periodos anteriores, estas dos formaciones han llegado a un acuerdo del cual, en principio, creo que deberíamos congratularnos, ya que dos formaciones aparcan sus diferencias para sumar fuerzas.

¿Podemos mostrarnos satisfechos del acuerdo? Si, pero con reparos, graves reparos. ¿Cuáles son estos?

En primer lugar, la Izquierda, siempre ha predicado que, por encima de cualquier consideración práctica, debía primar la ideología. Tengo serias dudas de que en este caso esta premisa se cumpla, pues mucho antes de conocerse los acuerdos programáticos, los partidarios de ambas formaciones han demostrado un entusiasmo carente de espíritu crítico, llegando a descalificar en algunos casos a los que han puesto en duda la bondad del pacto, y eso, repito, antes de conocerse las clausulas del acuerdo.

En segundo lugar, los desacuerdos han venido por las listas electorales, lo que da la impresión, visto desapasionadamente el asunto, que era más importantes quiénes ocupaban “el sillón”, que el motivo político por el cual querían ocuparlo. Tanto más cuando Podemos se definió como un partido transversal, ya que no era ni de izquierda ni de derecha, e IU, por su genealogía, siempre se ha definido, incluso en el nombre, como de izquierdas.

¿Qué resultados se obtendrán del pacto? Pues, por antecedentes de anteriores pactos, posiblemente mucho menores que las expectativas generadas. Aquí, como en bastantes  ocasiones en la que me he atrevido a vaticinar, espero equivocarme.
Publicado en El Periscopi el 13 05 2016

viernes, 6 de mayo de 2016

¡En qué país vivimos!




Para definir  paradigma de país mal gobernado y dependiente de factores exógenos a la voluntad y bienestar del pueblo se utiliza la expresión  “República Bananera”. Ante la situación actual de degradación que sufren las instituciones, creo que esa definición se queda corta, y que deberíamos usarse para nuestro país la de “Monarquía Bananera”, ya que aquellos pueden, en teoría, cambiar de jefe de Estado cada cierto número de años, y nosotros no llegamos ni a eso.

Como para mí no son válidos los conceptos si no van acompañados de ejemplos claramente demostrables, expondré a continuación unos cuantos.

Los presidentes de los partidos políticos PP y C’s se permiten “el lujo” de advertir al secretario general de otro partido político, en este caso el PSOE, que: “no puede volver a plantear vetos al PP”. ¿Se habrán enterado los Srs. Rajoy y Rivera que estamos en una democracia (al menos de manera formal) y que el dirigente de un partido sólo debe plegarse ante el mandato de sus bases? ¿Desde cuándo pueden decidir  lo que tiene o no tiene que hacer el dirigente de otro partido?

Sigamos con otro ejemplo tan o más definitorio. El PP de Valencia, que no olvidemos depende tanto estatutariamente como en la práctica del PP nacional, está imputado (investigado) junto con 47 altos cargos o ex altos cargos del mismo por un supuesto delito de blanqueo de dinero. Pues bien, no sólo se presentará a las elecciones, si no que, según las encuestas, parte como favorito para ganarlas.

Otro más, D. Ignacio Cosidó, como ciudadano de a pié, puede tener las opiniones que quiera, le ampara la constitución. Pero, como Director General de la  Policía no puede decir impunemente y sin pruebas que: “Podemos supone una amenaza para nuestra democracia”. A menos, eso sí, que esa democracia sea la “orgánica” que se abolió formalmente con la Constitución. En cuyo caso, no sé qué hace como cargo público, dependiente de un Gobierno que es, o  al menos se le supone, democrático sin adjetivos; así como tampoco sé que hace el Gobierno (en funciones) que no ha tomado cartas en el asunto. Por no decir nada de sus declaraciones en cuanto a relacionar a dicho partido con el “proyecto de ETA”. Si tiene pruebas ¿A qué espera para detener a la cúpula de Podemos por colaboración con banda armada? Y, si no las tiene ¿aAqué juega con esas temerarias acusaciones?

Un libro de texto de bachillerato relaciona el paro con el trabajo de la mujer y con la llegada de emigrantes, casos claros de delitos de odio con fomento de la misoginia y la xenofobia. Y al Ministro (en funciones) sólo se le ocurre decir que está estudiando, el caso en vez de actuar conforme a la ley.

Pero no sólo estas actuaciones corresponden a instituciones y partidos de implantación estatal. Como el mentir a los electores no tiene ninguna repercusión en las urnas, el President de la Generalitat, señor Puigdemont, de gira, al parecer turística por Bélgica, dijo que: “su viaje oficial a Belgica no incluía reuniones con altos cargos de la UE porque ese no era el objetivo”. Cuando, en realidad, y según confirma la portavoz, Dña. Mina Andreeva, el citado Sr. Puigdemont solicitó entrevistarse con el Presidente del Ejecutivo, D. Jean-Claude Juncker, el cual alegó problemas de agenda para no recibirle. Saquen conclusiones de la valía del Honorable.
Publicado en El Peroscopi el 06 05 2016

viernes, 29 de abril de 2016

Los otros




No, no me he confundido, ya que no voy a hablar ni de cine, ni de Alejandro Amenabar, como podría parecer por el título de este escrito. Hablaré de las culpas y cómo se perciben.

Aunque faltan unos pocos días para que se confirme que se celebrarán nuevas elecciones en este país, nadie asume la responsabilidad de que los ciudadanos tengamos que desembolsar una enorme cantidad de euros para la celebración de unos nuevos comicios, euros que serían necesarios para otros menesteres y, especialmente, para fines sociales, en vez de ir en una mayoría a las arcas de los partidos, y esperemos que esta vez menos que en ocasiones anteriores a bolsillos particulares de corruptos y corruptores.

Pasemos entonces sin más dilación a ver, según los diferentes partidos, quiénes son los culpables de estas nuevas y previsibles elecciones.

Para el PP, el culpable es el PSOE por no aceptar formar parte de una gran coalición, liderada, como es obvio, por ellos, con la cual podrían arrasar en el Parlamento y aprobar sin oposición en la práctica, todos  sus dictados.  También, y en menor medida, culpan a C’s,  dada la afinidad, por no decir identidad, en sus planteamientos y programa político, por lo que no pueden asimilar que se hayan decantado por sus grandes rivales. Claro que el PP no ve, o no quiere ver, que cualquier partido que se aliara con ellos se haría cómplice de su peculiar forma de luchar contra la corrupción y la falsedad, como se evidencia, entre otros casos, con el blindaje judicial a la Sra. Rita Barberá, y a las ovaciones y aclamaciones al Sr. Soria tras sus mentiras flagrantes.

Para el PSOE, el culpable es claramente Podemos,  personalizándolo en el Sr. Iglesias, por no aceptar su pacto con C’s. Sin tener en cuenta, que su, un tanto irregular, forma de entender el ritmo de las negociaciones, podría llevarle a la situación en que se encontró. Para muchos, yo incluido, es un tanto anómalo que, en medio de las negociaciones con los grupos de la izquierda del arco parlamentario, anuncie que ha formalizado un acuerdo con un partido de derechas y que las bases de este pacto son inamovibles. Tanto más extraño resulta la pretensión del pacto final cuando tanto C’s y Podemos se consideraban incompatibles entre si.

La posición de C’s resulta la más cómoda y beneficiosa. Por una parte, su alianza con el PSOE les otorga una pátina de progresía de la que, por sus programas y actuaciones anteriores, carecían; por otra, les situaba en una posición de unión entre sus socios por alianza y sus posibles socios por ideología,  en una buscada gran coalición, que nunca han negado y de la que ellos serían los muñidores.

¿Y Podemos? Pues se ha quedado esperando al píe del altar, después de proponer ante el Rey como candidato de facto  al Sr. Sánchez, al brindarle su apoyo para obtener  la investidura, el PSOE pacta con su irreductible rival, con lo cual se acabaron sus esperanza de formar un gobierno con una base de izquierdas. Cierto es que algunas, muchas, de las actitudes de sus líderes no propiciaban un acuerdo, cierto es que las formas dejaron en muchos momentos que desear, pero la tesitura en que les puso el PSOE les impedía firmar un acuerdo sin perder la dignidad y la credibilidad democrática.

A todo esto, y si tenemos en cuenta las encuestas, que, como de costumbre, fallarán, las nuevas elecciones, en teoría, deberán servir de muy poco, ya que la correlación de fuerzas no sufrirá variaciones.

Y apelando a un dicho popular podríamos decir. “Entre todos la mataron y ella sola se murió”.

Publicado en El Periscopi el 29 04 2016

viernes, 22 de abril de 2016

La mujer del Cesar



Sinceramente, ha llegado un momento en que resulta difícil saber si la corrupción está en la sociedad y la contagia a la política y ésta a los políticos, o está entre los políticos, que la contagian a la vida política y ésta a la sociedad.

El Sr Soria, Ministro en funciones hasta hace unos pocos días, ha dimitido, no por mentir a los ciudadanos, no por tener sociedades en paraísos fiscales, ha dimitido por no haber sabido explicar la situación y justificar de forma plausible lo injustificable. Pero donde más se visualiza la corrupción y el deterioro moral es en que, ante la primera mentira, el Presidente del Gobierno (en funciones) no le haya cesado fulminantemente, y en caso de que, cómo es habitual en el Sr. Rajoy, no hubiese actuado, la ciudadanía en pleno, encabezada por la militancia del PP, no haya exigido su cese.

El Sr. Aznar, según él adalid de la Patria, y que intentó con malas artes eludir en parte sus compromisos fiscales,  anda tremendamente enfadado con su partido, no por recriminarle su actitud, sino por haberle dejado con las vergüenzas al aire por unas supuestas filtraciones de sus fechorías y de la multa que por ello ha recibido. Como, por desgracia, ya nos tiene acostumbrados la cúpula de su partido, todos se solidarizan con él por la filtración, pero nadie le reprocha su actitud despreciativa hacia los contribuyentes que cumplen fielmente con sus responsabilidades fiscales.

Y qué decir del caso, o mejor dicho los casos de D. Rodrigo Rato, un individuo que, mientras nos sermoneaba para que cumpliéramos como ciudadanos conscientes de nuestros deberes, mantenía cuentas opacas en paraísos fiscales. Alguien que, siendo Presidente del Fondo Monetario Internacional, abrió  otra cuenta más en un paraíso fiscal. Alguien implicado hasta el fondo en el asunto de las “tarjetas black”. Alguien que lanzó a bolsa a Bankia con unos resultados falseados.  A ese alguien que está pluriinvestigado (imputado,) el Ministro de Interior, el máximo responsable político de los investigadores, lo recibe en calidad de amigo en su despacho oficial. Al final vamos a tener que agradecer al Sr. Aznar que digitara a D. Mariano y no al ínclito D. Rodrigo.

Pero la podredumbre no se acaba en el PP ¿Qué autoridad moral tiene el PSOE para recriminar al PP después de la condena por financiación ilegal en el caso FILESA, o de su denigrante papel en el caso de los ERE’s de Andalucía? Es verdad que en esos casos no hubo, al menos aparentemente, responsables políticos de primer nivel, pero el resultado es que se ha defraudado dinero público. Entre los defensores de la transparencia y de la regeneración, los de C’s,  han tenido que dimitir dos responsables provinciales por aparecer en los llamados papeles de Panamá. Y en cuanto a la “gran esperanza blanca de la izquierda”, Podemos, uno de sus mascarones de proa del inicio, D. Juan Carlos Monedero, utilizó la misma triquiñuela para tratar de evitar  impuestos, como un “liberal de toda la vida”, en vez contribuir a aumentar las partidas para gastos sociales como preconiza su formación. Hay que reconocerle, eso sí, que, tan pronto saltó el tema al conocimiento de la opinión pública, se apresuró a realizar una declaración complementaria.

En el resto de formaciones, no voy a entrar, en unas, como CDC, porque ya lo he hecho en ocasiones anteriores y no han salido escándalos en estas últimas fechas, y en otras, ya que han tocado tan poco poder que prácticamente no han tenido ocasión.

Pero como dije al principio, no solo hay degradación entre los políticos y las formaciones políticas. Creo que una gran parte de la culpa, por no decir toda, de la situación en la que nos encontramos la tenemos nosotros, los ciudadanos, por no pedir responsabilidades, por nuestra actitud de “hooligans”: aplaudiendo en las trampas y en los robos a “los nuestros”, y criticando y abroncando a los contrarios, incluso en las actitudes correctas.

¿Dónde están aquellos que pedían responsabilidades de todo tipo, con razón,  al ex dirigente de Podemos D.  Juan Carlos Monedero, cuando la misma acción la ha realizado D. José María Aznar?

¿Dónde estaban los que critican las filtraciones sobre la declaración de renta del ex Presidente cuando las filtraciones de las investigaciones se refieren a la financiación de Podemos?

¿Cómo se puede votar a CDC en Catalunya sabiendo los métodos que usaban? ¿Cómo se puede votar al PSOE en Andalucía con los escándalos en la comunidad? ¿Cómo se puede votar al PP en Madrid  Valencia, Murcia, Madrid, Illes Balears… con los casos de corrupción que tienen en Marcha?

Ya sé que no es una frase muy políticamente correcta, pero me tomo la licencia de usar una viejo dicho para resumir la situación: La mujer del Cesar, no solo tiene que ser honrada, tiene que parecerlo y en nuestro país, la puta Ramoneta puede darle lecciones.
Publicado en El Periscopi el 22 04 2016


viernes, 15 de abril de 2016

No es la panacea



A raíz de la fecha de ayer (14 de abril), me gustaría exponer unas reflexiones que me vengo haciendo desde hace ya algún tiempo, pero creo que ahora pueden ser especialmente oportunas.

Como primera providencia, quiero hacer constar que no creo en ningún poder que dimane de entes sobrenaturales y sí de los que eligen las personas, por tanto no puedo menos, para ser coherente conmigo mismo, que sentirme y ser republicano. Una vez expuesto este punto, paso al tema del escrito.

Empieza a haber un deseo larvado en la sociedad de cambio del régimen de Jefatura del Estado, sobre todo después del asesinato del elefante en Botsuana, y ligado al resto de actuaciones posteriores de la familia Borbón y afines. Este deseo está centrado, sobre todo, en círculos izquierdistas, partidarios de la finalización de la monarquía y la consecuente instauración de una república.

Hace unos pocos años, el sentir monárquico, o más bien “juancarlista”, era mayoritario en la sociedad española, e, incluso, algunos que se manifestaban republicanos afirmaban que, si Juan Carlos I se presentase para Presidente de la República, no tendrían ningún problema ético para respaldar su candidatura con su voto.

La evolución del cambio fue bastante rápida: Empezó, como ya he dicho antes, con la muerte del elefante, las correrías nocturnas del monarca, y su consiguiente rotura de fémur. Siguió con la apertura de la veda en las informaciones de los medios, que destaparon lo que eran secretos a voces. Se empezó a dejar de reírle las “gracias”. El representante de la unidad familiar resultó que no era tal. Y, de ser un dato conocido que le tuvieron que prestar para ir a pedir la mano de la que fue su esposa, se pasó alas informaciones de medios extranjeros sobre que disponía de una de las mayores fortunas de España y sobre las andanzas de sus peligrosas amistades.

Pero no ha sido el Rey Emérito el gran valedor de la causa republicana. Su hija mayor, con “el cese temporal de la convivencia” causó una brecha en las más tradicionales familias, aliadas naturales de la monarquía. Pero donde se llegó a uno de los puntos culminantes fue con su otra hija y su marido, por las, seamos clementes y llamémoslas, irregularidades empresariales y financieras.

Este caso además de lo que en si representa, que ya es bastante, indica el tipo de ética que se gastan: No se les exige que devuelvan el dinero obtenido con su particular forma de hacer negocio, se les manda lejos para intentar cubrir con la distancia el escándalo que se puede avecinar.

Ya no hablemos de la actual reina, con los modales que se gasta, cuando se olvida de lo que representa como figura institucional, que suele ser a menudo, no dándose cuenta que su situación se la debe a esos plebeyos que se ofenden cuando a un imputado le llama “compi yogui” y califica a todo y todos de “merde”.

Pero a pesar de que cada vez se ve más cerca el cambio a una república, a mi no dejan de preocuparme algunas cuestiones:

Una, el posible desencanto de la ciudadanía cuando vea que todos los problemas que nos aquejan no se solucionan con el simple relevo de un Rey por un Presidente de la República.

Mi otra gran preocupación es: Si somos capaces de elegir Alcaldes que prevarican, Presidentes de Diputaciones que sólo se dedican a subirse los sueldos o hacer aeropuertos sin aviones, Presidentes Autonómicos que sólo velan por sus propios y particulares intereses cuando no llegan a delinquir o a dar mayorías a partidos con presuntas cajas B y que también están investigados (imputados) por, presuntamente, obstaculizar la labor de la justicia, y a Presidentes de Gobierno que juran amor eterno a delincuentes, y que dicen inspirar su labor gubernamental en delincuentes condenados en firme: ¿Hay alguna razón por la que sabremos elegir a un Presidente de República digno y honrado?

Al menos, en vez de tener a un Jefe de Estado a perpetuidad y heredero directo de otro anterior, tendríamos la probabilidad de acertar alguna vez en las elecciones sucesivas.

Publicado en El Periscopi el 15 04 2016