Pero queda bonito (bis)
Los años del
Nacional–Catolicismo, a los que pretende hacernos volver la derecha más
irracional y rancia, estuvieron marcados por un tipo de moral basada en unas
reglas que, para definirlas de una forma suave, tildaré de curiosas.
Para no extenderme
demasiado diré que había tres clases de los llamados “Mandamientos de la Ley de
Dios”, el básico, y que era el eje de toda la doctrina, era el sexto (si, ese
que se relacionaba con las cuestiones del sexo). Otro precepto también muy
sometido a su peculiar interpretación de la doctrina católica era el quinto (el
de no matar y asesinar), aunque la importancia que se le daba era muy inferior
al mencionado anteriormente, que tenía como peculiaridad que su gravedad estaba
en función de quien era el que lo
cometiera, y sobre quien lo cometiera.
Pongamos algunos
ejemplos aclaratorios sobre ambos mandamientos:
A)
Si
una mujer tenía sexo con un hombre que no fuese su marido, ella cometía un
pecado infamante, que la condenaba a ser
una pecadora de por vida; el hombre, por el contrario, simplemente había
cometido un desliz. Desliz que, incluso, podría reportarle un tinte de gloria
como conquistador.
B)
Si
se masacraba a “rojos”, con o sin juicios amañados, y basados en leyes inicuas,
era un acto de Justicia; pero si durante la
guerra, estando en el bando perdedor, habías disparado armas eras un
criminal merecedor de la ejecución.
C)
Si
un muchacho, en el despertar natural de su sexualidad, se masturbaba estaba
condenado a sufrir el fuego del infierno por toda la eternidad. Pero, si entre
Te Deum y Te Deum, te dedicabas a firmar sentencias de muerte eras paseado bajo
palio en celebraciones religiosas.
No he citado temas de relaciones sexuales entre
individuos del mismo género, ya que, en estos casos, se caía dentro de una
amalgama de enfermedad, vicio y crimen.
Para rellenar hasta 10 los Mandamientos (que es un número
redondo y fácil de recordar), había otros a los que no se tomaban demasiado en
serio, pero hace bonito.
La cuestión de tomar una parte de un supuesto todo
continúa muy vigente en muy diversos aspectos. Sin embargo, el tema estrella
actual ha variado.
En la actualidad, el tema que más subjetivamente se trata
entre la sociedad, incluso entre la sociedad civil, es el de la Constitución
española. Tema en el que todo, o casi todo, el mundo se siente legitimado para
decidir qué artículos son los importantes, y cuáles son simplemente para
rellenar. Volvamos a los ejemplos en un intento de aclarar posiciones:
1)
Derecha.-
integrada por C’s, PP y VOX, citados por orden alfabético, ya que, en ocasiones, y según temas, resulta muy difícil determinar
quién está más en el ala extrema y quién se aproxima más hacia el Centro. Se
declaran constitu-nacionalistas, y, además, se arrogan el derecho de repartir
el titulo de ser buen, mal, o anti seguidor de la Constitución. Se basan en que
lo único importante, y, lo que, por tanto, marca todo el contenido del texto
legal es la unidad de España. Todo lo demás, como pueden ser los temas
referentes a las lenguas o la descentralización del Estado en un Estado de las
Autonomías, es farfolla sin ningún tipo de valor.
2)
Derecha
más PSOE. Coincide en el tema de la unidad de España, pero el PSOE se muestra más
bien a favor de las lenguas y de las Autonomías, llegando, en algunos casos, a admitir
y promover un Estado Federal. En el tema de los derechos individuales, hay que
reconocer que muchos de los logrados han sido durante sus gobiernos, pero,
actualmente, se han olvidado un tanto de sus previsibles votantes.
3)
Anti
constitucionalistas (según la Derecha). Son todas las fuerzas a las que se quiere desacreditar por diferentes razones. Su
“pecado” prístino es afirmar que toda norma escrita se puede derogar, como se derogaron
los “Principios Fundamentales del Movimiento”. Por tanto, que un territorio quiera
seguir o no formando parte del Estado español no es nada inalterable. Sin
embargo, defienden algo tan constitucional como las diferentes lenguas y culturas,
el derecho a la vivienda digna, el derecho al trabajo, a la salud, a la
libertad de expresión, a la igualdad entre géneros, y a la separación de los
tres poderes del Estado, y a una serie de derechos que los demás grupos ignoran
en la práctica, cuando no, los vulneran directamente.
4)
Nacionalistas,
grupos que defienden su ideología, y que, por tanto, son completamente
constitucionales, y que, al igual que cualquier otro colectivo, deberán acatar
las leyes, especialmente si estas no vienen contaminadas por ideologías
contrarias.
Para todo el espectro hay partes de la Constitución que
son transcendentales y el resto solo están para hacer bulto. Pero queda bonito