domingo, 16 de septiembre de 2012

Verguenza, siento verguenza

Creo que el primero de los derechos humanos, aunque no esté recogido formalmente en la Declaración Universal es el de poder comer. Por tanto cualquier cortapisa a los emigrantes económicos es contrario al más elemental sentido de la justicia.

Creo que la Constitución Española en el Capítulo artículo 14 donde dice textualmente: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social” debería decir: en vez de los españoles los residentes en España.

Si después y por lo que voy a exponer a continuación, se me quiere tildar de xenófobo y racista, no me importa. Sé que no lo soy.

Viene este preámbulo y el título a mi indignación ante el ataque, el acoso y el menosprecio a unas trabajadoras, en su doble condición de mujeres y trabajadoras.

El caso es que en las inmediaciones de la Mezquita de la zona de Pere Garau, han tenido que retirar a las controladoras de la ORA por las continuas vejaciones y acoso por un grupo de maleantes que amparándose en una, a su entender libertad de religión manifiestan su intolerable machismo menospreciando y agrediendo a ese colectivo de trabajadoras.

No esperaba ni espero nada del partido gobernante en las instituciones de nuestra C.A., pues ya han demostrado sobradamente su misoginia, su insensibilidad ante los problemas de los trabajadores/as, su arrogancia con las clases más desprotegidas y su sumisión ante los mercados. Por eso mi vergüenza viene dada por la actitud timorata e hipócrita de los partidos de una supuesta izquierda que dice defender la igualdad de género. También siento vergüenza de unos sindicatos que se autodenominan de clase por no salir en una defensa activa de las trabajadoras atropelladas en sus derechos.

No sé si las únicas organizaciones que hasta ahora tienen mis respetos, las que defienden la dignidad de la mujer han empezado a tomar posiciones, pero si no fuese así, perderían mi respeto y estima.

No quiero criminalizar al Islam como doctrina, ya que no es peor en esencia, respecto al tema misógino al resto de las religiones monoteístas de origen semita, pero si culpar al Imam de la Mezquita que no se si alienta esta postura de alguno de sus fieles pero al no  combatirla, se convierte en cómplice de los delitos cometidos por esa banda de delincuentes que asiste a su Mezquita.

Publicado en El Periscopi el 31 08 2012

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